La iniciativa de Cocopa, a consulta nacional: EZLN
Hermann Bellinghausen Ť Los pueblos indígenas, en el centro del debate nacional. ``Sin ellos no hay futuro alguno como nación'', afirma el EZLN en su V Declaración de la Selva Lacandona, y anuncia una ``consulta nacional en todos los municipios del país'' sobre la iniciativa de ley indígena de la Comisión de Concordia y Pacificación, derivada de los acuerdos de San Andrés.
Para realizar ``directamente y en todo México'' dicha consulta, el CCRI-CG del EZLN da a conocer que su organización ``enviará una delegación propia a cada uno de los municipios'' de la República para ``explicar'' la iniciativa y ``participar en la realización de la consulta''.
En una convocatoria vasta e incluyente de los rebeldes, la declaración emplaza a los pueblos indios de todo México, a la sociedad civil nacional y sus organizaciones, al Congreso de la Unión y en especial a la Cocopa, así como a los partidos políticos, a apoyar esta consulta; se pedirá lo mismo al Congreso y que ``mande obedeciendo''.
``No habrá transición a la democracia ni reforma del Estado ni solución real a los principales problemas de la agenda nacional sin los pueblos indios. Con los indígenas es necesario y posible un país mejor y nuevo'', afirma este llamado ``a luchar por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y por el fin de la guerra de exterminio''.
A la Cocopa, el EZLN le dice: ``Es hora de responder a la confianza que en esta comisión depositaron no sólo los pueblos indios que acudieron a la mesa de San Andrés, también el pueblo todo que exige el cumplimiento de la palabra empeñada, el alto a la guerra y la paz necesaria''.
Al señalar que es la hora de todos, ``el tiempo de que hable la paz'', el EZLN afirma que el diálogo y la negociación tienen tres grandes enemigos que deben ser derrotados: la ausencia de mediación, la guerra y el incumplimiento de los acuerdos.
Ratifica también su apoyo a la ``ley Cocopa'' y acusa al gobierno de ``destruir con su guerra a la Comisión Nacional de Intermediación'', a la que llama ``el único puente que había para el diálogo'', con lo que ``provocó el surgimiento de una interrogante: ¿mediación nacional o internacional?''
En el documento, con la rúbrica del subcomandante Marcos, se agrega que ``el diálogo y la negociación tendrán permanencia, viabilidad y constancia'' cuando se restituyan confianza y credibilidad.
Al afirmar que los rebeldes resisten y siguen, el EZLN asienta que ``ha logrado sobrevivir como organización a una de las ofensivas más feroces que en su contra se han desatado. Conserva intacta su capacidad militar, ha expandido su base social y se ha fortalecido políticamente al evidenciarse la justeza de sus demandas. Se ha reforzado el carácter indígena del EZLN y sigue siendo un importante impulsor de la lucha por los derechos de los pueblos indios. Los indígenas son hoy actores nacionales y sus destinos y planteamientos forman parte de la discusión nacional''.
Los caminos del silencio
Después de una reivindicación del carácter indígena de su movimiento, de sus demandas, de la palabra por ellos empeñada y de su silencio, los zapatistas recuerdan que dialogaron con el gobierno obedeciendo a la sociedad civil, que así se los pidió, y se llegó ``a acuerdos que significarían el inicio de la paz'' en sus tierras.
Se dice en el documento zapatista: ``Los acuerdos de San Andrés no fueron producto de la voluntad única de nosotros ni nacieron solos. A San Andrés llegaron representantes de todos los pueblos indios de México''. Y prosigue: ``Pero el supremo gobierno faltó a su palabra e incumplió el primer acuerdo fundamental al que habíamos llegado: el reconocimiento de los derechos indígenas''.
El EZLN enumera: ``Desde entonces, la guerra en contra nuestra y de todos los pueblos indios ha seguido; desde entonces, las mentiras han crecido; desde entonces se ha engañado al país y al mundo entero simulando la paz y haciendo la guerra contra los indígenas; desde entonces se ha tratado de olvidar el incumplimiento de la palabra gubernamental y se ha querido ocultar la traición que gobierna las tierras mexicanas''.
Si en 1994 el EZLN se presentó diciendo ``hoy decimos ¡basta!'', en una declaración de guerra, en 1998 dice: ``Hoy decimos: ¡Aquí estamos! ¡Resistimos!, en la que resulta una declaración de paz. Ha pasado ya el tiempo en que la guerra del poderoso habló, no dejamos que hable más''.
En la parte inicial de esta declaración, al calce de las palabras finales del Popol Vuh, el EZLN hermana la resistencia de siglos de los pueblos indios con la suya: ``Para resistir la muerte y la mentira que caminaban el paso del poderoso, ahora del silencio hicimos arma, y guardando la palabra, volvimos adentro de nuestros corazones para encontrar de la razón la fuerza y el camino, y así crecernos de nuevo''.
Las comunidades zapatistas aprendieron y enseñaron que ``se puede pelear y ganar... callando''.
Así como el silencio ``desnudó al poderoso'' y exhibió las contradicciones internas del gobierno (que ``no es uno ni es unánime la vocación de muerte que su jefe luce''), también se vio el sufrimiento de las comunidades. ``Vimos a decenas de los nuestros enfrentarse con manos y uñas contra miles de armas modernas, los vimos caer presos, los vimos levantarse dignos y dignos resistir''. También cayeron presos miembros de la sociedad civil ``por estar cerca de los indígenas y por creer que la paz tiene que ver con el arte, la educación y el respeto''.
Ante la irritación del gobierno, que tras el silencio golpeó a los que no tienen el mismo camino de los zapatistas ``pero levantan idénticas banderas'', la quinta declaración apunta: ``Vimos al gobierno pegar a todos y queriendo fuerzas restar, sumar enemigos lo vimos''.
De la iniciativa gubernamental de ley indígena, se asienta que ``esa propuesta nos quiere romper en pedazos, nos quiere quitar nuestra historia'', ``borra'' los acuerdos de San Andrés y ``trae la división y la ruptura de la mano, destruye puentes y borra esperanzas''.
