Luis Linares Zapata
Rebotes futboleros

Se esfumaron las ilusiones de pasar a los cuartos de final o hasta semifinales como lo esperaban los más ilusionados. El coraje de la pérdida queda ahora frente a la necia realidad cotidiana. Ni los futbolistas o su entrenador pueden concitar malquerencias pues se desempeñaron con dignidad, conocimiento y esfuerzo. El malestar colectivo se ha de depositar ahora en otro lado. La pregunta será ¿en dónde o en quién? Como de pasada y sólo a guisa de señalamiento impertinente, habría que recordar dos características de las urnas y los votos. Por un lado han sido el mejor sitio para recabar dolencias, penurias, incumplimientos y quejas. Aunque también recogen las esperanzas y las premiaciones por el buen desempeño.

Esta semana marcará la culminación de los procesos electorales en tres estados del centro-norte de la República. En ellos, las iniciales ventajas para el PRI se han ido desdibujando hasta esfumarse en un panorama que va de lo complicado (Durango), al de reñida competencia (Chihuahua), para concluir en el desolador cuadro que se ha conformado en Zacatecas.

Chihuahua es un caso aparte y debe ser analizado con detalle. En primer lugar por ser éste el Estado que ha marcado la orientación en la lucha electoral en todo el país. Allí se ganó una gubernatura para el PAN a pesar de las condiciones ideales para el priísmo de ese entonces. Se contaba con, y, al parecer, aun tienen la mejor base organizada de militantes. En segundo término, fue el sitio escogido para abrir la consulta a la población. Este método, inusual para ese partido, fue el que se usó para decidir la candidatura de P. Martínez, su actual abanderado, dándole una legitimidad aceptable de arranque. Ventaja que, sin embargo, ha ido perdiendo en la campaña. El esfuerzo para recuperar un estado en manos de la oposición (ya frustrado en Baja California de E. Ruffo A.), enfrenta así su siguiente oportunidad. De negárseles el triunfo de nueva cuenta, se iniciará una suerte de camino sin retorno aparente.

Sí a los resultados recientes de las elecciones locales de Baja California le sumamos lo que pudiera pasar este fin de semana, según puede verse desde ahora, el horizonte es tan desolador para el PRI que se pueden aventurar dos escenarios. Uno de catástrofe, donde el oficialismo pierde en todas las contiendas. Otro de consolación donde el PRI sólo pierde Zacatecas.

El último escenario no tendría consecuencias especiales. A la derrota, supuesta desde el arranque, se le opondrían tanto la recuperación de Chihuahua como la conservación de Durango, aun cuando tales pronósticos fueran alcanzados por escasos márgenes.

En cambio, el catastrófico, presentaría consecuencias difícilmente consideradas hace apenas una semana a lo sumo. No se visualiza que la élite gobernante haya previsto tal posibilidad y, menos aún, que hubiera meditado sus derivaciones. Se intenta aquí llamar la atención sobre tan factible escenario.

De conjuntarse los reveses priístas así previstos se dibujaría un real complejo de catástrofe para el grupo gobernante y para el modelo de conducción económico en general. La imagen presidencial resentiría de inmediato los efectos demoledores del fenómeno. Ello se extendería, sin mediar tiempos ni atenuantes, a las delicadas negociaciones con el Legislativo y con facilidad tocarían los estrechos márgenes de maniobra para conducir la economía. Nada se diga del conflicto chiapaneco y de las perentorias elecciones en otros estados durante el presente año. Todo ello sólo si atendemos al corto plazo. Las estribaciones de más largo talante no son, tampoco, halagadoras. Una llegaría hasta el centro del manejo sucesorio dentro del PRI y lo que reste, afectaría las posibilidades del oficialismo para el 2000. Una buena semana para las apuestas, no cabe la menor duda.

La suerte ha sido echada. Los intereses comenzarán a moverse en peligrosos balances dadas las entrevistas consecuencias. Se deben encender todas las farolas disponibles para que los procesos sean llevados a cabo con toda transparencia. No faltarán los reclamos por el seguro empleo de toda clase de artimañas para trastocar la voluntad popular. Ojalá y no prosperen los malhechores de siempre y se puedan enfrentar las consecuencias de una más de las etapas y costos de la democracia.