Revisión conceptual en las ciencias sociales mexicanas
Léxico de la política
Laura Baca Olamendi e Isidro H. Cisneros
Nuevos fenómenos, desafíos y dilemas políticos permiten constatar la necesidad de renovación que tienen las ciencias sociales en nuestro país. La crisis de las ideologías y los proyectos de transformación social, así como los procesos de globalización y la reivindicación de los derechos e identidades de las minorías de los últimos tiempos han producido, colateralmente, un eclipse de los tradicionales puntos de referencia para el análisis de la política.
Los científicos sociales requerimos explicar las nuevas realidades con instrumentos metodológicos y conceptuales innovativos, que den cuenta de la creciente complejidad. Hoy la política necesita de un nuevo léxico y, más concretamente, de un nuevo léxico para la democracia. El diálogo y el intercambio de ideas entre los diferentes puntos de vista y tradiciones de investigación acerca de la realidad política mexicana se llevó a cabo en el seminario Léxico de la política, recientemente realizado en la ciudad de México.
Ese seminario representa la fase final de un proyecto interdisciplinario, interinstitucional y -podríamos agregar- intergeneracional que analiza los conceptos de la política al final del siglo XX. Partiendo de una selección de conceptos de la política, se evaluó su capacidad explicativa frente a una realidad heterogénea y pluralista. La discusión que se dio permitió constatar que el contenido de los conceptos de las ciencias sociales no sólo ha cambiado, sino que también han aparecido nuevas ideas y formas de análisis acerca de la realidad política, social, cultural y económica de nuestras sociedades.
Discusión y diálogo
En el diálogo intercultural promovido por el Léxico de la política participaron más de 30 profesores, entre los que destacan Soledad Loaeza, Alvaro Matute, Raúl Trejo, Judit Bokser, Gina Zabludovsky y Ramón Leuconas.
Este proyecto, financiado por el Conacyt, realizó un balance de los conceptos clave más importantes de las ciencias sociales en México frente al tercer milenio. Otras instituciones apoyaron: la FLACSO-México, la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM, la Universidad Anáhuac y la UAM Xochimilco.
La cooperación entre instituciones de investigación públicas y privadas permitió conjuntar esfuerzos en torno al análisis del campo específico de la política. La idea básica del seminario era hacer operativo el proyecto, ver si el léxico realmente funcionaba, si los conceptos habían sido definidos correctamente; en síntesis, constatar que se podía crear un arcoiris de perspectivas útiles para la discusión.
¡Y se discutió! Allí estaba el público, multiforme y plural, compuesto por estudiantes universitarios, profesionistas, políticos y artistas. Por su parte, los ponentes en cada sesión se comunicaron entre ellos y con quienes los escuchaban, estableciendo el diálogo.
La primera sesión se refirió a cuál es la política que el proceso de cambio mexicano necesita. Se debatieron los conceptos poder, reforma del Estado, transición, autoritarismo y modernización política. El debate presentado por el filósofo italiano Pier Paolo Portinaro y los mexicanos Germán Pérez Fernández, Luis F. Aguilar y Cristina Puga se concentró en distinguir distintos planos del cambio político, así como la diferencia entre democracia y régimen autoritario. Cuando se planteó el problema del autoritarismo, se reconocieron las virtudes de la democracia como complejo de instituciones y procedimientos para la coexistencia pacífica.
En la segunda sesión, dedicada a analizar ¿cuál cultura requiere el cambio?, se habló de historia de las ideas, intelectuales y sobre todo de libertad, magníficamente presentada por Carlos de la Isla. También se discutió sobre hegemonía y de medios de comunicación. El debate planteó un problema clave: la relación entre medios y violencia. De ahí que se intercambiaran diferentes perspectivas acerca de su influencia en nuestra realidad actual.
En la tercera sesión se discutió acerca de cuál es la ciudadanía para los grupos minoritarios. Se planteó la relación entre ciudadanía y tolerancia multicultural, destacando el espacio de la legalidad. Fernando Castañeda problematizó ese concepto importante para la realidad mexicana. La reflexión sobre los conceptos ``racismo'' e ``identidad'', presentados por Alicia Castellanos y Gilda Waldman, permitieron la discusión de las minorías.
La última sesión se refirió al problema de la reforma que las instituciones requieren. Se discutió sobre democracia en México y en América Latina. Las implicaciones de la globalización en la soberanía fueron presentadas por Francisco Guerrero, de la Universidad Anáhuac, y Sabino Bastidas, de la Escuela Libre de Derecho, quienes plantearon desde dos perspectivas la idea de la Constitución global.
Finalmente, Antonio Camou incorporó el término ``gobernabilidad'', ampliando la perspectiva acerca del vínculo entre factores exógenos e internos.
La relación entre democracia y mercado, presentada por Ramón Leucona, planteó la dimensión política de los escenarios económicos futuros.
En el seminario se expusieron ideas, se plantearon problemas, surgieron las diferencias, pero -y eso fue lo más importante- al final cada quien escuchó un punto de vista diferente y colectivamente se vislumbró un futuro para las ciencias sociales en nuestro país.
La intersección entre diferentes puntos de vista brindó una pequeña lección: respetando la diferencia, podremos ser más democráticos.
El diálogo es una de las bases de la política, entendida como forma de acción y de saber que tiene por objeto la vida de la ciudad y de los ciudadanos. La política es discurso y acción, como sostiene Hannah Arendt.
Ejercicio plural
El grupo pural de profesionistas de las ciencias sociales que participó en el Léxico de la política constató que la necesaria renovación de las ideas está en curso. El libro, que será editado próximamente, está dirigido tanto al especialista como al público en general que se interesa en los conceptos de las ciencias sociales desde la perspectiva de la ciencia política, la sociología y la historia de las ideas.
Un punto importante fue el establecimiento del nexo entre un proyecto del Conacyt y la difusión del trabajo del científico social en nuestro país. Se estableció un puente entre ciencia y sociedad. A través de la colaboración, la academia mexicana puede encontrar nueva vías para divulgar el conocimiento.
En el Léxico de la política participan más de 100 académicos de alto nivel, pertenecientes a diferentes formaciones intelectuales. Ellos han analizado en forma de ensayo distintos conceptos de las ciencias sociales relacionados con la política.
El Léxico de la política cuenta con un comité dictaminador integrado por especialistas de diversas partes del mundo como el filósofo Pier Paolo Portinaro, de la Universidad de Turín; el jurista Raffaele De Giorgi, de la Universidad de Lecce; el sociólogo estadunidense Jeffrey C. Alexander, de la Universidad de California-Los Angeles; la politóloga mexicana Soledad Loaeza, de El Colegio de México, y el también científico de la política Manuel Alcántara, de la Universidad de Salamanca.
Este ejercicio de pluralismo espera contribuir desde su natural esfera de acción al intercambio de ideas entre quienes están dispuestos a escuchar a otros que no piensan igual.
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