En investigación científica no se pueden aplicar recortes: Zedillo
Rosa Elvira Vargas Ť A pesar de las condiciones económicas que se han generado como producto de los recortes al presupuesto federal, el gobierno de la República dejará ``sin modificaciones'' el presupuesto para la inversión científica y tecnológica, que alcanzará 16 mil 300 millones de pesos, esto es, un aumento de 10 por ciento respecto del año anterior, indicó el presidente Ernesto Zedillo al entregar los premios de Investigación Científica 1997.
Por su parte, Francisco Bolívar Zapata, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, sostuvo en la ceremonia que, sólo en la medida en que haya en México verdadero respeto, tolerancia, visión global, inteligencia e instinto de sobrevivencia como nación y como sociedad humana, se podrá concertar y avanzar en tiempos cortos, para vencer los verdaderos problemas que enfrenta el país. En ese contexto, la ciencia tiene un papel crucial, dijo.
Por su parte, Blanca Elena Jiménez, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, propuso ante el presidente Zedillo que las instituciones académicas y de investigación más experimentadas colaboren entre sí y con otras de más reciente creación en la elaboración de proyectos conjuntos que atiendan problemas prioritarios del país, y lo hagan además en vinculación con los sectores productivos y de servicios, a fin de favorecer la transferencia tecnológica.
El presidente Zedillo anunció que en 1998 se alcanzarán las proporciones más altas en el gasto de ciencia y tecnología, tanto en relación con el producto interno bruto como en el gasto del sector público federal, porque, añadió, ``es una inversión estratégica de México'', además de que ``es firme propósito del gobierno de la República formar, multiplicar y retener una sólida comunidad científica''.
Bolívar Zapata se refirió al eterno problema de la insuficiencia de investigadores en México. ``Sólo somos -dijo- siete millares y requerimos una masa crítica al menos cinco veces mayor, localizada no sólo en universidades, sino también en la industria; no sólo en el Distrito Federal, sino en todas las regiones de la República, para integrar una red neuronal lo suficientemente sofisticada y diversificada, para realmente transformar a nuestro país''.
Antes, el también premio Cervantes había puntualizado que, no obstante los esfuerzos realizados, en México todavía hay un número relativamente reducido de procesos de generación de conocimiento y de su uso para resolver los problemas nacionales. Por ello, dijo, no puede dejar de insistirse -como parte de una estrategia vital ante el escenario del nuevo milenio- en que debe haber un esfuerzo más importante de parte de todos, para lograr que la ciencia en el país participe en la solución de los retos que enfrenta, y así ``incorporarse como parte viva y necesarísima de la cultura de la nación''.
Bolívar Zapata se congratuló por el préstamo de 300 millones de dólares que recientemente otorgó el Banco Mundial al Conacyt para reforzar la ciencia y la innovación tecnológica, y destacó que la Academia Mexicana de Ciencias está comprometida en mantener uno de los mayores logros de la sociedad moderna: la libertad en la creación y producción del conocimiento.
Sin embargo, destacó enseguida que quienes conforman ese organismo tienen un compromiso con el planteamiento racional y objetivo de los problemas de la sociedad mexicana, en un diálogo abierto con las autoridades del Estado y los miembros de las instituciones civiles.
Para ello, destacó, el planeta y el país contemplan escenarios harto difíciles y complejos, en los que muchas de las grandes problemáticas globales y nacionales se multiplican y representan retos extraordinarios, algunos de ellos verdaderamente urgentes, como el narcotráfico, la migración, la volatilidad en el precio de los hidrocarburos, el fenómeno El Niño, el sida, la pérdida de la capa de ozono, la contaminación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad.
El grado de articulación del mundo contemporáneo -precisó Bolívar Zapata- plantea un doble compromiso en el ejercicio de la investigación científica y del conocimiento: delimitar los ámbitos locales, regionales y nacionales de los problemas, sabiendo de antemano que éstos son parcialmente aislables para su conocimiento y estudio, pero que ya no son más problemas circunscribibles a sus propias y particulares lógicas y fronteras, sino que ahora expresan una multiplicidad de acontecimientos y vínculos en permanente redefinición por la condición cambiante de la sociedad.
Entonces, añadió, no hay alternativa ni estrategia más congruente y adecuada que reconocer los grandes problemas como retos y verdaderos enemigos, y utilizarlos para, por un lado, sumar los esfuerzos e inteligencia globales para combatirlos y, por otro, buscar que esa conciencia de grupo y compromiso propicie un acercamiento en el interior de la nación, que facilite resolver los problemas locales ``sin desgastarnos''.
En su oportunidad, Blanca Elena Jiménez propuso también fortalecer los canales de comunicación y difusión, para que los resultados de la investigación y el desarrollo tecnológico salgan del cubículo y del laboratorio.
``Hacer un mayor esfuerzo para poner a la ciencia y la tecnología al servicio de las necesidades sociales favorecería que los investigadores tengamos un mayor conocimiento de las realidades de México'', propuso la científica, quien recibió ayer el premio de Investigación 1997. Lo recibieron José Alonso Fernández Guasti y Julio Morán, en el área de Ciencias Naturales; Alejandro Tortolero Villaseñor, en Ciencias Sociales; la propia oradora y Miguel Angel Gómez Lim, en Investigación Tecnológica.