Y dicen los zapatistas: ``Vimos que no peleando peleábamos''.
La hora de todos
``Es hora de los pueblos indios, de la sociedad civil y del Congreso de la Unión'', asegura el EZLN para lanzar la convocatoria de su V Declaración de la Selva Lacandona.
De esta manera, llama a los pueblos indios del país ``a que sigan luchando'', ya que ``somos la raíz de la nación, su fundamento digno, su presente de lucha, su futuro incluyente'', y convoca concretamente al Congreso Nacional Indígena a participar ``en la tarea de consultar a todos los mexicanos sobre la iniciativa de ley de la Cocopa''.
Enseguida insta a los campesinos, obreros, maestros, estudiantes, profesionistas, religiosos, periodistas, colonos, comerciantes, deudores, artistas, intelectuales, discapacitados, homosexuales, seropositivos y discreto etcétera, a participar y a apoyar la consulta.
``Esta es la hora del Congreso de la Unión'', se afirma en el documento, mediante el que se llama a diputados y senadores de todos los partidos ``a legislar en beneficio de todos los mexicanos, a que manden obedeciendo, a que cumplan su deber apoyando la paz y no la guerra''. En fin, los convoca ``a que pasen a la historia nacional como un Congreso que dejó de obedecer y servir a uno, y cumplir con su obligación de obedecer y servir a todos''.
La declaración zapatista pone en manos de la Cocopa ``cumplir lo que el gobierno se niega'' a realizar, crear condiciones para la convivencia pacífica y ``hacer cumplir realmente la ley dictada para el diálogo y la negociación en Chiapas''.
De manera directa, el EZLN anuncia que ``en su oportunidad y públicamente'', se dirigirá a las direcciones nacionales de los partidos políticos en México ``para que otorguen todo el apoyo necesario a esta consulta nacional''.
Saliendo al paso de ``rumores y mentiras sobre divisiones y rupturas internas en los zapatistas'', y a las acusaciones gubernamentales de intolerancia, intransigencia, debilidad y claudicación, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional informa que enviará una delegación a cada uno de los más de 2 mil municipios de la República, que habrá de significar una movilización nacional de gran alcance.
Al cabo de cuatro meses de silencio y resistencia aguda, los zapatistas se zafan del incumplimiento oficial de los acuerdos, de las provocaciones de guerra y las maniobras de compra de conciencia que responden a la contrainsurgencia. Declaran, en resumidas cuentas, que ``esta es la hora de la lucha por los derechos de los pueblos indios, como un paso a la democracia, la libertad y la justicia para todos''.
El Congreso Nacional Indígena (CNI) afirmó que la V Declaración de la Selva Lacandona constituye ``la única iniciativa de paz auténtica y visible hasta el momento'', y exigió al gobierno federal garantizar las libertades de tránsito, expresión y asociación de todos los mexicanos, para poder llevar adelante la consulta nacional sobre la iniciativa de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y por el fin de la guerra de exterminio, tal como lo propuso ayer el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
El CNI respondió que trabajará con la delegación rebelde designada para que pueda llegar a todos los municipios del país, exponer y explicar su contenido y llevar a cabo la consulta con la participación de todos los mexicanos.
En un comunicado de cuatro puntos, la Comisión de Seguimiento del CNI anunció que ``diseñará sus propias estrategias para participar en esta importante iniciativa de paz'', y convocó a la ``sociedad civil y a las autoridades democráticas a organizarse para que asuman con responsabilidad el compromiso de constituir una paz con libertad, justicia y democracia''.
En su escrito de una cuartilla enviado a la prensa, se agrega que en esa responsabilidad se trata de ``detener la guerra de exterminio, la violencia institucionalizada y la sumisión política, económica y social que se pretende imponer como parte de la vida cotidiana''.
En la respuesta del CNI a la V Declaración de la Selva Lacandona destacó que la propuesta zapatista se encauza hacia el diálogo y la negociación como el camino para resolver la grave situación de los pueblos indígenas de Chiapas y de todo México, dentro ``de la escalada de violencia institucional emprendida por los gobiernos federal y estatal, y grupos paramilitares''.
Sobre el documento del EZLN, el CNI apuntó que ``abre una nueva ventana hacia una paz verdadera y duradera'', al señalar los aspectos que deben resolverse en ese proceso: la mediación en el conflicto, el fin a la guerra de exterminio emprendida por el gobierno y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
Por su parte, el dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Alvaro López, afirmó que esa organización colaborará con el CNI, ya que la propuesta de la quinta declaración ``es un paso importante para allegar a la iniciativa de Cocopa una mayor legitimación, con el consenso de un documento que ya había sido pactado con varios sectores y el cual el gobierno federal rechazó de manera unilateral. De esa forma, a partir de la consulta el Ejecutivo no tendrá duda sobre su contenido y sus alcances.
``Si el EZLN convocó a la sociedad, contará con nosotros, con UNTA, que tiene en su seno integrantes indígenas. Además, como diputado y como dirigente haré extensiva esa sugerencia al Movimiento 10 de Abril y el Congreso Agrario Permanente, así como a agrupaciones amigas.''
En contestación a la convocatoria del EZLN para que todos los mexicanos manifiesten su opinión en torno a la iniciativa de ley de la Cocopa, el dirigente del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, Agustín Rodríguez, manifestó la ``disponibilidad'' de esa organización para participar en el proceso. ``En la búsqueda de la paz en Chiapas es necesario involucrar a toda la población, y qué mejor que se pida la colaboración de los sectores organizados''.
Como presidente colegiado de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Rodríguez propondrá en el pleno de la comisión ejecutiva que esa central participe en la eventual consulta, ``porque el sector obrero puede ser uno de los factores que contribuyan a la solución del conflicto''.
