El 23 de julio, en su sexta visita del año a Chiapas, el Presidente de la República reiteró el llamado gubernamental al diálogo directo. Oficialmente, el Ejecutivo asistió a la reunión de avance del Programa de Desarrollo Regional Sustentable de la Selva Lacandona y Marqués de Comillas.
Sin embargo, por el contenido esencial de su discurso pareciera que el propósito fue en realidad contestar personalmente a los comunicados zapatistas. Esto significaría una contradicción con el tono displicente utilizado por el secretario de Gobernación para referirse al subcomandante Marcos como ``un personaje que se dedica a hacer comunicados, nada más'' (Jornada 23-VII, p. 6), quien además ``puede quedarse en la selva los años que quiera'' (Universal 21-VII, p. 20). Si esto es verdad, ¿para qué va el propio Presidente a contestar los comunicados de un hombre que sólo es ``... uno de los problemas'' de Chiapas (Financiero 21-VII, p. 50)?
Una y otra vez, el mandatario ponderó el diálogo y la negociación como el único camino para encontrar soluciones a problemas controvertidos. Declaró que el gobierno de la República es partidario del diálogo y claramente calificó de mentira el hecho de que no se hayan cumplido los acuerdos que se han asumido. Destacó especialmente los acuerdos de San Andrés, en cuyo caso precisó que la obligación del gobierno era enviar al Congreso de la Unión una iniciativa de reformas apoyada en esos documentos. Para el Presidente, este compromiso se ha cumplido con el documento enviado hace unos meses al Legislativo. Subrayó que la iniciativa gubernamental está sustentada en los acuerdos de San Andrés y en una consulta nacional, a la que por cierto llamó ``...una auténtica consulta nacional'', con lo que parece haber descalificado de hecho la propuesta zapatista de convocar a una nueva consulta nacional. Se refirió, al parecer, a la propuesta de la Cocopa como ``...la iniciativa que un grupo de legisladores formuló en consulta con el EZLN''. Como colofón, llamó a los zapatistas a un diálogo directo inmediato.
¿Qué tenemos en este discurso y en el comunicado del EZLN del 21 de julio? Dos posiciones que se declararan a favor de la negociación, que aseguran haber cumplido sus compromisos. Concedamos a ambas el beneficio de la duda sobre lo que afirman; entonces, ¿por qué el diálogo está empantanado?
Para acercarse a la respuesta, cabe hacer las siguientes precisiones y preguntas:
1. La iniciativa gubernamental enviada al Congreso de la Unión no retoma en lo esencial los acuerdos de San Andrés, a decir de notables expertos en el tema.
2. La propuesta de la Cocopa fue elaborada con el consenso del gobierno federal y el EZLN, sobre la base de los propios acuerdos de San Andrés y los documentos presentados por ambas partes. En este sentido, retoma fielmente lo dicho por los documentos firmados el 16 de febrero.
3. La Cocopa no es sólo ``un grupo de legisladores'', es una comisión amparada por una ley y cuyo trabajo siempre se ha apegado a lo que marca ésta. Hasta la fecha, y a decir de ambas partes, sigue siendo un instrumento reconocido por ellas, mencionarlo como un grupo de facto demerita su tarea y su papel.
4. La consulta a la que aludió el Presidente es sin duda válida. Fue, como se dijo en su momento, un ejercicio amplio del que salieron diversos señalamientos; entre ellos se exigió el cambio del artículo 27 constitucional para dejarlo como estaba antes de la reforma hecha en el sexenio pasado. Asimismo, se perfiló un concepto de autonomía más amplio que el contenido en San Andrés. ¿Por qué, entonces, la iniciativa gubernamental, que se dice se basó en dicha consulta, no retomó estos y otros importantes elementos?
5. Más allá de esto, cuando se elaboró aquella primera consulta no se tenía la iniciativa de la Cocopa. El ejercicio democrático requiere refrendos y, en este sentido, ¿cuál es el problema de realizar otra consulta en específico sobre las propuestas existentes en materia de derechos y cultura de los pueblos indígenas?
6. ¿Cómo hacer un diálogo cuándo una de las partes descalifica a la otra y ésta, a su vez, mantiene un cerco militar alrededor de las bases sociales de su contraparte, que son hostigadas y atacadas impunemente por grupos paramilitares?
7. ¿Cómo llevar a cabo un diálogo cuando después de lo sucedido en Ac-teal ni siquiera se reconoce la existencia de los grupos paramilitares? ¿Cómo desarmar algo de lo que no se admite su existencia?
8. ¿Por diálogo directo entendemos un diálogo entre el Presidente de la República y el subcomandante Marcos para allanar definitivamente el camino?