Migrantes, la mayoría de asesinadas en Juárez
Rubén Villalpando Moreno, corresponsal /I, Ciudad Juárez, Chih., 28 de junio Ť En los asesinatos de 136 mujeres en esta población priva el perfil de la migrante. Los víctimarios eligen a jóvenes morenas, delgadas, de cabello negro y largo para violarlas, torturarlas, asesinarlas y finalmente tirar sus cuerpos en las inmediaciones del desierto. La saña e impunidad de los criminales inducen a organismos no gubernamentales (ONG) a sostener que tras los homicidios en serie, que empezaron hace cinco años, podrían estar agentes policiacos.
La ola de muertes parece no tener fin. La cifra de víctimas podría ser mayor a la conocida, si se considera que hay reportadas otras 95 jovencitas desaparecidas. La mayoría de las mujeres no había cumplido 25 años, y hay casos extremos: 21 niñas de entre l0 y l3 años de edad también fueron violadas, estranguladas y heridas con arma blanca.
Judith Galarza, dirigente del Comité Independiente de Chihuahua pro Defensa de Derechos Humanos (CICDH), señala que hay una coincidencia entre la mayoría de los homicidios y la supuesta ineficacia policiaca, por lo que existe la posibilidad de que las muertes tengan en el fondo actividades ilícitas aún no descubiertas.
Expuso que en las organizaciones no gubernamentales corre la versión de que antes de matar a las víctimas éstas son utilizadas para filmar cine pornográfico y sádico -con escenas reales- que tiene gran demanda en Estados Unidos y Europa.
Advierte que por la forma en que se han presentado los casos, es posible que las tengan secuestradas en casas de seguridad por motivos no conocidos, donde son violadas, torturadas, asesinadas y posteriormente tiradas en lugares cercanos al desierto. Los atacantes deben tener una infraestructura completa, incluyendo vehículos que se pueden internar en zonas desérticas.
``Las muchachas del sur''
Las mujeres migrantes son el objetivo principal de los asesinos, pero atacan por igual a obreras de maquiladoras o estudiantes de primaria o secundaria de piel morena, que son secuestradas cerca de su casa o trabajo a plena luz del día, muy pocas veces en la noche o en bares y discotecas.
Más de la mitad de la población vive en riesgo, si se considera que del millón y medio de habitantes que hay en esta ciudad más del 50 por ciento son migrantes, y se calcula que la mayoría son mujeres.
Sin embargo, la pesadilla que viven las juarenses no es generalizada, ya que entre las mujeres altas de tez blanca -característica común en las chihuahuenses- no han ocurrido muertes de este tipo. Hasta el momento, las jóvenes ejecutadas han sido morenas y delgadas, conocidas aquí como ``las muchachas del sur''.
De acuerdo con investigaciones, 90 por ciento de las víctimas no había cumplido los 25 años, y al menos una docena rebasaba esta edad. Todas eran mujeres pobres que vivían lejos de sus familiares. Este elemento parece ser determinante para que los crímenes queden en silencio y explica por qué, de los cadáveres encontrados, 41 no han sido identificados, según el reporte de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Antes de morir fueron torturadas
La mayoría de las víctimas fueron estranguladas o asfixiadas, además de que presentan heridas con arma blanca en diversas partes del cuerpo, como el pecho, abdomen, órganos genitales y cuello. Al menos 35 muestran secuelas de tortura; a algunas les arrancaron los pezones, les introdujeron objetos punzocortantes en la vagina y ano o las mutilaron a mordidas. Hay cuerpos que fueron descuartizados o calcinados. A l2 las mataron con arma de fuego.
En muchos casos los cuerpos aparecieron en la misma posición, con la pantaleta a las rodillas o en una pierna, casi siempre llevan ropa interior oscura y al parecer, fueron sometidas con la mano derecha. Entre los cadáveres localizados entre l993 y l995, muchas de ellas tenían los zapatos atados a un costado.
La mayoría de los cuerpos, semienterrados y en avanzado estado de descomposición, fueron encontrados en el kilómetro 20 de la carretera Panamericana y en colonias de la zona sur como Lote Bravo, Granja Santa Elena y Zacate Blanco.
Otros cuerpos fueron encontrados en el poniente, a orillas del Río Bravo y en colonias como Anapra y Lomas de Poleo, así como en el Cerro Bola, donde tienen acceso personas con buenos vehículos que conocen perfectamente la ciudad.
Guerra de cifras
Las estadísticas señalan a Graciela García, de l7 años de edad, como la primera víctima. Fue localizada sin vida en un terreno baldío del poniente de la ciudad el 23 de enero de l993.
Desde esa fecha hasta el pasado mes de mayo se han conocido de manera pública l36 crímenes. La cifra es resultado de un comparativo entre los datos recabados por ONG -algunas mencionan l47- y las 88 que reconoce oficialmente la PGJE.
El procurador general de Justicia estatal, Arturo Chávez Chávez, y el Partido Acción Nacional, que lo llevó a ocupar el cargo, quieren minimizar las cifras. Declaran y publican desplegados en medios locales señalando que ``únicamente'' son 88 los asesinatos registrados y que son cifras menores a las de otros estados de la República.
Sin embargo, en el informe que entregaron a las diputadas de la Comisión de Género de la Cámara de Diputados que visitó Ciudad Juárez en mayo pasado, se registran 98 casos, entre ellos los de dos desaparecidas y el de un hombre.
La postura del procurador es similar a la del gobernador Francisco Barrio Terrazas, quien asegura que en otras entidades existen más casos, pero como en Chihuahua hay prensa mala, que publica hechos de violencia a nivel nacional, crea una mala imagen al estado y al gobierno.
La violencia, denominador común
En esta ciudad, donde hay más bares que colegios, la violencia es algo común que se ha recrudecido contra la mujeres con estos asesinatos en serie, pero afecta también a niños y varones. Una prueba de la violencia que flagela a sus habitantes es que durante l997 sucedieron 9l8 muertes violentas -incluyendo homicidios, accidentes viales y suicidios- y de enero de ese año a la fecha ha habido 80 ejecuciones ligadas al narcotráfico, 60 de ellas luego de la muerte de Amado Carrillo.
Existen diversas hipótesis sobre los agresores, entre ellas la de una jovencita que acusó al ciudadano egipcio Omar Latif Shariff como presunto violador, y testimonios que señalan como presuntos agresores a un grupo conocido como Los Rebeldes.
Lo real es que ante la indiferencia y falta de interés de las autoridades en estos hechos, la pesadilla que se inició en enero de l993 parece no tener fin y hoy con una variante: en abril de este año fue ultimada María Sagrario González Flores, de l6 años, que militaba en las comunidades eclesiales de base de la iglesia de San Pedro y San Pablo y se desconoce el paradero de Minerva Arce. Ambas luchaban permanentemente por defender los derechos humanos.