A su vez, el dirigente del Seguro Social, Antonio Rosado, apuntó que aunque todos los trabajadores se han declarado en contra de la explotación y la injusticia en Chiapas, corresponde a otras instancias el debate preciso de la iniciativa de la Cocopa.
``En la UNT hemos hablado en contra de la marginación, la pobreza y la iniquidad, pero no nos atreveríamos a participar en un foro de consulta, no somos los indicados; sería como si diéramos al subcomandante Marcos nuestros contratos colectivos para que los revise'', expresó. (Martha García, Fabiola Martínez)
Alonso Urrutia Ť La nueva propuesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) abre un espacio para la paz y una ``esperanza'' para alcanzar una salida pacífica al conflicto chiapaneco, consideraron integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa).
Para el vocero en turno de la comisión, el panista Félix de Jesús Vicencio, sólo falta ahora que el gobierno muestre una real voluntad política para concretar el diálogo, ``pues hay que tener claro que ni la Cocopa ni la sociedad civil pueden sustituir lo que corresponde hacer al Ejecutivo federal''.
Para el diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Gilberto López y Rivas, es fundamental que el EZLN haya retomado la iniciativa política en el conflicto chiapaneco, (lo) que demuestra que el largo silencio no lo ha desgastado. Es un comunicado oportuno que echa por tierra las pretensiones gubernamentales, rumores y filtraciones de inteligencia militar que pretendían hacer ver a un Ejército Zapatista proclive a una salida violenta, señaló.
De su lado, el priísta Francisco Javier Gil reconoció que lo fundamental es que ahora ambas partes --gobierno y EZLN-- ``están hablando de buscar la paz y eludir la guerra''.
La denominada V Declaración de la Selva Lacandona fue bien recibida por los integrantes de Cocopa, que hoy al mediodía habrán de analizarla en el contexto de sus reuniones periódicas para buscar avances en el proceso de distensión del conflicto chiapaneco.
El vocero de la Cocopa dijo que el comunicado es promisorio porque evidencia que el EZLN apuesta por la paz. En tal sentido dijo: ``Nosotros podríamos buscar un acercamiento con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional para conocer su propuesta sobre la consulta''.
Sin embargo, apuntó que es claro que se tendrían que ponderar no sólo la iniciativa de la Cocopa sino también el resto de proyectos que ya tiene el Congreso para buscar los más amplios consensos e involucrar al mayor número de actores posibles.
No obstante, el panista destacó que el EZLN ``podría tener recelos porque ya en una ocasión el gobierno le hizo una trastada, por eso más allá de los esfuerzos de la Cocopa y la sociedad civil debe quedar claro que la voluntad del gobierno es insustituible, pues sólo él puede cumplir los compromisos. Que no haya ilusos para que no haya desilusionados''.
A su vez, el priísta Francisco Javier Gil dijo que a reserva de analizar más profundamente el comunicado de Marcos, indudablemente que ``abre la posibilidad de trabajo de la Cocopa para sentar a las partes a dialogar. Ojalá podamos sentarnos con el EZLN para juzgar integralmente la propuesta y propiciar el diálogo''.
Agregó que ahora habría que analizar las dos propuestas, tanto del gobierno como de los zapatistas, para reanudar los esfuerzos por la pacificación en Chiapas. ``Ya están las dos partes hablando de paz, ojalá y podamos ser consecuentes para eliminar las piedritas en el camino''.
Por su parte, el diputado perredista Gilberto López y Rivas consideró alentadora la propuesta de Marcos porque, entre otros aspectos, es una respuesta puntual a aquellos sectores del gobierno que pretendían empujar por la línea dura y apoyaban la desaparición de la Cocopa. ``Es un mentís para quienes públicamente apoyaban a la Cocopa pero en privado la cuestionaban y descalificaban''.
López y Rivas consideró viable la consulta propuesta por Marcos, aunque habría que analizar la forma de enriquecer incluso el proyecto de ley elaborado por la Cocopa, pues ya existen antecedentes en la elaboración de la ley en Oaxaca.
El perredista destacó la importancia que tienen para el proceso de pacificación los acuerdos de San Andrés. ``Es un punto nodal en el conflicto en Chiapas: si no hay cumplimiento a dichos acuerdos, no podemos hablar de un programa de distensión''.
Destacó que el comunicado otorga un papel relevante a la Cocopa. Esto representa que el EZLN retoma la iniciativa política en el proceso de pacificación en Chiapas y confronta esa tentativa oficial de hacerlo pasar como una opción de guerra.
V DECLARACION DE LA SELVA LACANDONA
Hoy decimos: ¡Aquí estamos! ¡Resistimos!
``Nosotros somos los vengadores de la muerte.
Nuestra estirpe no se extinguirá mientras
haya luz en el lucero de la mañana''
Popol Vuh
Hermanos y hermanas.
No es nuestra la casa del dolor y la miseria. Así nos la ha pintado el
que nos roba y engaña.
No es nuestra la tierra de la muerte y la angustia.
No es nuestro el camino de la guerra.
No es nuestra la traición ni tiene cabida en nuestro paso el
olvido.
No son nuestros el suelo vacío y el hueco cielo.
Nuestra es la casa de la luz y la alegría. Así la nacimos, así la
luchamos, así la creceremos.
Nuestra es la tierra de la vida y la esperanza.
Nuestro el camino de la paz que se siembra con dignidad y se cosecha
con justicia y libertad.
I. La resistencia y el silencio
Hermanos y hermanas.
Nosotros entendemos que la lucha por el lugar que merecemos y necesitamos en la gran Nación mexicana, es sólo una parte de la gran lucha de todos por la democracia, la libertad y la justicia, pero es parte fundamental y necesaria. Una y otra vez, desde el inicio de nuestro alzamiento el 1 de enero de 1994, hemos llamado a todo el pueblo de México a luchar juntos y por todos los medios, por los derechos que nos niegan los poderosos. Una y otra vez, desde que nos vimos y hablamos con todos ustedes, hemos insistido en el diálogo y el encuentro como camino para andarnos. Desde hace más de cuatro años nunca la guerra ha venido de nuestro lado. Desde entonces siempre la guerra ha venido en la boca y los pasos de los supremos gobiernos. De ahí han venido las mentiras, las muertes, las miserias.
