EN POS DE UN EMPLEO
La primera Feria del empleo que organiza el gobierno del Distrito Federal convocó ayer a miles, aunque pocos con aspiraciones a convertirse en policías. Muchas mujeres interesadas en alcanzar alguna vacante, ``aunque sea como recepcionista'', y un disputado número de plazas, que nunca son suficientes.
Si hace tres años la feria más sonada que se realizó en el Centro Internacional de Exposiciones culminó en un amotinamiento de los solicitantes y en el bloqueo de Paseo de la Reforma, además de la llegada de granaderos, ayer, con acceso controlado, el gobierno capitalino organizó una sola jornada de nueve horas y media en la que ofertó 22 mil empleos, con la participación de empresas privadas y de diferentes áreas del gobierno.
En el Palacio de los Deportes, dos centenas de empresas instalaron sus locales con la colaboración de la Subsecretaría del Trabajo del DF; la organización no costó más de 300 mil pesos para las arcas capitalinas.
Esta vez no se cobró la entrada, dijo la secretaría de Gobierno, Rosario Robles, quien recordó que en otras ferias ``se cobraba una ficha para ingresar a alguna feria, y entonces fue hasta un escándalo porque mucha de esa gente que pagó por la ficha no pudo ni siquiera tener una opción''. La entrada fue gratuita, aunque requirió de cumplir una serie de pasos en las 16 delegaciones políticas para estar registrados.
Equidad en la oferta, requisito
Rosario Robles informó tras hacer un recorrido en representación del jefe de gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas, que se planteó a las empresas la necesidad de tener equidad en la oferta para hombres y mujeres, además de dar oportunidades a los jóvenes.
Esta es la primera feria organizada por el gobierno y es la demostración de que la generación de fuentes de trabajo es una prioridad para las autoridades para disminuir el comercio ambulante y la delincuencia, dijo Rosario Robles.
Por la mañana, algunas centenas que no habían sido notificados de que tenían que acudir a las oficinas delegacionales para entrar en un horario programado, se quejaron de lo que llamaron desorganización, pero un poco después les dieron acceso a las entrevistas según el horario fijado con las empresas.
La Secretaría de Seguridad Pública, al igual que lo hace en los módulos de la policía, desplegó información para captar interesados. Puso en juego el mayor número de plazas: mil 600 lugares, aunque la demanda, según comentaron los encargados del estand, había sido menor de la que esperaban.
Por el sonido local se rendía periódicamente un reporte de las vacantes, aunque no habrá cifras confiables, sino hasta las próximas semanas, cuando las empresas estén en condiciones de informar si concretaron las contrataciones.
En muchos casos se requiere de días y nuevas entrevistas para determinar si es el candidato idóneo, explicó Coral Sola Murillo, una de las encargadas de la organización.
Largas filas para esperar el ingreso en grupos se observaron hasta la tarde y noche, y aun a las 21:30 horas no había un reporte de la asistencia ni del número de vacantes que podrían haberse ocupado.
En un recorrido se pudo apreciar que el mayor número de plazas fue para trabajadores de establecimientos de comida rápida, recepcionistas, choferes, auxiliares de contabilidad, personal de seguridad (privada y pública) y cajeras.
El gobierno había puesto como requisito que las empresas ofrecieran empleos por más de un salario mínimo, que no sean de comisionistas y tampoco eventuales, sino permanentes. Las ofertas iban de un poco más de un salario mínimo más comisión y unas pocas plazas de 6 mil y otras de 12 mil pesos, éstas últimas con trabajos relacionados con la rama de la ingeniería. (Ricardo Olayo)