La Jornada 22 de julio de 1998

40% de embarazos no son deseados: ONG

Angeles Cruz Ť El tamaño de un problema: 20 por ciento de las mujeres en edad fértil ha tenido un aborto; por lo menos 40 por ciento de los embarazos no son deseados y terminan en niños rechazados o en abortos inducidos; 29 por ciento de las mujeres tiene más hijos de los que hubiera querido y en los hospitales públicos 25 por ciento de los servicios es para mujeres con complicaciones por abortos mal practicados.

El diagnóstico, de las autoridades del sector salud y de organismos no gubernamentales (ONG), señala lo anterior respecto al problema de salud pública que representa el aborto, cuarta causa de muerte entre la población femenina en México. De acuerdo con la Secretaría de Salud (Ssa), 15 por ciento de los abortos registrados oficialmente son de madres menores de 20 años de edad y cada año en este sector se registran 460 mil embarazos.

Una investigación del Instituto Alan Guttmacher (con sede en Nueva York) asegura que en México de cada 100 mujeres que se provocan un aborto entre 30 y 45 por ciento sufren complicaciones, y sólo entre 20 y 30 por ciento son hospitalizadas para su tratamiento.

Según este organismo, las razones de una mujer para abortar clandestinamente o no, son muy variadas. Entre ellas, pocos recursos económicos, inestabilidad de la pareja o falta de apoyo emocional y económico del hombre, el número de hijos, el miedo al rechazo familiar o social en el caso de madres solteras, que el embarazo sea resultado de violación o incesto o bien que el feto sea anormal.

Polémica con por lo menos 30 años de historia, la del aborto es para las ONG un problema que debe salir al debate en la sociedad y legalizarlo en las mismas condiciones que ya se da en algunos estados del país, sobre todo porque en encuestas realizadas por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), 82 por ciento de la población ha manifestado que únicamente la mujer -y en su caso con su pareja- es quien debe decidir interrumpir o no un embarazo.

Igualmente reconocen que hasta ahora no ha habido las condiciones sociales para discutir abiertamente el tema. Según Marta Lamas, coordinadora de GIRE, persiste el temor de las mujeres a ser señaladas y a ocasionar conflictos familiares por su apoyo a la despenalización del aborto.

Es un problema que se padece en silencio, igual que sus consecuencias, señala y al mismo tiempo destaca que en años recientes ha habido una ``despenalización cultural''. Cada vez más se acepta que sea la mujer la que decida sobre su propio cuerpo.

Respecto a la situación de las mujeres que abortan en México, se sabe por diversos trabajos que 65 por ciento son casadas y 70 por ciento son madres de numerosos hijos. Además, el informe Situación de la Mujer en el Mundo, 1995, de Naciones Unidas señala que 29 por ciento de las mujeres tienen más hijos de los deseados.

Hay otro grupo de mujeres que ante un embarazo no deseado optan por el aborto. Con base en los resultados de la investigación del Instituto Alan Guttmacher, 17 por ciento de los embarazos en México culminan en abortos inducidos.

En cuanto a las cifras sobre la cantidad de mujeres que alguna vez han interrumpido su embarazo, hay variación según la fuente. Así, el Consejo Nacional de Población informó que 17.8 por ciento de las mujeres en edad fértil han realizado esta práctica. En tanto, la investigación El impacto psicosocial del aborto inducido en mujeres mexicanas, de Ana Amuchástegui y Martha Rivas, patrocinada por The Population Council, señala que ``investigadores interesados en la problemática del aborto inducido sugieren que casi una cuarta parte de la población femenina (22.7 por ciento) ha tenido al menos un aborto''.

Agregan que el porcentaje aumenta en los grupos de edad avanzada; lo que implica que del grupo de 45 a 49 años, 34 por ciento ha interrumpido su embarazo al menos en una ocasión.

Del total de embarazos que cada año se registran en nuestro país, entre 40 y 60 por ciento no son deseados por las mujeres y terminan en nacimientos indeseados o abortos inducidos, asegura el Instituto Alan Guttmacher.