Consecuentes con el camino que ustedes nos pidieron andar, dialogamos con el poderoso y llegamos a acuerdos que significarían el inicio de la paz en nuestras tierras, la justicia a los indígenas de México y la esperanza a todos los hombres y mujeres honestos del país.
Estos acuerdos, los Acuerdos de San Andrés, no fueron producto de la voluntad única de nosotros, ni nacieron solos. A San Andrés llegaron representantes de todos los pueblos indios de México, ahí estuvo su voz representada y planteadas sus demandas. Estuvo brillando su lucha que es lección y camino, habló su palabra y su corazón definió.
No estuvieron solos los zapatistas en San Andrés y sus acuerdos. Junto y detrás de los pueblos indios del país estuvieron y están los zapatistas. Como ahora, entonces sólo fuimos parte pequeña de la gran historia con rostro, palabra y corazón del náhuatl, paipai, kiliwa, cúcapa, cochimi, kumiai, yuma, seri, chontal, chinanteco, pame, chichimeca, otomí, mazahua, matlazinca, ocuilteco, zapoteco, solteco, chatino, papabuco, mixteco, cuicateco, triqui, amuzgo, mazateco, chocho, izcateco, huave, tlapaneco, totonaca, tepehua, popoluca, mixe, zoque, huasteco, lacandón, maya, chol, tzeltal, tzotzil, tojolabal, mame, teco, ixil, aguacateco, motocintleco, chicomucelteco, kanjobal, jacalteco, quiché, cakchiquel, ketchi, pima, tepehuán, tarahumara, mayo, yaqui, cahita, ópata, cora, huichol, purépecha y kikapú.
Como entonces, hoy seguimos caminando junto a todos los pueblos indios en la lucha por el reconocimiento de sus derechos. No como vanguardia ni dirección, sólo como parte.
Nosotros cumplimos nuestra palabra de buscar la solución pacífica.
Pero el supremo gobierno faltó a su palabra e incumplió el primer acuerdo fundamental al que habíamos llegado: el reconocimiento de los derechos indígenas.
A la paz que ofrecíamos, el gobierno opuso la guerra de su empecinamiento.
Desde entonces, la guerra en contra nuestra y de todos los pueblos indios ha seguido.
Desde entonces, las mentiras han crecido.
Desde entonces se ha engañado al país y al mundo enteros simulando la paz y haciendo la guerra contra todos los indígenas.
Desde entonces se ha tratado de olvidar el incumplimiento de la palabra gubernamental y se ha querido ocultar la traición que gobierna las tierras mexicanas.
II. Contra la guerra, no otra guerra sino la misma resistencia digna y silenciosa
Mientras el gobierno descubría a México y al mundo su voluntad de muerte y destrucción, los zapatistas no respondimos con violencia ni entramos a la siniestra competencia para ver quién causaba más muertes y dolores a la otra parte.
Mientras el gobierno amontonaba palabras huecas y se apresuraba a discutir con un rival que se le escabullía continuamente, los zapatistas hicimos del silencio un arma de lucha que no conocía y contra la que nada pudo hacer, y contra nuestro silencio se estrellaron una y otra vez las punzantes mentiras, las balas, las bombas, los golpes. Así como después de los combates de enero de 94 descubrimos en la palabra un arma, ahora lo hicimos con el silencio. Mientras el gobierno ofreció a todos la amenaza, la muerte y la destrucción, nosotros pudimos aprendernos y enseñarnos y enseñar otra forma de lucha, y que, con la razón, la verdad y la historia, se puede pelear y ganar... callando.
Mientras el gobierno repartía sobornos y mentía apoyos económicos para comprar lealtades y quebrar convicciones, los zapatistas hicimos de nuestro digno rechazo a las limosnas del poderoso un muro que nos protegió y más fuertes nos hizo.
Mientras el gobierno mostraba señuelos con riquezas corruptas e imponía el hambre para rendir y vencer, los zapatistas hicimos de nuestra hambre un alimento y de nuestra pobreza la riqueza del que se sabe digno y consecuente.
Silencio, dignidad y resistencia fueron nuestras fortalezas y nuestras mejores armas. Con ellas combatimos y derrotamos a un enemigo poderoso pero falto de razón y justicia en su causa. De nuestra experiencia y de la larga y luminosa historia de lucha indígena que nos heredaron nuestros antepasados, los habitantes primeros de estas tierras, retomamos estas armas y convertimos en soldados nuestros silencios, la dignidad en luz, y en muralla nuestra resistencia.
No obstante que, en el tiempo que duró este nuestro estar callado, nos mantuvimos sin participar directamente en los principales problemas nacionales con nuestra posición y propuestas; aunque el silencio nuestro le permitió al poderoso nacer y crecer rumores y mentiras sobre divisiones y rupturas internas en los zapatistas, y trató de vestirnos con el traje de la intolerancia, la intransigencia, la debilidad y la claudicación; pese a que algunos se desanimaron por la falta de nuestra palabra y que otros aprovecharon su ausencia para simular ser voceros nuestros, a pesar de estos dolores y también por ellos, grandes fueron los pasos que adelante nos anduvimos y vimos.
Vimos que ya no pudieron mantener callados a nuestros muertos, muertos hablaron los muertos nuestros, muertos acusaron, muertos gritaron, muertos se vivieron de nuevo. Ya no morirán jamás los muertos nuestros. Estos muertos nuestros siempre nuestros y siempre de los todos que se luchan.
Vimos a decenas de los nuestros enfrentarse con manos y uñas contra miles de armas modernas, los vimos caer presos, los vimos levantarse dignos y dignos resistir. Vimos a miembros de la sociedad civil caer presos por estar cerca de los indígenas y por creer que la paz tiene que ver con el arte, la educación y el respeto. Les vimos, ya moreno su corazón de lucha y ya hermanos nuestros los vimos.
