CONVENCION DE PESADILLA
Raquel Peguero Ť Entre deambulantes aliens, supermanes, hombres araña y rarotongas firmadores de autógrafos, las paredes del edificio que alberga la cuarta Convención de Comic, Ciencia Ficción y Fantasía (Mecyf 98) se han llenado de sangre, monstruos, hadas, extraterrestres, ciudades oscuras, cubos inexpugnables o artistas comedores de ratones: el segundo Festival Internacional de Cine de Ciencia Ficción y Fantasía se encargó de pintarlos en la pantalla durante los últimos cuatro días y está listo para premiar sus esfuerzos.
De cintas tradicionales y muy esperadas como Acción mutante, de Alex de la Iglesia, a sorpresas maravillosas del género como Cube, de Vicenzo Natali, o Dark City, del rey Alex Proyas; el festín que ahora coordina Diana de la Peña ha traído además a guionistas, directores y protagonistas de los filmes para continuar con la grata manía de que charlen con un público ávido de conocer los secretos de su imaginería escalofriante y maquiavélica como el caso sui generis del artista plástico y performancero estadunidense Joe Coleman, protagonista de R.I.P. Rest in Pieces, filme que no es otra cosa más que un sabroso documental sobre la vida de este hombre que se define como ``embrión en una botella no retornable e hijo adoptivo del artista''.
Sin embargo también trajo hasta acá al diseñador conceptual Patrick Tatopoulos, ahora amado y denostado por su reciente creación de Godzilla, quien además es el padre del diseño de producción de, entre otras, El día de la Independencia, Jumanji, Drácula y la interesante cinta de Proyas, Dark City, considerada una de las mejores películas proyectadas en este festival. El joven artista francés, ganador de un Emmy por el episodio Star Trek: The Next Generation, trabaja actualmente en un par de producciones de ciencia ficción: Supernova y Peach back, donde creará algunos extraterrestres, además de una historia para niños, Stuart Little.
Tatopoulos, cuyo nombre fue dado ``como chiste particular y homenaje a su talento'' al personaje que interpreta Matthew Broderick, en Godzilla, dijo que siente como algo más cercano lo que hizo para el filme de Proyas, que para la superproducción que invadirá las pantallas mexicanas este fin de semana. ``Pero no quiero sonar como una persona infeliz por hacer esos grandes trabajos --explicó en entrevista-- porque me divertí mucho haciéndolos. Cada filme es un reto diferente y uno tiene que ser comercial, encontrar maneras de atraer todo tipo de público. La diferencia entre Dark City y El día de la Independencia es la que existe entre arte y arte comercial.
Usar nuevas herramientas
``Una película se defiende sola, el director hace lo que debe hacer y en el primer caso lleva riesgos para las personas y la otra funciona para quien la ve. Esa es la diferencia''. Considera que ahora se está usando mucho la tecnología en el cine porque hay una moda de usar nuevas herramientas aunque no estén perfeccionadas y requieran de tiempo para estar listas''. Asegura que las cosas salen mejor sin la tecnología y que ésta no debiera ser lo principal de un filme, ``lo es el guión y cómo se cuenta la historia, finalmente de eso se trata, hacer una película. La tecnología es para los parques de diversiones y uno puede entender que las cintas de grandes efectos no están basadas en asuntos culturales porque son, justamente, parques de diversiones. Es como estar en la montaña rusa con la ventaja de que son más fáciles de vender en todo el mundo''.
Si bien, dijo Tatopoulos, la tecnología ``nos ayuda a empujar y llevar más allá el efecto, existe un miedo a expandirnos; hay cosas muy parecidas a como eran hace 20 años, a pesar de que ha habido algunos efectos que revolucionaron la industria, como los de Jurasic Park, en los años noventa, pero desde entonces no hemos visto cosas que realmente sean revolucionarias. Cuando intento sacar un nuevo diseño, utilizo mis mayores influencias que vienen del expresionismo alemán, de esos sets minimalistas en vez de muy ornamentados, con un buen uso de la luz.
``Soy un gran fan de las películas tradicionales de fantasía y lo que me atemoriza es que las personas no vean y hagan a un lado la narración y se concentren sólo en los efectos, porque entonces estaría condenado a hacer un trabajo que no quiero realizar. El riesgo que más temo es repetirme, pero como el cine es un trabajo de equipo, siempre es una experiencia diferente; por eso puedes cambiar todo el tiempo.''
--¿Cuando diseñas creaturas como Godzilla, concibes algún arquetipo en mente, algo así como si se tratara de un héroe o un villano?
--Te voy a decepcionar. No tengo un acercamiento intelectual, todo es visceral. Todo el tiempo estoy pensando, pero el dibujo nace como si fuera algo estúpido porque de la confusión de traer tantas cosas en la mente suele llegar la imagen. Así es como trabajo. Tengo muchas referencias pero no en el día que diseño.
``Nunca sé cuándo está listo, pero la primera impresión es que uno lo revise y diga está bien. Tal vez, lo mejor sería que se lo llevara alguien y éste opinara. Algunas veces pienso en colores, pero lo principal no es el color, sino la forma de las sombras y de la luz. Para hacerlos, sólo necesito silencio o música clásica. También me gusta el metal, pero no cuando diseño. Mi espacio debe estar silencioso, confortable, tranquilo.''
Nunca será lo mismo
--¿Los guiones describen esas figuras?
--A menudo los escritores no detallan mucho. Explican cómo contar una historia y sólo dan ideas, conceptos: el monstruo viene de aquí, tiene este tamaño, es rápido. Uno sabe que está en Nueva York y busca los colores de esa ciudad; café, azul y rojo a fin de que se mezcle (el monstruo) con la metropóli, pero esas cosas uno las piensa después; primero es el diseño, la forma.
--Muchos escritores dicen sentirse Dios cuando crean un personaje, ¿tú experimentas lo mismo?
--No. Yo me entristecí mucho cuando Godzilla murió. No estoy diciendo que sea la mejor película, pero me entristeció porque trabajé año y medio en él y lo vi hecho pedacitos. Fue como si hubieran matado a alguien de mi familia. Fue algo muy extraño, es la primera vez que me ocurre.
--Pero ahí viene ya el otro...
--No es lo mismo. Nunca va a ser lo mismo.