La Jornada lunes 29 de junio de 1998

Astillero Ť Julio Hernández López

Una de las pocas piezas sueltas de la estrategia del gobierno federal para Chiapas acaba de ser retomada y debidamente emplazada: es el Instituto Nacional Indigenista (INI), donde ha tomado posesión como nueva directora Melba Pría, llevada de la mano por Esteban Moctezuma Barragán y Beatriz Paredes Rangel.

Pría, a quien todas las personas consultadas por esta columna consideraron inteligente y trabajadora, no tiene en su historia personal ningún punto de referencia que explique su reciente nombramiento, más que la pertenencia al equipo del secretario de Desarrollo Social y la gran amistad con la senadora tlaxcalteca que dirige la Confederación Nacional Campesina (CNC).

La sucesora de Carlos Tello Macías, luego de que éste dejó la titularidad de la oficina del indigenismo mexicano para ocupar un consulado en Estados Unidos, ha realizado estudios en el Colegio Alemán, en la UNAM, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.

En su hoja biográfica oficial no asienta en cuáles instituciones consiguió cada título, pero ``es licenciada en sociología y relaciones internacionales, y cuenta con diplomados en planeación estratégica y administración''.

De 1976 a 1979 trabajó en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), de 1979 a 1982 ``en la embajada de México en Israel, como miembro del Servicio Exterior Mexicano''; de 1982 a 1991 en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ``en las áreas de Programación, Distribución y Comercialización de la Jefatura de Publicaciones y, posteriormente, fue titular del área de Promoción Cultural durante cinco años''.

También fue asesora del secretario de Relaciones Exteriores (sin precisar la fecha en que desempeñó tal cargo) y de agosto de 1991 ``hasta 1993'' fue subdirectora de Desarrollo y Comunicación de Mexicana de Aviación.

El último párrafo del historial de la señora Pría, proporcionado en sus oficinas del INI, ofrece la clave de toda esta historia: ``Durante 1994 se desempeñó como delegada especial de la Secretaría de Educación Pública para el estado de Chiapas'', hasta antes de ser nombrada directora del indigenismo.

Así fue: la señora Pría, que llevaba más de dos años como ejecutiva de Mexicana de Aviación, regresó al servicio gubernamental en Chiapas, en una decisión que en su momento fue acreditada al entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán, y que desde luego formaba parte de la estrategia oficial relativa al levantamiento zapatista.

Ese fue su último cargo, delegada especial de la SEP en Chiapas durante más de cuatro años, antes de ser nombrada directora general del INI. A aquél, y a éste, ha llegado por la coyuntura chiapaneca y como parte de un equipo que mira hacia el futuro electoral.

Bucareli-Los Pinos; CNC-PRI

Con tales antecedentes, el relevo en el INI ha movido a preocupación en los ámbitos relacionados con el indigenismo, tanto en el oficial como en el independiente.

Uno de los temores reside en el hecho de que con ese nombramiento se pretenda convertir al INI en mera herramienta ejecutora de las decisiones que tome el eje aliado Bucareli-Los Pinos en su estrategia de guerra contra el indigenismo zapatista.

Por diversas razones, el INI ha contado entre sus trabajadores y funcionarios con un importante segmento cuyo talante es plenamente nacionalista, crítico de muchas de las decisiones gubernamentales en la materia y defensor de posturas adversas a las sostenidas por el eje Labastida-Zedillo.

El anterior director, Carlos Tello, tomó esa plaza como estación burocrática de paso, pero al mismo tiempo su desapego le permitió no cumplir instrucciones facciosas de sus superiores, como las de despedir a funcionarios molestos para el eje Bucareli-Los Pinos, como Magda Gómez, titular de una de las direcciones el INI que ha sostenido posturas críticas y divergentes como los artículos que le ha publicado La Jornada.

Ahora, con una dirección general que sí está inserta en un proyecto político y no, como la interior, instalada con desgana en un cargo en espera de otro, el INI podrá ser encarrilado en el proyecto global que diseñan Francisco Labastida Ochoa y sus estrategas.

No está de más decir que el proyecto político de Labastida está indisolublemente emparentado con el de Moctezuma Barragán, por no decir que son el mismo.

Y, en esa circunstancia, también asoma el riesgo de que se pretenda convertir la estructura nacional indigenista en una instancia de recuperación priísta de las viejas glorias electorales perdidas. La central campesina que dirige Beatriz Paredes tiene la vista puesta en el 2000, y sabe que sus instrumentos tradicionales de control político se han debilitado, acaso de manera irreversible.

Uno de los senderos por recorrer, si se desea restaurar algún poderío electoral aprovechable en el 2000, es el de afianzar los mecanismos de control ya no del campesinado en general, sino del indigenismo. La pérdida del voto verde bien podría atenuarse con el voto indígena.

Por lo pronto, dos datos enturbian aún más el panorama: uno, que Carlos Sirvent (cuyo cargo oficial en la Secretaría de Gobernación no fue proporcionado por la oficina de prensa a pesar de haberlo ofrecido a petición de esta columna) escribió en El Nacional, horas antes de que Melba Pría tomara posesión del INI, un artículo en el que se manifiesta por un cambio radical de política en esa institución, advirtiendo que en ella hay tendencias favorables al zapatismo, y otro dato preocupante, que Magda Gómez, una de las directoras del citado instituto, ha renunciado de manera irrevocable.

Futbol y política

Cuando llegue el momento de hacer el balance del campeonato mundial que actualmente se desarrolla en Francia, se encontrará que en éste hubo un abierto intento de políticos en el poder por influir en decisiones meramente deportivas. Bora Milutinovic enfrentando al dictador nigeriano que oportunamente falleció antes del primer partido; el entrenador colombiano escuchando a Ernesto Samper, que pretendía detener la baja de un seleccionado irresponsable; José María Aznar criticando el triunfalismo hispano; el primer ministro italiano metido también en las decisiones de los entrenadores...

En México no se ha llegado a tales extremos, pero sí a otro más desagradable: la pretensión del poder público de convertir los avances futbolísticos mexicanos en materia para la construcción de buenas imágenes y entonar cursis cánticos de superación personal.

Manuel Lapuente ha dicho con claridad que la histórica actuación de la selección mexicana no se debe ni siquiera a los equipos, sino realmente a los jugadores. En una interesante crítica al sistema futbolístico profesional, que no promueve de verdad escuelas de fuerzas básicas, Lapuente se quitó a sí mismo y a los equipos (ya no se diga a políticos y funcionarios) cualesquier pretensión de apropiarse del esfuerzo de los seleccionados.

Astillas: Ayer, Paraguay dio un ejemplo de lucha contra un equipo de primer nivel como es Francia. Empatados en los tiempos normales, los paraguayos perdieron en la segunda de las partes extraordinarias. Con una defensa heroica y una delantera con buenos chispazos, Paraguay dio un partido memorable... Hoy, México tiene las condiciones propicias para salir adelante, venciendo a Alemania o, cuando menos, regalándonos el orgullo de un juego digno...

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