Vimos a la guerra venir de arriba con su estruendo y vimos que pensaron que responderíamos y ellos harían el absurdo de convertir nuestras respuestas en argumentos para aumentar su crimen. Y trajo la guerra el gobierno y no obtuvo respuesta alguna, pero su crimen siguió. Nuestro silencio desnudó al poderoso y lo mostró tal y como es: una bestia criminal. Vimos que nuestro silencio evitó que la muerte y la destrucción crecieran. Así se desenmascararon los asesinos que se esconden tras los ropajes de lo que ellos llaman el ``estado de derecho''. Arrancado el velo tras el que se escondían, aparecieron los tibios y pusilánimes, los que juegan con la muerte por ganancias, los que ven en la sangre ajena una escalera, los que matan porque al matador aplauden y solapan. Y el que gobierna se despojó de su último e hipócrita ropaje. ``La guerra no es contra los indígenas'', dijo mientras perseguía, encarcelaba y asesinaba indígenas. Su propia y personal guerra lo acusó de asesino mientras nuestro silencio lo acusaba.
Vimos al poderoso gobierno irritarse al no encontrar ni rival ni rendición, lo vimos entonces volverse contra otros y golpear a los que no tienen el mismo camino que nosotros pero levantan idénticas banderas: líderes indígenas honestos, organizaciones sociales independientes, mediadores, organismos no gubernamentales consecuentes, observadores internacionales, ciudadanos cualquiera que quieren la paz. Vimos a todos estos hermanos y hermanas ser golpeados y los vimos no rendirse. Vimos al gobierno pegar a todos y, queriendo fuerzas restar, sumar enemigos lo vimos.
Vimos también que el gobierno no es uno ni es unánime la vocación de muerte que su jefe luce. Vimos que dentro tiene gente que quiere la paz, que la entiende, que necesaria la ve, que la mira imprescindible. Callados nosotros, vimos que otras voces dentro de la máquina de guerra hablaron para decir no a su camino.
Vimos al poderoso desconocer su propia palabra y mandar a los legisladores una propuesta de ley que no resuelve las demandas de los más primeros de estas tierras, que la paz aleja, y que defrauda las esperanzas de una solución justa que acabe con la guerra. Lo vimos sentarse a la mesa del dinero y ahí anunciar su traición y buscar el apoyo que los de abajo le niegan. Del dinero recibió el poderoso aplausos, oro, y la orden de acabar con los que hablan montañas. ``Que mueran los que tengan que morir, miles si es necesario, pero que se acabe ese problema'', así habló el dinero al oído del que dice que gobierna. Vimos que esa propuesta incumplía con lo ya reconocido, con nuestro derecho a gobernar y a gobernarnos como parte de esta Nación.
Vimos que esa propuesta nos quiere romper en pedazos, nos quiere quitar nuestra historia, nos quiere borrar la memoria, y olvida la voluntad de todos los pueblos indios que se hizo colectiva en San Andrés. Vimos que esa propuesta trae la división y la ruptura de la mano, destruye puentes y borra esperanzas.
Vimos que a nuestro silencio se sumó la voluntad de gentes y personas buenas que, en los partidos políticos, levantaron voz y fuerza organizada en contra de la mentira, y así parar se pudo la injusticia y la simulación que se pretendían como ley constitucional de derechos indios y no era mas que ley para la guerra.
Vimos que, callando, mejor podíamos escuchar voces y vientos de abajo, y no sólo la ruda voz de la guerra de arriba.
Vimos que callando nosotros, el gobierno sepultó la legitimidad que dan la voluntad de paz y la razón como ruta y paso. El hueco de nuestra palabra ausente señaló la vacía y estéril palabra del que mandando manda, y se convencieron otros que no nos escuchaban y que con desconfianza nos miraban. Así, en muchos se afirmó la necesidad de la paz con la justicia y la dignidad como apellidos.
Vimos a esos todos que son los otros como nosotros, buscarse y buscar otras formas para que la paz volviera al terreno de las posibles esperanzas, construir y lanzar iniciativas los vimos, los vimos crecerse. Los vimos llegar hasta nuestras comunidades con ayuda haciéndonos saber que no estamos solos. Los vimos protestar marchando, firmando cartas, desplegados, pintando, cantando, escribiendo, llegando hasta nosotros. Los vimos también proponer diálogo con ellos, el verdadero, no el que se simula por la voluntad del poderoso. Vimos también que algunos fueron descalificados por la intolerancia de quienes más tolerantes ser debieran.
Vimos a otros que antes no vimos. Vimos que la lucha por la paz sumó ella, y no nosotros, a gentes nuevas y buenas, hombres y mujeres que, pudiendo optar por el cinismo y la apatía, eligieron el compromiso y la movilización.
A todos en silencio vimos, en silencio saludamos nosotros a los que buscaron y abrieron puertas, y en silencio les construimos esta respuesta.
Vimos a hombres y mujeres nacidos en otros suelos sumarse a la lucha por la paz. Vimos a unos desde sus propios países tender el largo puente del ``no están solos'', los vimos movilizarse y repetir el ``¡Ya basta!'', primero los vimos imaginar y realizar reclamos de justicia, marchar como quien canta, escribir como quien grita, hablar como quien marcha. Vimos todos esos destellos rebotar en los cielos y llegar a nuestras tierras con todos los nombres con los que José se nombra, con los rostros de los todos que en todos los mundos lugar para todos quieren.
Vimos a otros cruzar el largo puente y, desde sus suelos, llegar hasta los nuestros después de saltar fronteras y océanos, para observar y condenar la guerra. Los vimos llegar hasta nosotros para hacernos saber que no estamos solos. Los vimos ser perseguidos y hostigados como nosotros. Los vimos ser golpeados como nosotros. Los vimos ser calumniados como nosotros lo somos. Los vimos resistir como nosotros. Los vimos quedarse aunque los fueran. Los vimos en sus suelos hablando lo que miraron sus ojos y mostrar lo que escucharon sus oídos. Seguir luchando los vimos.
