GALERIA Ť Clara E. Lida
La revitalización del pensamiento social crítico en AL
``Desde el siglo XIX, la palabra anarquía se utilizó como sinónimo de desorden, caos, inestabilidades políticas, y el término anarquista se convirtió en un concepto peyorativo aplicado, desde el poder, contra cualquier grupo político o social que pareciera amenazar el orden establecido. Sin embargo, su uso fue relaborado en sentido positivo por las clases populares, como un pensamiento antiautoritario y socialista, basado en la participación democrática.''
Las definiciones transparentes forman parte de las herramientas que la doctora en historia por la Universidad de Princeton, Clara E. Lida (Buenos Aires, Argentina, 1941), utiliza para el análisis de los procesos sociales.
Especializada desde hace 30 años en el estudio de los socialismos revolucionarios europeos del siglo XIX, con particular énfasis en el anarquismo, la doctora Lida ha logrado mantener la vigencia de sus investigaciones mediante constantes revisiones críticas a su trabajo, al seguir las enseñanzas de uno de sus maestros: Herbert Marcuse; fue así como amplió su campo de estudio a una historia comparativa del anarquismo europeo en la clandestinidad.
A la profesora-investigadora de El Colegio de México -durante muchos años fue catedrática de historia de Europa y América Latina en Estados Unidos- le interesa estudiar cómo, a pesar de la represión y la marginación por parte de Estados, los grupos anarquistas mantuvieron un sentido de colectividades dinámicas integradas, con un discurso y un imaginario que les dio la voluntad de seguir luchando desde la vida subterránea. ``Eso hizo -añade-, cuando había momentos de mayor apertura en el espacio político, que dichos grupos resurgieran ante la sorpresa de quienes habían creído que, por haber desaparecido de la vida pública, habían sido eliminados de la vida histórica''.
Autora de una decena de libros, Clara E. Lida opina que la lección que nos deja la historia es que cuando esos grupos resurgen lo hacen con igual o mayor fuerza, porque la represión no es un mecanismo de exclusión válido sino que, a veces, ayuda a cobijar, crear discursos y mecanismos políticos que fortalecen a las comunidades que se sienten agredidas o marginadas.
``Con sólo ver las nuevas e inesperadas movilizaciones sociales en América Latina -México no está excluido- nos damos cuenta de que donde se pensaba que los grandes cambios sociales habían concluido, han surgido cuestionamientos que demuestran una revitalización del pensamiento social crítico. Esa revitalización es algo que, históricamente hablando, también nutrió un imaginario de cambio social y marcó las características de los socialismos a lo largo de siglo y medio.
``Entonces, se podría hipotetizar -agrega- que en estos momentos en Latinoamérica está renaciendo un proceso colectivo de cuestionamiento sobre cómo deberían ser las sociedades, con nuevos elementos que no se daban en los socialismos pasados: preocupaciones ecológicas y búsqueda de ruptura de los imaginarios etnófobos y xenófobos; racistas, machistas y sexistas... es una eclosión de ideas que tarde o temprano será sistematizada en un proceso que eventualmente, en el siglo XXI, también podremos llamar socialista y democrático.''
De manera paralela, durante los últimos 15 años la doctora Lida ha estudiado los movimientos de poblaciones a través de las inmigraciones y de los exilios, reflexionando (en el caso de América Latina) en cómo los países se enriquecen o empobrecen según tengan una mayor o menor aceptación de los flujos de poblaciones extranjeras.
``Me preocupa que a lo largo de las historias de recepción y acogida de extranjeros -México ha sido ejemplar en los casos de la Guerra Civil Española y los diversos exilios latinoamericanos- puedan surgir, sin embargo, voces que sienten que la presencia de los otros invade o destruye al clan, y que es mejor rechazarlos, mantenerlos al margen o cerrarles la puerta.
``Habría que reflexionar cómo, históricamente, los países que desarrollan xenofobias, etnofobias y racismos se empobrecen y se destruyen a sí mismos. El excluido puede ser eliminado pero, a la larga, el fracaso es del que excluye, puesto que es él quien ha perdido la posibilidad de enriquecerse al abrirse al mundo''. (Patricia Vega)(Foto: Carlos Cisneros)