A 45 años del asalto al cuartel de La Moncada, que marcó el inicio de la Revolución Cubana, la isla pasa por una severa y profunda crisis económica, y ahora debe enfrentar la más terrible sequía de este siglo, que afecta ya la producción de alimentos y de bienes agrícolas. Sin embargo, se prepara para hacerle frente a esta nueva e importante pérdida económica (que le costará al país cientos de millones de dólares) para poder alimentarse a pesar de las grandes dificultades, y resiste a los desastres climáticos con la misma decisión con que lo hizo cuando, de repente, se quedó sin mercado para sus productos, sin asistencia económica y sin proveedores de tecnología, sin apoyo político y militar, como consecuencia del derrumbe del llamado socialismo real en la ex Unión Soviética y los países de Europa oriental. Para demostrar su voluntad de buscar apoyo en quienes fueron la base de la revolución y sus principales beneficiarios, el gobierno de la isla pide el respaldo de los cubanos orientales --precisamente los más golpeados ahora por la sequía-- y conmemora el 26 de julio en Santiago de Cuba (capital más pura y dura que la lánguida y sensual Habana, donde otros efectos sociales tiene la crisis por la que pasa no sólo la economía sino también la sociedad) la cuarta década del inicio de ese movimiento.
Cuba es hoy víctima de la adversidad climática y padece todavía los efectos de un injusto e inhumano bloqueo unilateral por parte del que fue su principal mercado, proveedor de capitales y maquinarias antes de la revolución, y sigue siéndolo de manera potencial debido a su poderío económico y su proximidad. A las decenas de miles de millones de dólares de daños causados por esa guerra económica y política, que le quitó fondos para el desarrollo y le provocó enormes gastos improductivos para defenderse, se agregaron los enormes y duraderos efectos nocivos de la aplicación del modelo económico, político y cultural importado de la Unión Soviética cuando Cuba se vio obligada a ligar su suerte a ese país, debido a la agresión y el bloqueo estadunidense.
Hoy, la isla debe encontrar su propio camino en medio de estas terribles dificultades, y hacerlo contando esencialmente con sus propias fuerzas. Mientras preserva a cualquier costo su independencia y derecho a la autodeterminación, debe tratar de salvar, en estas difíciles condiciones, los importantes logros sociales que diferenciaron profundamente a Cuba del curso seguido por los demás países continentales. Hoy, en un nuevo aniversario de una acción revolucionaria que fue casi un acto suicida, dada a la confianza en el futuro y en el pueblo cubano de quienes fueron sus protagonistas, Cuba busca, como Anteo, un contacto salvador con la madre tierra, con el pueblo, para encontrar cómo transitar por la estrecha y difícil vía de su convivencia en la economía capitalista globalizada, preservando, sin embargo, lo esencial de su identidad nacional y de sus aspiraciones sociales.
La historia de los cubanos, tan llena de actos heroicos, encuentra en esta lucha del pueblo contra la adversidad y por la supervivencia, otro ejemplo más de confianza, del mismo heroísmo, de valor y de audacia que el gobierno espera capitalizar para ganar tiempo, en tanto la presión internacional y de la mejor parte de la sociedad estadunidense obligan a Washington a levantar el bloqueo y a abandonar sus intentos de sabotaje a Cuba, como la Ley Helms Burton.