Vimos que callando, más fuerte habló la resistencia de nuestros pueblos en contra del engaño y la violencia.
Vimos que en silencio también nos hablamos como lo que realmente somos no como el que trae la guerra, sino como el que busca la paz, no como el que su voluntad impone, sino como el que un lugar donde quepan todos anhela, no como el que está solo y simula muchedumbre a su lado, sino como el que es todos aun en la silenciosa soledad del que resiste.
Vimos que nuestro silencio fue escudo y espada que hirió y desgastó al que la guerra quiere y guerra impone. Vimos que nuestro silencio hizo resbalar una y otra vez a un poder que simula paz y buen gobierno, y que su poderosa máquina de muerte una y otra vez se estrelló contra el silencioso muro de nuestra resistencia. Vimos que en cada nuevo ataque menos ganaba y más perdía. Vimos que no peleando peleábamos.
Y vimos que la voluntad de paz también callando se afirma, se muestra y convence.
III.- San Andrés: una ley nacional para todos los indígenas y una ley para la paz.
Una ley indígena nacional debe responder a las esperanzas de los pueblos indios de todo el país. En San Andrés estuvieron representados los indígenas de México y no sólo los zapatistas. Los acuerdos firmados lo son con todos los pueblos indios, y no sólo con los zapatistas. Para nosotros, y para millones de indígenas y no indígenas mexicanos, una ley que no cumpla con San Andrés es sólo una simulación, es una puerta a la guerra y un precedente para rebeliones indígenas que, en el futuro, vendrán a cobrar la factura que la historia presenta regularmente a las mentiras.
Una reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas no debe ser unilateral, debe incorporar los Acuerdos de San Andrés y reconocer así los aspectos fundamentales de las demandas de los pueblos indios: autonomía, territorialidad, pueblos indios, sistemas normativos. En los Acuerdos se reconoce el derecho a la autonomía indígena y el territorio, conforme al convenio 169 de la OIT, firmado por el Senado de la República. Ninguna legislación que pretenda encoger a los pueblos indios al limitar sus derechos a las comunidades, promoviendo así la fragmentación y la dispersión que hagan posible su aniquilamiento, podrá asegurar la paz y la inclusión en la Nación de los más primeros de los mexicanos. Cualquier reforma que pretenda romper los lazos de solidaridad históricos y culturales que hay entre los indígenas, está condenada al fracaso y es, simplemente, una injusticia y una negación histórica.
Aunque no incorpora todos los Acuerdos de San Andrés (una prueba más de que no fuimos intransigentes, aceptamos la labor de la coadyuvancia y la respetamos), la iniciativa de ley elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación es una propuesta de ley que nace del proceso de negociación y, por tanto, está en el espíritu de darle continuidad y razón de ser al diálogo, es una base firme que puede abrir la solución pacifica del conflicto, se convierte en una importante ayuda para anular la guerra y preceder a la paz. La llamada ``ley Cocopa'' se elabora sobre la base de lo que produjeron los pueblos indios desde abajo, reconoce un problema y sienta las bases para solucionarlo, refleja otra forma de hacer política, la que aspira a hacerse democrática, responde a una demanda nacional de paz, une a sectores sociales y permite seguir adelante en la agenda de los grandes problemas nacionales. Por eso hoy ratificamos que apoyamos la iniciativa de ley elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación y demandamos que se eleve a rango constitucional.
IV.- El diálogo y la negociación, posibles si son verdaderos.
Sobre el diálogo y la negociación decimos que tienen tres grandes enemigos que deben ser derrotados para poder constituirse en camino viable, eficaz y creíble. Estos enemigos son la ausencia de mediación, la guerra y el incumplimiento de los acuerdos. Y la falta de una mediación, la guerra y el incumplimiento de la palabra son responsabilidad del gobierno.
La mediación en la negociación de un conflicto es imprescindible, sin ella no es posible que exista un diálogo entre dos partes enfrentadas. Al destruir con su guerra a la Comisión Nacional de Intermediación, el gobierno destruyó el único puente que había para el diálogo, se deshizo de un importante obstáculo a la violencia y provocó el surgimiento de una interrogante: ¿mediación nacional o internacional?
El diálogo y la negociación tendrán pertinencia, viabilidad y eficacia cuando, además de contar con una mediación, la confianza y la credibilidad se restituyan. Mientras tanto, sólo puede ser una farsa en la que no estamos dispuestos a participar. No para eso entramos al diálogo. Entramos para buscar vías pacíficas, no para ganar tiempo apostando a trapacerías políticas. No podemos ser cómplices de una simulación.
Tampoco podemos ser cínicos y fingir un diálogo sólo para evitar la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de nuestros dirigentes. Las banderas zapatistas no nacieron con nuestros jefes, no morirán con ellos. Si nuestros dirigentes son asesinados o encarcelados, no podrán decir que fue por ser inconsecuentes o traidores.
No nos alzamos y nos hicimos rebeldes por creernos más fuertes y poderosos. Nos levantamos en demanda de democracia, libertad y justicia porque tenemos la razón y la dignidad de la historia de nuestro lado. Y con esto en las manos y en el pecho, es imposible quedarse impávido frente a las injusticias, traiciones y mentiras que en nuestro país son ya un ``estilo de gobierno''.
La razón siempre ha sido un arma de resistencia frente a la estupidez que ahora, pero no por mucho tiempo, aparece tan arrolladora y omnipotente. Estemos o no estemos los zapatistas, la paz con justicia y dignidad es un derecho por cuyo cumplimiento seguirán luchando los mexicanos honestos, indígenas y no indígenas.
V.- Resistimos, seguimos.
