La Jornada 6 de julio de 1998

Redoblan sobrevuelos en La Realidad, tras el discurso de Simojovel

Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 5 de julio Ť Pasan los días y los discursos, las amenazas y las promesas, y aquí lo único que saben es que, desde que vino la Cocopa a dejar su sobre amarillo, la vigilancia militar sobre la comunidad se ha incrementado nuevamente. Por tierra y por aire. De día y de noche.

Hoy, mientras se encuentra de visita en La Realidad uno de los 10 grupos en que se dividió la misión trinacional que recorre Chiapas, una patrulla de cinco vehículos del Ejército se aproxima a 300 metros del Aguascalientes.

-Así le hacen -dice Salvador-, y más los últimos días. Hasta tres veces vienen en sus carros y se están allí dos o tres horas, hacen recorridos y regresan al río Euseba.

Los sobrevuelos también se intensificaron, y más en la presente semana, después del elocuente discurso del presidente Ernesto Zedillo en Simojovel:

-Nomás de que habló Zedillo, y se vinieron los helicópteros -dice Salvador, y no bien lo acaba de decir, un gran helicóptero verde da tres cerradas vueltas sobre La Realidad. Al parecer siguen los pasos de la delegación estadunidense y canadiense que arribó aquí esta mañana.

Transcurre la tarde y siguen los vuelos de aviones y avionetas de reconocimiento. En el campamento militar de Guadalupe Tepeyac ayer se pudo ver movimiento de tanquetas y tropas ejecutando ejercicios, pero hoy, al paso de los visitantes de Norteamérica, hagan de cuenta que se los tragó la tierra.

A lo que viene la trinacional

Una mujer de Siracusa, Nueva York, explica su presencia en La Realidad:

-Creemos que es importante mantener la visibilidad internacional de Chiapas. En mi ciudad, por ejemplo, las noticias están bloqueadas en los medios electrónicos y los periódicos. Necesitamos informar a la gente de nuestros países sobre la realidad aquí.

-¿Por qué es importante?

-Somos humanos -responde la mujer de Siracusa-, y si se violan los derechos de nuestros vecinos, tenemos el derecho y la obligación de hacer preguntas.

La delegación trinacional de 120 miembros, que actualmente recorre en 10 direcciones distintas la zona de conflicto, tiene una composición por demás heterogénea. Lo mismo Médicos por la Salud del Mundo que Pastores por la Paz, comités de solidaridad, agrupaciones académicas y estudiantiles; provienen de 20 estados del vecino país y varias provincias de Canadá.

En abril de este año se convocó en Washington una manifestación de protesta contra la política del gobierno mexicano en Chiapas, y para sorpresa de los organizadores se congregaron representantes de más de 200 organizaciones. Muchos de ellos con experiencia previa en otros conflictos latinoamericanos, por primera ocasión se asociaron y vincularon para estar atentos a la situación de Chiapas.

Un estudiante de Vermont afirma con aplomo:

-No estoy aquí para intervenir en la política de México, sino para cambiar la política del gobierno de mi país.

Y agrega:

-Nos interesa conocer los efectos del TLC, y observar el efecto de las armas y el equipo militar de Estados Unidos aquí es nuestra responsabilidad. En Yugoslavia, las cosas cambiaron cuando sobrevino el interés internacional. Aquí parece que hay una guerra del gobierno contra su pueblo. Y eso no puede ser.

Por su parte, un estudiante de la Columbia Británica, en Canadá, afirma:

-La situación de las comunidades nos parece grave. Hace poco vinieron a Chiapas unos representantes del gobierno de mi país, pero no divulgaron lo que vieron. Por eso hemos tenido que venir, para informar a la gente, porque allá nos esconden la información.

Un maestro universitario del centro de Estados Unidos arriesga una consideración:

-Algunos nos han dicho que si hubieran estado extranjeros en Acteal el día de la matanza, no hubiera pasado eso. Si es así, estamos obligados a mantener una presencia en los pueblos.

Otra profesora universitaria, de Chicago, dice:

-Esas comunidades son un paradigma para el mundo. El esfuerzo de relaciones sociales que hacen entre las gentes y con los pueblos son una enseñanza.

Acaban de escuchar a Raquel, una mujer flaquita y fuerte de la comunidad, que les cuenta a los visitantes de la última vez que les hablaron los soldados amagando con entrar a la comunidad: ``Nos ofrecieron fue las balas que nos van a matar''.

La profesora de Chicago emite una conclusión provisional.

-Lo que está claro, en el poco tiempo que hemos hablado con las mujeres de La Realidad, es que saben que ésta es su tierra, que no necesitan al Ejército para su seguridad; y tal vez no necesitan al gobierno para organizarse, tener una cultura y sobrevivir.