La Jornada 1 de julio de 1998

Plantea Luis Villoro transformar la sociedad mediante la ética política

César Güemes Ť No hay fecha que no se cumpla: el anunciado fin de las ideologías y de las utopías parece haberse instalado ya en la cotidianidad de la vida social. Ante esto, sin embargo, más allá del fin de la historia, que por fortuna no existe, se abren otras posibilidades. A descubrirlas se dedicó el filósofo Luis Villoro para obtener como conclusión su más reciente libro, El poder y el valor, fundamentos de una ética política (FCE), que anoche entró formalmente en circulación.

--Se ha hablado desde hace un tiempo considerable de la desaparición de las utopías. Sin embargo, éstas hacían que el camino hacia adelante se volviera más amplio, más largo. ¿Desaparecen las utopías, así, sin más?

--Mi libro indudablemente está fechado. Esto es, responde a un momento en que los grandes intentos de transformación de la sociedad, para lograr por fin una organización más humana y liberada de la explotación, parecen haber llegado al punto del fracaso con la derrota, por así decirlo, de los llamados socialismos reales. Esto ha dado lugar a un clima general de desencanto y conformismo en el pensamiento occidental. Incluso las tendencias que a sí mismas se llaman posmodernistas están inficionadas de esta desilusión ante el poder de la razón para transformar la sociedad.

``De ahí que también en este desencanto queden incluidos la duda sobre el papel que pueden jugar en la mejora de las sociedades humanas, ideologías y utopías. Entonces, una de las razones de mi trabajo es enfrentarme con este desencanto para proponer una alternativa. Es decir, frente a la desilusión, frente al conformismo, está abierta, pienso yo, una reflexión sobre las posibilidades de transformar la sociedad a través de la ética política. Ese es mi intento.

Proponer una ética política

``En esta propuesta tiene un lugar importante la crítica de la utopía. Quise hacer un desglose entre los errores de las utopías que han conducido muy a menudo a lo contrario de lo que se propusieron: en busca de mejorar la organización social han conducido a una circunstancia de mayor opresión y de barbarie.

``Hay que romper con este círculo de la utopía que pretende realizar el mundo ideal y que al intentar cumplirlo refuerza a la sociedad violenta e injusta, lo cual a su vez provoca nuevas utopías.

``Mi propuesta es la de una ética política que en mi opinión debe tener algunas características fundamentales. La ética debe ser, al igual que la utopía, disruptiva. O sea, la ética rompe con la situación existente; no se conforma con ella y propone, al igual que la utopía, una serie de fines y de valores que no se realizan en la sociedad actual. En ese sentido la ética es disruptiva. Pero, a diferencia de la utopía, la ética política ha de ser concreta, esto quiere decir que debe adecuarse en todo momento a las relaciones de medios afines que hay en cada contexto particular para realizar las acciones políticas.''

--El proyecto y la actual situación del EZLN, ¿qué tanto tiene de utopía y qué tanto de la ética política que usted señala?

--Así como mencioné que, en el contexto inicial de la reflexión filosófica que se expresa en el libro, estaba el desencanto por los programas de transformación social que en los siglos XIX y en lo que va del XX se han dado, otro factor que también da lugar a mi reflexión es justamente esta nueva propuesta que aparece ya después de la crisis de los socialismos reales. La nueva propuesta se manifiesta, por ejemplo, en los programas de las comunidades indígenas mexicanas, y fundamentalmente en el EZLN. Es una propuesta, a mi modo de ver, fundamentalmente ética. Es una idea de transformación de la sociedad actual mediante principios tales como ``Todo para todos, nada para nosotros'' o ``Mandar obedeciendo'', que son principios de ética política. La guerrilla que se inicia con el EZLN en México tuvo que tomar las armas para que después, según su propia expresión, se volvieran innecesarias las armas mismas. Inmediatamente después de que tuvo que emplear la violencia para hacerse oír, y hasta ahorita, no ha efectuado un tiro. Esta propuesta, entonces, también hace reflexionar sobre las posibilidades de un cambio no violento, que es una acción ética frente al poder impositivo y violento.

``Esa es otra de las líneas que atraviesan el libro, las relaciones entre el poder que es impositivo y la actitud moral que indudablemente en último término es una vía que privilegia y trata de llegar al mayor alcance a partir de la no violencia. En este sentido la rebelión de las comunidades más pobres, pero quizá con el más amplio sentido moral que tenemos en México, ha sido un aliciente muy fuerte para mi reflexión.''

Abandonar el silencio

--¿Habrá algún lazo entre la propuesta de ética política que hace y el modo de actuar de la clase política mexicana? ¿La clase gobernante se entera de que esto existe?

--Aunque el libro no es sobre la situación actual mexicana, es claro que puede aplicarse lo que digo en él a lo que vivimos. El sistema político mexicano de hoy nace de un movimiento que tiene un sentido de justicia social muy fuerte, la Revolución mexicana. Y por tanto apuesta a ciertos valores de ética política disruptiva que trata de transformar la sociedad. Sin embargo muy pronto este sistema se corrompe, se coagula en una serie de instituciones y de prácticas que no sólo no tienen nada de ético sino que se podrían poner como ejemplo de lo contrario: la corrupción, la inseguridad, etcétera.

--En su libro toca a Rousseau, Marx y Maquiavelo, quienes en principio pertenecen a mundos distintos. Y sin embargo hay manera de conectarlos, maestro.

--Elegí a esos tres autores clásicos por dos razones que interesaban a mi reflexión. La primera, porque quería que los distintos temas de mi trabajo de algún modo no se vieran aislados de las grandes corrientes del pensamiento clásico. Y la segunda, porque me pareció útil que mi reflexión, que es crítica del pensamiento político moderno, tuviera como introducción propuestas de autores que son fundamentales en ese pensamiento. En efecto, los tres pensadores que he retomado están muy alejados entre sí, y sin embargo encuentro en todos ellos un mismo tema preocupante: la contraposición entre dos lenguajes de la política, el del poder escueto y el del valor de los principios que deberían dirigir una política justa. Claro, cada uno de ellos me sirve para plantear un tema, pero no los sigo, por el contrario, hago una crítica de su pensamiento.

--Ya que ha sido usted cercano al EZLN, ¿no le parece que ya va siendo hora de que reaparezca en la escena Marcos, antes de que debido a ese mutismo de ahora la balanza siga inclinándose tanto hacia uno de los lados?

--Marcos está por lo pronto en la mente y en el corazón de muchos mexicanos. Y está, espero, en una parte del futuro de México. Respetando la actitud que ha tomado el consejo indígena, respetando su voluntad de no ceder en un diálogo que en su opinión no presenta condiciones suficientes para salvaguardar la integridad y la libertad de las dos partes, sí creo que sería muy bueno para la misma causa que ellos defienden que rompieran su silencio para dialogar. Si quieren, no con los representantes de un gobierno que ellos consideran incumplido, sino para dialogar con muchos otros sectores de la sociedad civil que desearíamos volver a tener comunicación con ellos. Y es que después de todo, la propuesta del EZLN de transformación social no violenta es compartida por muchos sectores del país. A México le hace falta que ellos estén presentes.