Hermanos y hermanas:
El EZLN ha logrado sobrevivir como organización a una de las ofensivas más feroces que en su contra se han desatado. Conserva intacta su capacidad militar, ha expandido su base social y se ha fortalecido políticamente al evidenciarse la justeza de sus demandas. Se ha reforzado el carácter indígena del EZLN, y sigue siendo un importante impulsor de la lucha por los derechos de los pueblos indios. Los indígenas son hoy actores nacionales y sus destinos y planteamientos forman parte de la discusión nacional. La palabra de los habitantes primeros de estas tierras tiene ya un lugar especial en la opinión pública, lo indígena ya no es turismo o artesanía, sino lucha en contra de la pobreza y por la dignidad. Los zapatistas hemos tendido un puente con otras organizaciones sociales y políticas, y con miles de personas sin partido, de todas hemos recibido respeto y a todas hemos correspondido. Además hemos, junto a otros, tendido puentes a todo el mundo y hemos contribuido a crear (al lado de hombres y mujeres de los 5 continentes) una gran red que lucha por medios pacíficos en contra del neoliberalismo y resiste luchando por un mundo nuevo y mejor. También hemos contribuido en algo en el nacimiento de un movimiento cultural nuevo y fresco que lucha por un hombre y un mundo nuevos.
Todo esto ha sido posible gracias a nuestros compañeros y compañeras bases de apoyo, sobre ellos y ellas ha recaído el peso mayor de nuestra lucha y la han enfrentado con firmeza, decisión y heroísmo. Importante también ha sido el apoyo de los pueblos indios de todo el país, de nuestros hermanos indígenas que nos han enseñado, nos han escuchado y nos han hablado. La sociedad civil nacional ha sido el factor fundamental para que las justas demandas de los zapatistas y de los indígenas de todo el país continúen por el camino de las movilizaciones pacíficas. La sociedad civil internacional ha sido sensible y ha tenido oídos y ojos atentos para que la respuesta a las exigencias no sean más muertes o prisiones. Las organizaciones políticas y sociales independientes nos han aceptado como hermanos y así nuestra resistencia se llenó de aliento. Todos no han ayudado para resistir a la guerra, nadie para hacerla.
Hoy, con todos los que caminan dentro nuestro y a nuestro lado, decimos: ¡Aquí estamos! ¡Resistimos!
A pesar de la guerra que padecemos, de nuestros muertos y presos, los zapatistas no olvidamos por qué luchamos y cuál es nuestra principal bandera en la lucha por la democracia, la libertad y la justicia en México: la del reconocimiento de los derechos de los pueblos indios.
Por el compromiso hecho desde el primer día de nuestro alzamiento, hoy volvemos a poner en primer lugar, por encima de nuestro sufrimiento, por encima de nuestros problemas, por encima de las dificultades, la exigencia de que se reconozcan los derechos de los indígenas con un cambio en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que les asegure a todos el respeto y la posibilidad de luchar por lo que les pertenece: la tierra, el techo, el trabajo, el pan, la medicina, la educación, la democracia, la justicia, la libertad, la independencia nacional y la paz digna.
VI.- Es la hora de los pueblos indios, de la sociedad civil y del Congreso de la Unión.
Hermanos y hermanas:
Habló ya la guerra su estridente ruido de muerte y destrucción.
Habló ya el gobierno y su máscara criminal.
Es el tiempo de que florezcan de nuevo en palabras las silenciosas armas que llevamos por siglos, es el tiempo de que hable la paz, es el tiempo de la palabra por la vida.
Es nuestro tiempo.
Hoy, con el corazón indígena que es digna raíz de la nación mexicana y habiendo escuchado ya todos la voz de muerte que viene en la guerra del gobierno, llamamos al Pueblo de México y a los hombres y mujeres de todo el planeta a unir con nosotros sus pasos y sus fuerzas en esta etapa de la lucha por la libertad, la democracia y la justicia, a través de esta...
Quinta Declaración de la Selva Lacandona.
En la que llamamos a todos los hombres y mujeres honestos a luchar por el...
RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIOS Y POR EL FIN DE LA GUERRA DE EXTERMINIO.
No habrá transición a la democracia, ni reforma del Estado, ni solución real a los principales problemas de la agenda nacional, sin los pueblos indios. Con los indígenas es necesario y posible un país mejor y nuevo. Sin ellos no hay futuro alguno como Nación.
Es esta la hora de los pueblos indios de todo México. Los llamamos para que, juntos, sigamos luchando por los derechos que la historia, la razón y la verdad nos han dado. Los llamamos para que, juntos y recogiendo la herencia de lucha y resistencia, nos movilicemos en todo el país y le hagamos saber a todos, por medios civiles y pacíficos, que somos la raíz de la Nación, su fundamento digno, su presente de lucha, su futuro incluyente. Los llamamos para que, juntos, luchemos por un lugar de respeto al lado de todos los mexicanos. Los llamamos para que, juntos, demostremos que queremos la democracia, la libertad y la justicia para todos. Los llamamos a exigir el ser reconocidos como parte digna de nuestra Nación. Los llamamos para que, juntos, detengamos la guerra que en contra de todos hacen los poderosos.
Es esta la hora de la Sociedad Civil Nacional y de las organizaciones políticas y sociales independientes. Es la hora de los campesinos, de los obreros, de los maestros, de los estudiantes, de los profesionistas, de los religiosos y religiosas consecuentes, de los periodistas, de los colonos, de los pequeños comerciantes, de los deudores, de los artistas, de los intelectuales, de los discapacitados, de los seropositivos, de los homosexuales, de las lesbianas, de los hombres, de las mujeres, de los niños, de los jóvenes, de los ancianos, de los sindicatos, de las cooperativas, de las agrupaciones campesinas, de las organizaciones políticas, de las organizaciones sociales. Las llamamos a que, junto a los pueblos indios y a nosotros, luchemos contra la guerra y por el reconocimiento de los derechos indígenas, por la transición a la democracia, por un modelo económico que sirva al pueblo y no se sirva de él, por una sociedad tolerante e incluyente, por el respeto a la diferencia, por un país nuevo donde la paz con justicia y dignidad sea para todos.
