La Jornada jueves 2 de julio de 1998

Rodolfo F. Peña
Qué pasa en Chiapas

Ayer en la mañana el doctor Zedillo habló largo y tendido sobre Chiapas. No quiso dejar asunto sin tratar, porque el tema le estaba quemando otra vez los labios. Eso y lo de Fobaproa, que viene de los asuntos de la crisis de noviembre de l994, le tiene sin pestañear un ojo. Habló de la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, del 9 de marzo de l995; de los Acuerdos de San Andrés, del 16 de febrero de l996, y de las Reformas Constitucionales sobre Derechos Indígenas, de casi diez meses después.

Desde luego, los soldados del ejército mexicano y sus guardaespaldas salieron a relucir. Sin ellos, no habría paz en Chiapas. Es con ellos, con su voluntad de servicio, como se conjuga la unidad. En otras ocasiones, se ha proscrito el servicio de esas unidades en Chiapas. Más aún, se les ha roto como estrategas de esa paz que todo mundo busca en Chiapas. Pero se les ha dejado allí. Y así no hay quién mire al buen gobierno de la República como alguien que quiere dialogar. Se le mira como alguien que pretende, y no le es posible, meter a todos los contingentes indígenas a un gran chiquero, mientras a sus jefes se les mantiene encerrados, quién sabe dónde.

No hay quien mire al doctor Zedillo como queriendo negociar. No se le mira así desde que en noviembre de l998, presentó una postura, Observaciones del gobierno, en que ya se retractaba de todo lo que había firmado, y presentaba por sí mismo una propuesta al Congreso. Y ahora, en su texto, dice que no quiere Comisiones Nacionales de Intermediación (Conai), y aquí algunos priístas de ésos que no quieren saber nada más que del gobierno, aplaudieron.

Lo que está mirándose en Chiapas es la última parte de lo que planteó Zedillo. Una última etapa en que lo único que cuenta es lo que el señor dice de sí mismo y lo que nada cuenta es lo que los demás dicen de sí mismos. Es lo que va a acabar con la Ley para el Diálogo, y luego con la Cocopa, de la que ya se dice que, algunos de sus integrantes, están más para el lado del gobierno que para el lado de los indígenas. ¿Con quién habrían de hablar así los indígenas y el gobierno?

¿Con ese comisionado para la paz que por todas partes dice con el ánimo de quién está él?

Se han cerrado los caminos para la paz en Chiapas. A menos que el gobierno los vuelva a abrir con el Acuerdo de San Andrés y el retiro de sus ejércitos. Hasta donde se ve, se han cerrado. No se perfila más que un camino, y es el que conduce al Fobraproa por el conflicto chiapaneco. ¿Hay algún partido que pudiera discutir esto? Yo no lo creo, pero si es así, que así le vaya al partidito y a su gente. No lo creo, pero cuando se tiene todo resuelto con el partido de la mezcolanza rara, y del otro, clasemediero, pero con una argamasa algo confusa que mira hacia arriba, algo puede suceder. ¿Y el de la izquierda? A ver, a ver.