Jordi Soler
Maneras de ganarse la vida

Hace unos días, un grupo de hampones, para no estarse fatigando con eso de secuestrar a un señor y obligarlo a que saque dinero del cajero automático, optó por desmontar la máquina completa, subirla a un camión, vaciarla con toda tranquilidad y luego, en un acto más celebratorio que práctico, irla a tirar por ahí, en un sitio donde los vecinos pudieran concluir que ya se alcanzó nuevo nivel en la penosa escalada de ganarse la vida. El cajero automático, para quien esté pensando en ese muchachito sin albedrío ni sentimientos que cambia los cheques en la ventanilla del banco, es una máquina con botones y ranuras que, al contacto con una tarjeta de crédito, obsequia cantidades fabulosas de dinero, con una comisión más que fabulosa.

Si David Copperfield es capaz de desaparecer un elefante, ¿qué tan difícil puede ser trasladar un cajero automático de un lado a otro? Este nuevo nivel invita a alcanzar el siguiente: robarse un cajero automático con todo y clientes; y al rato no faltará el vanguardista que robe una casa con todo y casa. Después de todo, parafraseando al poeta Roque Dalton, robar un banco no puede ser tan grave, si antes hubo quien fundó el banco, ¿cuál ladrón es más ladrón?

Un señor es secuestrado y llevado al cajero para que retire el importe de su rescate. Se trata de un secuestro express en el que la víctima sufre tortura psicológica y física, se avisa a sí mismo que está secuestrado, negocia el precio de su rescate, consigue el dinero, lo entrega y lo sueltan, todo en un lapso de cinco minutos. La cantidad que le piden al individuo por su rescate no puede exceder de los 3 mil pesos que dan los cajeros por día. El secuestrado teclea nerviosamente su NIP, aparece el dinero en la ranura y uno de los maloras revisa el recibo que expide el cajero. Con una sonrisa en la boca, propia de los secuestradores exitosos, anuncia que el secuestrado tiene una cuenta de 30 mil pesos. Un rápido teamback redefine el procedimiento y la nomenclatura, el secuestro no será express, sino por goteo y lo más conveniente será retener al individuo y llevarlo diario al cajero, durante 10 días, hasta que vacíe su cuenta.

Una pareja de estadunidenses vírgenes, Mike y Diana, han decidido ponerle fin al secuestro de sus sexos y quitarse uno al otro lo nuevo. Este acto, que será algo así como una batalla de torpezas en la cama, se transmitirá en directo, vía Internet, el próximo 4 de agosto. Así, el género humano alcanzará un interesante extremo, no se sabe si hacia abajo o hacia arriba: miles de ojos contemplarán esa primera vez bochornosa que todos quisiéramos, más bien, olvidar.

Habrá productos que patrocinen el acto, condones, sábanas, ropa interior y unos litros de agua de los alpes franceses para hidratar el sistema después del esfuerzo; Mike y Diana cobrarán por su primera noche de sexo, demostrarán que ganarse la vida puede ser una actividad placentera. Mientras esta pareja planea su estreno, los familiares de un ex fumador también le han demostrado al mundo que pueden ganarse cómodamente la vida. Desde hace unos años, las compañías tabacaleras del país de Mike y Diana han tenido que enfrentar demandas millonarias de fumadores y de sus familiares. El conflicto no deja de ser una curiosidad; un tipo, en determinado periodo de su vida eligió fumar, y fumó, pero tampoco le avisaron que fumar produce cáncer; para resolver este malentendido las cajetillas de cigarros contemporáneas advierten por escrito de este peligro.

En el país de Mike y Diana una coalición de puristas planea extender la advertencia de las cajetillas de cigarros, por ejemplo, en las defensas de los automóviles dirá: ``el contacto con esta defensa, a más de 40 kilómetros por hora, aumenta el riesgo de muerte prematura''; y en las plumas fuente: ``encajar la punta de este instrumento en la zona del corazón puede terminar con la vida de un semejante''; o para que nadie se sienta engañado, una etiqueta en la nalga derecha de los recién nacidos que diga: ``Advertencia: la vida produce la muerte''.

Hace un mes, los familiares de un ex fumador (ex porque dejo de vivir, no de fumar) recibieron una indemnización de 150 millones de dólares. Próximamente a los secuestros express y por goteo se agregará el secuestro a cadena perpetua. Será muy fácil, bastará con adoptar un niño sin padres y ponerlo a fumar todos los días de su vida hasta que cultive un buen cáncer de pulmón; ese día aquel secuestrador que había descubierto los 30 mil pesos, con la sonrisa de los secuestradores exitosos, podrá ir a cobrar la recompensa de su vida.

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