Es esta la hora del Congreso de la Unión. Después de una larga lucha por la democracia, encabezada por los partidos políticos de oposición, hay en las cámaras de Diputados y Senadores una nueva correlación de fuerzas que dificulta las arbitrariedades propias del presidencialismo y apunta, con esperanza, a una verdadera separación e independencia de los poderes de la Unión. La nueva composición política de las cámaras baja y alta plantea el reto de dignificar el trabajo legislativo, la expectativa de convertirlo en un espacio al servicio de la Nación y no del presidente en torno, y la esperanza de hacer realidad el ``Honorable'' que antecede al nombre colectivo con que se conoce a senadores y diputados federales. Llamamos a los diputados y senadores de la República de todos los partidos políticos con registro y a los congresistas independientes, a que legislen en beneficio de todos los mexicanos. A que manden obedeciendo. A que cumplan con su deber apoyando la paz y no la guerra. A que, haciendo efectiva la división de Poderes, obliguen al Ejecutivo federal a detener la guerra de exterminio que lleva adelante en las poblaciones indígenas de México. A que, con pleno respeto a las prerrogativas que la Constitución Política les confiere, escuchen la voz del pueblo mexicano y sea ella la que los mande en el momento de legislar. A que apoyen con firmeza y plenitud a la Comisión de Concordia y Pacificación, para que esta comisión legislativa pueda desempeñar eficaz y eficientemente sus labores de coadyuvancia en el proceso de paz. A que respondan al llamado histórico que exige pleno reconocimiento a los derechos de los pueblos indios. A que contribuyan a crear una imagen internacional digna de nuestro país. A que pasen a la historia nacional como un Congreso que dejó de obedecer y servir a uno, y cumplió con su obligación de obedecer y servir a todos.
Es esta la hora de la Comisión de Concordia y Pacificación. Está en sus manos y habilidades el detener la guerra, cumplir lo que el Ejecutivo se niega a cumplir, abrir la esperanza de una paz justa y digna, y crear las condiciones para la convivencia pacífica de todos los mexicanos. Es la hora de hacer cumplir lealmente la ley dictada para el diálogo y la negociación en Chiapas. Es la hora de responder a la confianza que en esta Comisión depositaron, no sólo los pueblos indios que acudieron a la mesa de San Andrés, también el pueblo todo que exige el cumplimiento de la palabra empeñada, el alto a la guerra y la paz necesaria.
Esta es la hora de la lucha por los derechos de los pueblos indios, como un paso a la democracia, la libertad y la justicia para todos.
Como parte de esta lucha a la que llamamos en esta Quinta Declaración de la Selva Lacandona por el reconocimiento de los derechos indígenas y por el fin de la guerra, ratificando nuestro ``Para todos todo, nada para nosotros'', el EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL anuncia que realizará directamente y en todo México una...
CONSULTA NACIONAL SOBRE LA INICIATIVA DE LEY INDIGENA DE LA COMISION DE CONCORDIA Y PACIFICACION Y POR EL FIN DE LA GUERRA DE EXTERMINIO.
Para esto nos proponemos llevar la iniciativa de ley de la Comisión de Concordia y Pacificación a una consulta nacional en todos los municipios del país para que todos los mexicanos y mexicanas puedan manifestar su opinión sobre dicha iniciativa. El EZLN enviará una delegación propia a cada uno de los municipios de todo el país para explicar el contenido de la iniciativa de Cocopa y para participar en la realización de la consulta. Para esto, el EZLN se dirigirá, en su oportunidad y públicamente, a la sociedad civil nacional y a las organizaciones políticas y sociales para hacerles saber la convocatoria expresa.
Llamamos a:
Los pueblos indios de todo México a que, junto a los zapatistas, se movilicen y se manifiesten exigiendo el reconocimiento de sus derechos en la Constitución.
Los hermanos y hermanas del Congreso Nacional Indígenas para que participen, juntos los zapatistas, en la tarea de consulta a todos los mexicanos y mexicanas sobre la iniciativa de ley de la Cocopa.
A los trabajadores, campesinos, maestros, estudiantes, ama de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes y empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en la promoción, apoyo y realización de esta consulta, como un paso más a la paz con justicia y dignidad.
A la comunidad científica, artística e intelectual para que se sumen a los zapatistas en las tareas de organización de la consulta en todo el territorio nacional.
A las organizaciones sociales y políticas para que, con los zapatistas, trabajen en la realización de la consulta.
A los Partidos Políticos honestos y comprometidos con las causas populares para que otorguen todo el apoyo necesario a esta consulta nacional. Para esto, el EZLN se dirigirá, en su oportunidad y públicamente, a las direcciones nacionales de los partidos políticos en México.
Al Congreso de la Unión para que asuma su compromiso de legislar en beneficio del pueblo, para que contribuya a la paz y no a la guerra apoyando la realización de esta consulta. Para esto, el EZLN se dirigirá, en su oportunidad y públicamente, a los coordinadores de las fracciones parlamentarios y a los legisladores independientes en las cámaras de Diputados y Senadores.
A la Comisión de Concordia y Pacificación para que, cumpliendo con sus labores de coadyuvancia en el proceso de paz, allane el camino para la realización de la consulta sobre su iniciativa. Para esto, el EZLN se dirigirá, en su oportunidad y públicamente, a los legisladores miembros de la Cocopa.
VII.- Tiempo de la palabra para la paz.
Hermanos y hermanas:
Ha pasado ya el tiempo en que la guerra del poderoso habló, no dejemos que hable más.
Es ya el tiempo de que hable la paz, la que merecemos y necesitamos todos, la paz con justicia y dignidad.
Hoy, 19 de julio de 1998, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional suscribe esta Quinta Declaración de la Selva Lacandona. Invitamos a todos a conocerla, difundirla y a sumarse a los esfuerzos y tareas que demanda.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano
Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México, Julio de 1998.
(Fotos: Raúl Ortega)