Argentina: la ilusión se volvió tristeza
Marlene Santos A., enviada, Marsella, 4 de julio Ť Se repitió la historia amarga para Argentina; otra vez, como en 1994, dijo adiós al Mundial en la fase de cuartos de final, al caer por 2-1 frente a Holanda.
De nuevo estuvo ahí Diego Armando Maradona, comentando para la televisión de su país, sólo que esta vez no achacó a situaciones externas la marginación de las semifinales del equipo albiceleste, sino que el Pelusa encontró al culpable: ``el técnico Daniel Passarella''.
En el centro de la cancha los jugadores holandeses se abrazaban, se felicitaban, elevaron los brazos al cielo y fueron bailando hasta colocarse frente al grueso de su público. Passarella se despidió de su contrincante Guss Hiddink, mientras sus pupilos se tiraron al césped, agotados, derrotados.
En las tribunas los aficionados vestidos de naranja vibraban con el canto de la Marcha de Aída. Enfrente, las barras bravas por fin, después de 90 minutos de apoyo total, guardaban silencio, aunque algunos aplaudieron al vencedor. Hiddink estrechaba a sus jugadores, uno por uno.
El gran ambiente previo al cotejo lo impusieron los argentinos, quienes como si tuvieran tres patrias mezclaron con la playera albiceleste las del River y la del Boca Juniors. Finalmente se unieron, se desnudaron los torsos e hicieron girar sus prendas como rehiletes.
El árbitro mexicano Arturo Brizio, quien tuvo un buen desempeño, dio el silbatazo inicial y fue Holanda el equipo más avocado al ataque con su futbol de velocidad, fuerza y en cuyo repertorio incluyó las gambetas de su exótico jugador Edgar Davids.
Al minuto 4 los albicelestes se salvaron de un potente disparo de Wim Jonk que se estrelló en el poste. Siete minutos después tuvo una nueva oportunidad la Naranja Mecánica, que ahora sí se fue al frente con un golazo de Patrick Kluivert, tras una rápida triangulación donde Dennis Bergkamp le pusó el balón con la cabeza para que el hábil delantero rematara a placer.
El 1-0 fue un acicate para el orgullo de los sudamericanos, quienes, de nuevo impulsados por Ariel Ortega, se lanzaron al ataque hasta lograr la igualada al minuto 17. Gabriel Batistuta envió un pase filtrado a Claudio López, quien definió bien para el 1-1, al tirar su remate por entre las piernas del portero Edwin Van Der Sar. Ortega y Gabriel Batistuta respondieron con un par de tiros al poste.
En las tribunas se vivió un duelo aparte. Del estruendoso ``¡Holand-Holand!'', se pasaba a los tamborazos y cantos de los argentinos ``Hay que luchar, señor, hay que luchar... tenemos que ganar'' o el ``Olé, olé, olé, olé, olé, olá, Argentina: cada día te quiero más...''
El segundo tiempo fue todo de Holanda, que replegó a su rival y le hizo equivocar varios pases y que obligó a un gran lance a Carlos Roa, tras un disparo de Kluivert. Al minuto 75 Brizio expulsó a Arthur Numan por acumulación de tarjetas amarillas y después dejó también con 10 hombres a Argentina, cuando Ortega se tiró un clavado buscando provocar la pena máxima; Brizio lo amonestó y enseguida lo expulsó por tirarle un cabezazo al portero Van Der Sar al minuto 87.
Los pupilos de Guss Hiddink buscaron la definición a su favor y lo lograron al minuto 89, con gol de Dennis Bergkamp, quien controló bien un largo servicio que le remitió Frank de Boer.
La Naranja Mecánica fue pues el equipo que mostró más ambición al ataque, sobre todo en el segundo tiempo, mientras que los albicelestes vieron apagarse su buena estrella, tras una fase inicial donde enfrentaron a equipos debutantes en copas del mundo, como Japón, Jamaica y Croacia, y que con más suerte que buen futbol, salieron avantes de la fase de octavos de final en la definición por penales, con marcador de 4-3 frente a Inglaterra.