Continúa la discusión sobre la modificación de la Ley Federal del Trabajo. En ella, el gobierno y los empresarios adoptarán la posición de flexibilizar las relaciones laborales, con el argumento de que ello es indispensable para generar más empleos.
Este planteamiento coincide con el del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, que caracterizan el mercado laboral de nuestros países como rígido, señalando que esta es la causa de la elevada desocupación. Esta corriente tratará de socavar los aspectos de la actual regulación laboral orientados a otorgar seguridad en el empleo, ampliando las posibilidades de despido a circunstancias que la actual legislación considera como injustificadas, y favoreciendo los contratos laborales por tiempos cortos determinados y de tiempo parcial. También tratarán de reducir los costos del despido, o sea, la compensación que reciben los trabajadores al perder su empleo. Según esta posición, ello generará más empleos dado que para las empresas el costo del trabajo dejará de ser fijo. Si la ocupación puede adaptarse a las necesidades de las empresas y se puede expulsar a trabajadores sin mayor costo, los empresarios no dudarán en contratar más fuerza de trabajo si ello es necesario, pues tendrán abiertas las posibilidades de despedirlos sin problemas y sin mayores costos si las ventas caen. También se buscará debilitar a los sindicatos, socavando la negociación centralizada e impulsando los acuerdos a nivel de empresa y de planta y, en el óptimo, se favorecerán los contratos laborales individuales. También se buscará que en una misma empresa o planta haya varios sindicatos. Dadas las características particulares que tiene el movimiento sindical mexicano, hay sectores que consideran que este es un paso positivo para romper con la actual estructura del movimiento sindical.
Teóricamente, esta posición es explicada por la economía convencional en términos de que el desempleo se debe a que el salario que se paga supera al que permite establecer el equilibrio entre oferta y demanda de trabajo. Por lo tanto, si se rompe con todos los factores que impiden el descenso de los salarios, necesariamente irá aumentando el nivel de empleo, suponiéndose que nunca existirán problemas para vender la producción adicional.
El fundamento de la crítica planteada a esta posición se encuentra en el papel determinante que concede al nivel de la demanda global para determinar el producto y el empleo. Si bien a nivel de una empresa en particular la flexibilización laboral puede permitir la generación de más ocupaciones, el efecto sobre el conjunto de la economía puede ser el opuesto. Dado que los salarios habrán caído, se reducirá el consumo de los trabajadores, lo que puede superar a la mayor demanda impulsada por la contratación de más asalariados. A priori, no se puede afirmar cuál efecto prevalecerá.
Sin embargo, puede ser que los cambios técnicos de las últimas décadas estén necesariamente obligando y conduciendo de hecho a una mayor flexibilización de las relaciones laborales. Uno de los más destacados consiste en la posibilidad de pasar de procesos productivos centralizados a gran escala, a una producción fragmentada entre diversas empresas regionalmente dispersas, incluso entre países. La reducción de los costos de transporte y la liberalización comercial ha hecho rentable esta transformación productiva que conduce a la constitución de empresas separadas donde antes no era posible. Por otra parte, la literatura sobre el cambio técnico destaca la relevancia que va adquiriendo la producción industrial flexible en detrimento de la estandarizada y en masa, que se fue imponiendo a partir de la cadena de producción industrial de Ford. En tercer término, surgen nuevos sectores y actividades que van socavando el peso que en términos del producto y del empleo tenía el sector manufacturero tradicional.
Si este tipo de cambios exige uno nuevo de relaciones laborales, no se podrá frenar la flexibilización laboral, pero habrá que tener claro que ello no resolverá los problemas de empleo del país. El problema al cual estamos enfrentados es no frenar el cambio técnico, impedir el deterioro de las condiciones de trabajo y generar más empleos.