La Jornada 16 de julio de 1998

La confianza en el gobierno, hecha añicos: Marcos

Hermann Bellinghausen, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 16 de julio Ť ``Al faltar al cumplimiento de los acuerdos que firmó, Zedillo hizo añicos la confianza hacia su gobierno'', afirma el subcomandante Marcos en un extenso comunicado que rompe definitivamente el silencio de cuatro meses del EZLN. Allí se hacen reiterados señalamientos y acusaciones contra el gobierno mexicano por la violencia, el empobrecimiento del pueblo y el país, la ilegalidad de las acciones que pretenden defender el estado de derecho y la soberanía nacional, así como la imposibilidad de un diálogo confiable para la paz.

En su nuevo comunicado, divulgado hoy aquí, Marcos hace un amplio reconocimiento a la Comisión Nacional de Intermediación y al obispo Samuel Ruiz, si bien considera ``muerta'' a dicha instancia mediadora, debido a la intensa campaña gubernamental, incluso presidencial, en su contra; y de la Comisión de Concordia y Pacificación, ``que se arrastra moribunda'', dice que el gobierno la ha tratado ``con burlas, zancadillas y sabotajes'', y advierte que ``el EZLN no hará lo mismo''.

El texto, titulado México 1998. Arriba y abajo: máscaras y silencios, dirige un fuerte cuestionamiento al Ejército Mexicano que, afirma, hace fuego contra otros mexicanos, y además indígenas; pero también expresa un inusitado reconocimiento ``a los otros soldados, a los que combaten incendios y ayudan a la población en desastres naturales'', que pelean ``contra el narcotráfico nacional e internacional'' y contra el crimen organizado sin recibir aplauso ni reconocimiento. El Ejército Mexicano, dice, ``tan cerca de los Huertas y tan lejos de los Angeles'', en referencia esos dos generales de la historia.

``Todos a bordo''

Después de romper onomatopéyicamente ayer el silencio del EZLN, el vocero de los rebeldes habla de los silencios de la resistencia y de ``las siete víctimas de la guerra gubernamental para Chiapas'', que son, según el comunicado: ``la paz, el diálogo como vía de solución de los conflictos, los indígenas, la sociedad civil nacional e internacional, la soberanía nacional, el tránsito a la democracia, la Cocopa y la Conai''.

En estos tiempos del órale, del no ya no de ``los de abajo'', Marcos anuncia, en ``nombre de los 300'' (que oficialmente se dice que son los zapatistas), una ``¿V Declaración de la Selva Lacandona?'', así, entre signos de interrogación. Con llamados de ``¡Todos a bordo!'', dice que los indígenas del sureste hablan de ``una nave'', construida en silencio ``en medio de la montaña''. Un ``arca de Noé''.

Además de dos cuentos del Viejo Antonio con dedicatoria a los maoístas del gobierno federal, el texto incluye un reiterado señalamiento al ``mariscal de campo Roberto Albores Guillén'' y una parodia de parte de guerra que denuncia a los responsables (paramilitares, policías y soldados) de los asesinatos de Acteal, Chavajeval y Unión Progreso, así como los ataques a las comunidades indígenas de Taniperla, Mavil, El Bosque y Amparo Aguatinta, en los últimos meses.

De los ``poderosos medios de comunicación electrónica'', en particular los que son ``afines al gobierno'', el comunicado afirma que al exhibir ``los actos desvergonzados de la clase política mexicana'', y ``empeñados en alertar sobre el crecimiento de la delincuencia y la violencia'', éstos ``ocultan lo fundamental: los delincuentes más sanguinarios y brutales ostentan puestos gubernamentales (o tienen fuertes ligas con ellos), y la violencia encuentra en el gobierno federal su principal ejecutor, su más grande promotor y su apologista por excelencia''.

Desfile de máscaras

Según el subcomandante Marcos, ``la mitad del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León tiene sellos indelebles, pero el más sangriento es el crimen cotidiano de un modelo económico impuesto con los inapelables argumentos de las bayonetas, la cárcel y los cementerios''.

Citando a Juan de Mairena cuando hablaba de los políticos y sus máscaras, el comunicado zapatista empieza por advertir que ``más tarde o más temprano, hay que dar la cara''.

Entre variaciones al juego de máscaras, donde también aparece la reacción de Hamlet a los aceites y enjuagues de la corte de Dinamarca, el subcomandante Marcos habla de las máscaras y los silencios ``de arriba'' y ``para los de abajo''.

Al calor del campeonato Mundial de Futbol de Francia 98, dice ver ``a millones de mexicanos en el papel que siempre quisieran verlos los poderosos: el de espectadores''. Agrega que ``la tragicomedia de la vida política nacional se convirtió también en espectáculo'', y dice que la actual cara del Estado mexicano es ``la más irracionalÉ que haya tenido en toda su historia'', y ``la más criminal'' que ha tenido el sistema de partido de Estado.

En una nueva crítica al modelo económico neoliberal que se aplica a nuestro país desde 1982, el subcomandante Marcos acusa al gobierno mexicano de la violencia, no ``contra el crimen organizado o la delincuencia'' sino contra ``los más empobrecidos, una mayoría ya inmensa que sigue creciendo al ritmo que se derrumba el país''.

Pero como ``la destrucción de México como nación debe ser ocultada'', es necesaria, señala el comunicado, otra máscara: ``la del chauvinismo'', que se superpone a la ``máscara de la macroeconomía'', que a su vez se había superpuesto a ``la máscara de la modernidad'', y así para atrás, más allá de la ``máscara de objetividad criminal'' de los intelectuales que asesoran al poder, si bien, considera, ``cada vez son menos y están más solos''.

No obstante, el vocero zapatista afirma que las consecuencias de los hechos gubernamentales y las palabras de sus apologetas no sólo las sufren los indígenas, ``víctimas de la campaña de exterminio en su contra, no sólo Zedillo que se mancha cada vez más las manos con sangre morena, no sólo Labastida que ve arruinarse su carrera política a la Presidencia de la República, no sólo Rabasa que se ve en la necesidad de demostrar que no hay tontería que diga que no pueda ser superada (por él mismo) con creces al día siguiente, no sólo el mariscal Albores que ya tiene un lugar privilegiado entre los asesinos y ladrones de este siglo''. No sólo. También son víctimas los intelectuales ``que no están de uno ni del otro lado'' y se ven orillados al ``falso dilema'' de apoyar al gobierno o a los rebeldes.

Y entonces viene la peor de todas: ``la máscara de la guerra'' contra las comunidades indígenas.

Entonces los silencios ``de abajo'' --enumera el comunicado-- del rencor, la impotencia, la desesperación, la resignación, y la rabia ``que explota en cualquier momento, un silencio que se acumula y crece en situaciones absurdas, inesperadas, incomprensibles: el hombre con la mujer, la banda con el transeúnte cualquiera, el trabajador con el trabajador, el indígena con el indígena, el uno con el oro, el rencor con el rencor''.

Entonces, el silencio de la resistencia, en que ``ven y se ven'' los indígenas, y desde donde ``entregan'' un mensaje. ``Quien lo encuentre'', concluye el subcomandante Marcos, podrá ``romper el silencio y encontrar algunas respuestas y muchas preguntas''.