IN MEMORIAM
Salvador Zubirán: los 100 años de un maestro
Aunque ya se han escrito numerosos y elogiosos artículos sobre el doctor Salvador Zubirán, en ocasión de su deceso el pasado 10 de junio, hay que recalcar algunos méritos de quien sin duda tuvo una especial significación en el ámbito académico nacional.
A Zubirán se debe la Ciudad Universitaria, fundamental para el desarrollo de la UNAM, que en un principio le pagó con el agravio y con la indiferencia hasta su salida de esa casa de estudios. Sin embargo, Zubirán consideró su renuncia a la rectoría como un acto de dignidad y se fue sin ningún rencor; para él ese hecho lamentable fue tan sólo un accidente en su vida profesional.
Dedicó entonces todos sus esfuerzos al Instituto Nacional de la Nutrición, que cumplió recientemente su cincuentenario, y después de varios intentos infructuosos lo logró consolidar. Nunca se conformó, aunque fue vanidoso ante el éxito y humilde ante el fracaso, como él mismo dijo en su último discurso en la propia universidad.
Quizá no imaginó -en un principio nadie lo pensó- que de un pequeño pabellón del Hospital General de México, cuna de los primeros institutos, surgiría un organismo dotado de una infraestructura técnica, médica, de enseñanza y de investigación que es sin duda la mejor del país.
Zubirán tuvo además una certera visión política: siempre entre los tapados, acertó o dibujo quién sería el nuevo presidente de la República, hecho que muy pocos conocen. Fue un hombre con una influencia política definitiva, basada solamente en su prestigio profesional, caso verdaderamente excepcional en un país donde la influencia es producto del amiguismo o la complicidad.
Siempre excelente amigo brindó su ayuda incondicional a quienes trabajaron con él, aun en circunstancias muy difíciles como el movimiento médico de 1965 y el sismo de 1985. Pidió solamente no abandonar jamás la ética profesional y la actitud de servicio institucional.
El ejemplo de Zubirán ha sido un acicate de profundas consecuencias. Sin duda, cada nuevo instituto se inspiró en él. Zubirán fue un impulsor de la ciencia y un realizador de cosas importantes, y ese fue su mayor mérito. (Raúl Cicero)