Julio Boltvinik
Recortes dogmáticos /II

La prescripción de política más importante de los paquetes de estabilización promovidos por el Consenso de Washington, señala Joseph E. Stiglitz, fue controlar la inflación. La justificación de golpes preventivos y agresivos contra la inflación descansa en tres premisas; la más importante es que la inflación es costosa. La segunda es que una vez que la inflación comienza a aumentar tiende a acelerarse fuera de control. La tercera premisa es que revertir los incrementos de la inflación es muy costoso. ``Esta línea de pensamiento --sostiene Stiglitz-- implica que aun cuando el mantenimiento de bajos niveles de desempleo fuese más valorado que mantener baja la inflación, aún sería necesario tomar medidas para evitar el crecimiento de la inflación hoy para no tener que inducir fuertes recesiones para bajar la inflación más adelante''. Stiglitz revisa la evidencia empírica sobre estas premisas y concluye: ``Esta sólo ha mostrado que la inflación alta es costosa. Cuando los países cruzan el umbral de 40 por ciento de inflación anual, caen en la trampa de alta inflación y bajo crecimiento. Debajo de ese nivel, sin embargo, hay poca evidencia de que la inflación sea costosa. Investigación reciente sugiere que bajos niveles de inflación pueden mejorar el desempeño económico en relación al que habría con inflación igual a cero''. En cuanto a la segunda premisa, la hipótesis aceleracionista, la evidencia es tajante: la tasa de inflación no depende del crecimiento pasado de ésta. En cuanto a la reversión de la inflación, la evidencia muestra que los costos de reducirla pueden ser menores que los beneficios incurridos cuando la inflación aumenta.

La conclusión que de aquí deriva Stiglitz es de la mayor importancia para la coyuntura actual del país: ``Controlar la inflación alta y de niveles medios debe ser una prioridad fundamental de política, pero empujar la inflación baja aún más probablemente no mejore el funcionamiento de los mercados''. Stiglitz remacha su conclusión: ``La concentración simplista en la inflación puede no sólo distorsionar las políticas económicas --evitando que la economía alcence plenamente su potencial de producción y crecimiento-- sino que también llevar a arreglos institucionales que reducen la flexibilidad económica sin ganancias de crecimiento importantes (como los mandatos para que el objetivo exclusivo de los bancos centrales sea controlar la inflación). Recortar el gasto ahora sólo es coherente con el Consenso de Washington, pero no con el posconsenso que busca Stiglitz. El tiene mucho que decir, pero a mí se me ha agotado el espacio.

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