"No meto las manos al fuego" por ningún agente judicial, expresó Tornero
Humberto Ortiz Moreno Ť Mauricio Tornero Salinas dudó apenas unos segundos ante la pregunta y confesó, resuelto, que sólo metería ``las manos al fuego'' por su hija, pero no por los agentes judiciales bajo su mando.
Dijo que una relación así tiene que fundarse en la confianza, y aclaró que la basará de acuerdo con el desempeño de sus subalternos, ``y no más...''.
Aceptó que los cambios en la corporación han sido pocos hasta ahora con respecto a la vieja estructura, aún viciada, y descartó reestructurarla tan sólo ``por un motivo...''.
Enemigo de las cacerías de brujas, el director de la Policía Judicial del Distrito Federal asumió, avalado por la contraloría interna y el área de investigación de delitos de funcionarios, que no hay candados suficientes para evitar el ingreso a la corporación de elementos con pasado truculento, toda vez que no existen archivos de antecedentes penales de los policías y ex policías.
A Antonio Carrillo Luna lo calificó de servidor público de ``quinto, sexto o séptimo nivel'', y reconoció que él mismo firmó su alta en la PJDF. (Versiones extraoficiales señalan que aquél habría pagado una fuerte cantidad de dinero por acceder a la plaza y borrar sus antecedentes.)
Tornero precisó que el hoy ex funcionario prestaba sus servicios en la Dirección de Operación Policial, a cargo de Guillermo Murrieta. Pero pudo saberse que en una rotación fue asignado a Investigaciones, donde participó, especialmente, en casos sobre robo al transporte.
Apoyado por el contralor interno de la Procuraduría capitalina, Francisco Gallardo de la Peña, y del director de Investigación de Delitos Relacionados con Servidores Públicos, Hugo Vera Reyes, el jefe de la PJDF anunció en rueda de prensa que ha sido abierta una averiguación previa en relación con estos hechos, a fin de deslindar responsabilidades y encontrar a los culpables de haber ocultado el expediente sobre Carrillo Luna.
De entrada, aseveró que el ex funcionario faltó a la verdad en los trámites de contratación y ocultó información, ``perdiéndose la confianza en ese momento...''
Lo cierto es que, servidor público menor o no, quien presuntamente fuera ``jefe de departamento'' en la PJDF era conocido y llamado en el medio policiaco como ``el comandante Carrillo...''. La Procuraduría indaga si acopió datos que pudieran poner en riesgo pesquisas abiertas.
Para el contralor Gallardo, esto se reduce a una ``disfunción burocrática'' que impide tener acceso a los expedientes de los funcionarios que ingresaron a la corporación en 1989, junto con Carrillo Luna.