La Jornada martes 21 de julio de 1998

Alberto Aziz Nassif
Confianza hecha añicos

Después de varios meses de silencio, el EZLN en voz del subcomandante Marcos, emite un largo texto: ``México 1998. Arriba y abajo: máscaras y silencios'' (Perfil de La Jornada, 17/7/98). Estilo literario y análisis político vuelven de nuevo al escenario. Se trata de un texto complejo, tiene un balance del modelo económico, del papel del Estado mexicano, del conflicto de Chiapas y de la estrategia del gobierno zedillista en Chiapas.

En un ejercicio de análisis se puede descomponer el texto en varias partes, e incluso se pueden leer de forma separada, o estar de acuerdo con algunas secciones y argumentos y, al mismo tiempo, no compartir otras.

Marcos hace un análisis del gobierno zedillista y del proyecto económico, el cual es severamente criticado por el empobrecimiento que ha generado y por los cambios en el Estado mexicano, como la pérdida de la soberanía nacional y el desmantelamiento de sus bases. Las estrategias argumentativas fijan muy claramente los temas, por ejemplo, en la parte que habla de las máscaras y los silencios se construye el tema del olvido y el borramiento; la violencia recubierta del estado de derecho; la modernidad como máscara de la destrucción del Estado nacional; la macroeconomía como la otra cara del empobrecimiento social; la traición como estrategia.

Una de las partes más elocuentes es la de las siete víctimas de la estrategia gubernamental: la paz, el diálogo, los indígenas, la sociedad civil nacional e internacional, la soberanía, el tránsito a la democracia, las comisiones de Concordia y de Intermediación (Cocopa y Conai).

Con este comunicado, que anuncia, tal vez, otra Declaración de la Selva Lacandona, se establece lo que el EZLN piensa del gobierno, de su estrategia y de sus métodos. El tono es fuerte en contra del gobierno. En síntesis, hay una definición política de los zapatistas: al no cumplir los acuerdos, Zedillo ``hizo añicos la confianza hacia su gobierno. Sin la confianza, es imposible llegar a acuerdos. Y si no es para llegar a acuerdos, ¿para qué se dialoga?''. El silencio del EZLN se ha roto, pero sólo para confirmar lo que era previsible: los zapatistas no tienen confianza en el gobierno y el clima de violencia que predomina en la región difícilmente podría propiciar un nuevo acercamiento. En cierta forma, el zapatismo está bajando la cortina ante la falta de condiciones para un nuevo acercamiento.

Si la verdadera estrategia del gobierno era lograr un diálogo directo con los zapatistas, ha fracasado; si por el contrario, se trató de un juego perverso de dobles lenguajes, hablar de paz y simultáneamente hacer una guerra de baja intensidad con ataques sistemáticos a los territorios del EZLN, entonces ha tenido éxito. Lo cierto es que en ambos casos la paz en Chiapas está, desafortunadamente, casi cancelada por lo que resta de este sexenio. Lo cual era ya sabido y el texto zapatista sólo confirma. Sin embargo, las inercias de la guerra y la estrategia de combate al zapatismo van a seguir su curso. Todo indica que en los próximos dos años se podrá abonar poco al terreno de la paz y el diálogo, y ya nada garantiza que las situaciones de violencia no sigan su ritmo y sus inercias, lo cual es muy grave porque la contabilidad de la muerte seguirá creciendo.

En estos momentos de 1998, cuando las otras partes de la pesada agenda nacional se empiezan a complicar, como la economía y la inseguridad pública, hay signos preocupantes de que los actores políticos se van a polarizar, como de hecho está pasando en estos días entre el gobierno y el PRD por el Fobaproa. Con el cálculo de la sucesión presidencial como referente, los actores políticos se cuidarán mucho de no abonarle las cuentas a los adversarios, lo cual implica que podríamos estar al final del tiempo político en el cual se pueden todavía hacer pactos y acuerdos para garantizar una sucesión presidencial civilizada. En este contexto el texto del subcomandante Marcos es una pieza que define la posición del zapatismo y la situación del país de forma muy crítica. México a la mitad de 1998, vive los problemas de un final de sexenio adelantado y con todas las piezas sueltas para la incertidumbre.