Esta misma organización señala que sólo un número reducido de las mujeres que abortan tiene acceso a procedimientos médicos modernos y seguros, pero la mayoría recurre a toda clase de métodos, como los tés, las sustancias comerciales como el jabón, ácidos, sondas, agujas de tejer, ganchos, medicamentos supuestamente abortivos, hasta estrategias violentas como las caídas intencionales y los golpes.

En tanto, las consecuencias de los abortos mal practicados se reflejan en los servicios hospitalarios. La publicación Maternidad sin riesgos en México, del Instituto Mexicano de Estudios Sociales, asegura que cada año se ocupan 600 mil camas por esta causa. En el Instituto Mexicano del Seguro Social el aborto estaba en 1985 entre la segunda y cuarta causa de hospitalización de mujeres. Debido a que las condiciones no han cambiado de entonces a la fecha, señalan las ONG, esta información es vigente.

Mientras, específicamente en el Hospital General de México, en un periodo de cinco años, 25 por ciento de los servicios en ginecología se destinaron a atender complicaciones por aborto, de acuerdo con una investigación realizada por Deyanira González de León y publicada en Revista mujer salud, en 1996.

Todo lo anterior conforma el problema del aborto en México, ilegal y sancionado por el Código Penal. No obstante lo cual, se estima que al año ocurren entre 500 mil y un millón y medio de este tipo de prácticas, según las ONG. De su lado, la información del sector salud indica que entre 200 mil y 850 mil mujeres deciden interrumpir sus embarazos, de las cuales aproximadamente mil 500 mueren por complicaciones de salud posteriores.


La legislación sobre el aborto debe garantizar el derecho a las mujeres de continuar o no el embarazo; tiene que diseñarse para que cada quien resuelva el dilema de manera responsable y no para imponer una solución predeterminada, señalaron representantes de la Red por la Salud de las Mujeres del DF y del Foro Nacional de Mujeres y Política de Población.

Ambas organizaciones subrayaron que la legalización y despenalización del aborto sí es una demanda de la sociedad, y también es el momento propicio para discutir el tema porque los mexicanos ya están lo suficientemente maduros para tomar una decisión. Pero, subrayaron, toca a los legisladores organizar el debate y decidir, pero tomando en cuenta la petición social.

Por su parte, el llamado ideólogo del sector privado, Juan Sánchez Navarro, dijo que antes que pugnar por el aborto en libertad total, la población requiere conocer las normas éticas de esta práctica, y los gobernantes atender la manera de pensar de la población.

Una de las reglas éticas es la prohibición de abortar cuando el método no es ``medicinal'', pues existen otras formas de control natal, señaló ayer en breves declaraciones al final de la instalación del Consejo Consultivo del Turismo en el DF, del que es miembro.

Sobre la posibilidad de hacer una consulta pública, consideró positivo ``que haya una voluntad manifiesta en ese problema tan grave'', pero antes de cualquier votación se tienen que conocer las reglas éticas del caso, insistió.

Aquellos que sostienen que la vida de un nuevo ser empieza desde el momento de la concepción están en lo correcto, pero ``el problema es mucho más de fondo'' y está ligado a aspectos económicos. Por su parte, el jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas dijo que no tiene noticia alguna sobre la posibilidad de realizar una consulta sobre el aborto.

La senadora priísta Elba Esther Gordillo expresó que no son tiempos de tabú. ``No podemos--apuntó-- dejar de discutir asuntos que le interesan a la sociedad, por lo que hablar del aborto implica preguntar si el Estado mexicano está en posibilidad de responsabilizarse de la salud de la mujer en todos los sentidos, porque si vamos a dar libertad para que cada quien haga uso de esta práctica médica o resuelva el problema como pueda, estamos cometiendo una seria irresponsabilidad''.

Agregó que es necesario abordar el tema desde una perspectiva mucho más amplia que decir aborto sí o no. ``Es un tema que se tiene que discutir sin temor ni rubor, pero fundamentalmente estoy por la educación'', agregó y cuestionó: ``Es verdaderamente deplorable que nuestro sistema educativo no contemple eficiente y profesionalmente lo que es educación sexual. Debemos hacer entender y conocer el valor de su cuerpo a los niños y niñas y el uso responsable de éste'', enfatizó. (María Esther Ibarra, Matilde Pérez U. y Ricardo Olayo)