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Síntesis de moléculas con función terapéutica

Egresado de la Facultad de Química de la UNAM, con grado de doctor en Investigación Biomédica Básica de la Universidad de Georgetown, en Washington, José Segovia (DF, 1958) ha sido también investigador en varios países y ahora trabaja en el campo de la neurobiología molecular en el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN.

Su línea de investigación actual consiste en lograr de forma dirigida, mediante un gen artificial, la síntesis de moléculas en el cuerpo que tengan una función terapéutica. Estas moléculas, llamadas transgenes, expresan otros genes que no se encuentran normalmente en la célula y pueden ser necesarios para cubrir alguna deficiencia.

``Nuestra idea central es aplicar el diseño de estos transgenes al sistema nervioso central, que tiene características y propiedades diferentes a la terapia que se ha aplicado a otros órganos periféricos.

``Uno de los primeros ejemplos de estudio que hemos abordado es el mal del Parkinson, ya que es una enfermedad de la cual se conoce su principio químico y existe también un buen modelo animal en el que se puede comparar experimentalmente la eficacia de este tratamiento contra otras terapias.

``En particular, tratamos de lograr la obtención de una proteína llamada tirosina hidroxilasa, la cual es muy importante debido a que es la enzima limitante en la síntesis de dopamina, entre otras sustancias.''

En la enfermedad de Parkinson, explica, hay una muerte de células en las neuronas que producen dopamina, sustancia involucrada en la organización y generación de los movimientos voluntarios.

El doctor Segovia expone que el tratamiento inicial para esta enfermedad fue un precursor, es decir, una sustancia que activa la producción y síntesis de la sustancia ausente. ``Sin embargo, este precursor no detiene la progresión de la enfermedad y después de un cierto tiempo ya no es muy eficaz.

``De ahí surgió la idea de trasplantar dentro del cerebro células que cumplan la función requerida, de tal manera que la deficiencia quede eliminada, en lugar de darle el precursor al cerebro para que lo haga.

``Entonces, el propósito fue tomar las células adecuadas e introducirles el material genético suficiente para que produjeran la enzima que estaba faltando, y así subsanar ese problema bioquímico.''

Para expresar estas sustancias, el grupo de trabajo del doctor Segovia ha creado un minigén, que es una molécula completamente quimérica (artificial), pero funcional. El objetivo es que esta especie de nuevo gen artificial cumpla con la función que se le está dando, en este caso, expresar una molécula, la tirosina hidroxilasa, que tiene un efecto terapéutico, en una célula que antes no lo expresaba.

``Este gen artificial tiene una parte que controla si se va a expresar o no, lo que se llama el promotor; así, el promotor que usamos hace que este nuevo gen sólo se manifieste en un tipo de células que se llaman astrocitos, que por sí mismos nunca expresan la tirosina hidroxilasa. Entonces, es una forma de obtener la expresión de ciertos genes de forma dirigida y regulada en ciertas poblaciones celulares.

``Lo que falta ahora es aplicar nuestros modelos experimentales de manera más permanente. Se ha hecho en un tiempo relativamente corto -tres semanas-, tenemos que ver cuánto tiempo se mantiene y encontrar una forma que dure permanentemente. Asimismo, se necesita estudiar qué tanto responde a señales internas del cerebro, que es lo que más nos interesa. Es decir, creemos que esto puede servir un poco como sensor del grado de avance de la enfermedad.

``Nuestra idea básica -concluye el investigador- es lograr un mecanismo versátil para expresar no sólo la tirosina hidroxilasa, sino otras moléculas que tengan interés terapéutico en el sistema nervioso''. (Mirna Servín)(Fotos: Guillermo Sologuren)

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