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Los tintes naturales mexicanos

La riqueza de las técnicas de teñido es digna de rescatarse, ya que ello ayudará a conservar y difundir el conocimiento de nuestro patrimonio cultural, además de promover una conciencia ecológica para preservar las especies de plantas y animales utilizadas tradicionalmente para obtener tintes.

Tintes naturales mexicanos es el título de la muestra inaugurada recientemente en el Museo de la Luz, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, y que permanecerá durante junio, julio y agosto.

Se exhiben diversas muestras de plantas, árboles y semillas de las que se obtiene colorantes naturales. Entre ellos se encuentran la ya conocida grana cochinilla, el palo brasil, el añil, la flor de calabaza, el nogal americano, el huizache, el capulín, el zacate y el girasol, entre muchos otros.

El añil es uno de los colorantes más antiguos, se ha utilizado por más de 4 mil años e incluso su preparación se describe en textos sánscritos. En la actualidad se emplea para teñir telas como la mezclilla, aunque cada día se recurre más a los tintes sintéticos. Estos últimos fueron inventados en 1856, cuando William Perkin logró sintetizar la anilina púrpura. Con ello, el uso de colorantes naturales decayó y la producción de los químicos ha cobrado gran auge al desarrollar más y nuevos colores para la vida moderna y el arte.

La exposición muestra además tres tapices de algodón y lana elaborados por la maestra Leticia Arroyo con la técnica del telar horizontal. Esas obras de color aplicado al textil son A un paso del abismo, El pensamiento mágico contra la cruz y la espada y Viajero estacionario II.

``La luz y el color son algunas de las maravillas que nos ofrece la naturaleza y somos muy afortunados de poder percibirlos. Así pues, hay que aprender a apreciarlos y disfrutar de todo su esplendor, dado que vivimos en uno de los países más rebosantes de color'', señaló Arroyo durante la inauguración de la muestra.