La Jornada 22 de julio de 1998

Proveen visitantes 60% de droga a reos: Tornero

Juan Antonio Zúñiga, Raúl Llanos Samaniego y Humberto Ortiz Ť Sesenta por ciento de la droga que consumen los internos de centros penitenciarios de la ciudad de México es introducida por personas que acuden a las 48 mil visitas que cada semana se realizan en esos lugares, en tanto que el 40 por ciento restante es facilitada por empleados y custodios, reveló Carlos Tornero Díaz, director general de Reclusorios y Centros de Readaptación Social del Distrito Federal.

Hay una estructura organizativa, un entramado de corrupción que impide el avance limpio y sostenido, además de que propicia el tráfico de drogas, bebidas alcohólicas y prostitución, planteó el funcionario ante los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, a la que acudió para hablar acerca de los obstáculos que se enfrentan en el cumplimiento cabal de las recomendaciones emitidas por el ombudsman capitalino, en particular la 16/95.

El director general de Reclusorios informó que esta recomendación ha sido cumplida en 70 por ciento y que, en el transcurso de los 228 días de su gestión, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal ha enviado 631 quejas, de las cuales se han resuelto 597, es decir, 94.6 por ciento.

Tornero Díaz, quien manifestó en sus respuestas a los diputados locales que se libra una lucha desigual contra el crimen organizado, sostuvo que los reclusorios y la penitenciaría de la ciudad de México no son una ínsula en la sociedad, sino que como parte de ella viven los mismos problemas.

``Si en los reclusorios hay droga, también la hay en las universidades, la hay en las escuelas, he leído que la hay en las primarias, la hay en los centros de diversión, la hay en las reuniones diversas, etcétera'', expuso el funcionario del gobierno capitalino.

De una manera similar conceptualizó la existencia de la corrupción y el crimen organizado dentro y fuera de los reclusorios. Dijo: ``En los reclusorios, estoy totalmente de acuerdo y lo lamento, existe ese principio de corrupción, pero existe el principio de corrupción que se deriva de una condición de corrupción que tiene que ser vista ampliamente, universalmente y extramuros. Es decir, la corrupción no es estigma de los reclusorios. La corrupción se extiende a muchísimos otros ámbitos y también existe en los reclusorios''.

Más adelante, Tornero Díaz puntualizó: ``La corrupción es consecuencia de la organización del crimen y el crimen organizado nos invade fuera de los muros de las prisiones y dentro de los muros de las prisiones''.

Dentro de los reclusorios, ``debo advertir y lo puedo demostrar'' -sostuvo--la corrupción depende de tres factores: ``Los internos, los empleados y los asistentes''.

Carlos Tornero fue amplio en sus respuestas. Sugirió que en su opinión es excesivo que los internos puedan recibir visitas cuatro días a la semana, que es necesario mejorar los sistemas de detección de armas y de droga y planteó que los promotores de la droga, el alcohol y la prostitución en las prisiones de la capital obtienen ``ganancias inconmensurables que no están dispuestos a abandonar''.

En su oportunidad, la diputada de mayor edad en la Asamblea Legislativa, Esveida Bravo, vicepresidenta de la Comisión de la Juventud, también fue directa y contundente.

--Señor director -inquirió la legisladora del Partido Verde Ecologista--si la corrupción persiste en los centros penitenciarios que usted dirige ¿renunciaría usted a su cargo por incompetencia?

--Dependiendo de por qué perdurara esa corrupción. Si dependiera de negligencia, incapacidad o ignorancia de mi parte, si. Si dependiera de factores que superan mi capacidad de atribución personal, no. Seguiría luchando contra ello -respondió el funcionario.

Al término de la sesión de trabajo, reporteros y camarógrafos intentaron abordar al director general de reclusorios, quien molesto se negó primero a dar respuestas a la lluvia de preguntas y finalmente respondió a una sobre la multiplicación de asesinatos en las prisiones. Suceden como en cualquier colonia, dijo y salió entre empellones de su cuerpo de seguridad y periodistas por el sótano de las instalaciones legislativas.

Mientras esto sucedía en el Zócalo capitalino, dos bandas que se disputan el control de las drogas al interior del Reclusorio Norte, desarrollaban un cruento enfrentamiento que dejó muerto a golpes y heridas de arma punzocortante al interno Alberto Díaz Balderas.

Según reportes desde el interior del penal, todo comenzó a eso de las 14:00 horas, durante el horario de visita, en el dormitorio seis con la gente de Servando, peligroso delincuente que por lo menos lleva tres cambios de penal por su rijosidad. Ya había pique con la gente de ``El Bagui'', otro criminal conocido en las cárceles capitalinas y actualmente confinado en el módulo de máxima seguridad del Reno, y el Jasso, principal distribuidor de drogas. La situación era tensa desde hace varias semanas pero, de acuerdo con informes recabados, ninguna autoridad actuó para evitar la confrontación. ``La violencia es algo común aquí adentro'', aseguran fuentes al interior del penal.