Ramón Vera Herrera
Maye Niuhue

Los bosques no existen porque su madera sea aprovechable. Obvia la frase, hay urgencia de escribirla. No es sólo ecología, ``cuidado del medio ambiente'' o ``sustentabilidad'' lo que está en juego. Lo real es que muchos de los bosques catalogados como vírgenes están en las condiciones que hoy encontramos porque los pueblos indígenas que vivieron de ellos los dejaron --los mantienen-- como bosques ``vírgenes''.

El país entero estuvo en llamas y miles de hectáreas de bosque sufrieron los daños que ocasionaron los incendios que, se rumora, no fueron sólo producto de la prolongada sequía. Mientras esto ocurría, en Nayarit se procedía a un ``aprovechamiento maderero'' en Maye Niuhue, considerado uno de los bosques más antiguos --y sagrados-- del territorio wixárika, que abarca centralmente Jalisco, pero también partes de Zacatecas, Durango y Nayarit.

Desde abril de 1997 existe constancia de la primera denuncia que el pueblo wixárika hizo ante las autoridades por los trabajos de marcado que emprendía Triplay y Maderas del Norte, compañía de Durango. En marzo de este año se hizo la denuncia una vez más, y se mencionó la anterior, a la que las autoridades no prestaron atención alguna. Tal aprovechamiento, en vigencia desde 1994 y hasta el año 2001, autorizado por la delegación estatal de Nayarit de la Semarnap (oficio 78.03.03.165/00429), es ilegal porque el bosque en cuestión está dentro de los terrenos que continúan en litigio entre los comuneros de San Sebastián y los invasores mestizos de Puente de Camotlán y Huajimic, en tribunales agrarios que han estado emitiendo sentencias favorables a los huicholes.

En lo que pareciera una provocación, tal permiso de explotación del bosque se otorgó a Francisco Quintanilla, uno de los más conocidos invasores de los terrenos de la comunidad wixárika, y éste a su vez contrató con la empresa duranguense. Lo anterior resulta más incomprensible pues los predios se ubican en Jalisco, siendo el delegado de esta entidad quien debió intervenir oficialmente. Para rematar el enredo, la tala autorizada por Semarnap viola los artículos 4, 6, 7, 14, 15, 17 y 18 del Convenio 169 de la OIT.

Maye Niuhue es catalogado como uno de los hábitats más importantes del país en cuanto a biodiversidad y endemismo. Habitan ahí 22 especies clasificadas por la Semarnap ``en peligro de extinción'' en su NOM-059, ahora amenazadas por la tala.

Los wixárika viven del bosque --pues han mantenido sus hábitos de recolección--, no de la madera. Allí vive Tamatsi, el venado sagrado. Han insistido por todos los medios pacíficos a su alcance en su voluntad de que se respete su territorio, el cual no sólo tiene componentes agrarios como suponen los funcionarios. Su territorio es sobre todo un entramado de símbolos y referencias. Las laderas, los cerros, los parajes, los bosques y los ojos de agua, representan una parte del sentido de permanencia del pueblo wixárika y tienen voz profunda en su cultura. Este sentido les ha permitido mantener una visión cohesionada de la vida, que hoy ya no está de moda reivindicar sin pena de ser tildado de idealizador. Y sin embargo se mueve, porque para el pueblo wixárika tal sentido les ha permitido conservar su saber y su territorio con bosques tan antiguos como Maye Niuhue y defenderlos en pleno uso de su ser contemporáneo.

A contrapelo, el gobernador y el procurador de Nayarit pretenden desatar una persecución y un hostigamiento militar y policiaco contra la Unión de Comunidades Huicholas de Jalisco (UCH) y contra AJAGI (Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas), su representante legal. El cargo principal es que presuntamente secuestraron a los trabajadores de la compañía maderera, y que el intento de defensa pacífica de su bosque prepara ataques ``armados'' contra los posesionarios mestizos. Los funcionarios incurren en infundio al declarar que los wixárika están armados aunque los huicholes demuestran su voluntad de paz en todos los espacios que tienen para interactuar.

¿Qué cara pondrán cuando vean el video en el que los wixárika juegan volibol bastante alegres con los trabajadores de la compañía maderera (presuntos secuestrados), mientras ambos grupos esperan a las autoridades para establecer un convenio, sin secuestros ni maltratos, que además dio la razón a los wixárika? ¿Se reirán tanto como ambos grupos cuando había una buena jugada, cuando la picada de un trabajador anotaba un tanto contra los wixárika, cuando alguno voló la pelota y hubo que ir a recogerla platicando?