Alejandro Nadal
Fobaproa: los créditos de guerra
Una decisión inteligente sobre el Fobaproa pasa por introducir cambios al modelo económico que generó la crisis de pagos. También tiene que tomar en cuenta que el mismo Ejecutivo que sumerge al país en una guerra interna es quien solicita se conviertan en deuda pública los pasivos del Fobaproa. Sin clara conciencia de la relación entre causas estructurales de la crisis y el Fobaproa, y del papel del autoritarismo en la crisis nacional, la decisión del Congreso tendrá repercusiones negativas de primera magnitud sobre el país.
¿Cuántos Fobaproa puede absorber la maltrecha economía mexicana? Los números son elocuentes. Si se añaden los pasivos del Fobaproa a la deuda interna, el costo financiero de la deuda será insostenible. En 1997 la deuda pública interna fue 259 mil millones de pesos y el pago de intereses por esa deuda fue de 40 mil millones de pesos. Si añadimos los pasivos del Fobaproa, la deuda interna pasará a 811 mil millones de pesos, es decir, 25 por ciento del PIB. Los intereses devengados rebasarán los 139 mil millones de pesos y el gasto programable deberá comprimirse más.
En 1997 el gasto programable en salud y seguridad social fue de 123 mil millones de pesos, en educación de 117 mil millones y en desarrollo agropecuario de apenas 28 mil millones de pesos. En 1997 los renglones inversión física y obra pública del balance del gobierno federal apenas alcanzaron los 48 mil millones de pesos, cantidad ridícula para un país que se supone está en plena reestructuración económica, dada la apertura. El pago de intereses asociado a los pasivos del Fobaproa es una hipoteca insostenible para las finanzas públicas y las posibilidades de revertir la tendencia hacia una mayor desigualdad en México.
¿De dónde nace la crisis de pagos que conduce al Fobaproa? Entre las causas destacan las altas tasas de interés (necesarias para atraer inversiones de cartera), los elevados márgenes de intermediación financiera, y la caída del salario real que afecta la capacidad de pago de los deudores. Esos factores consustanciales al modelo neoliberal agravan la desigualdad en México.
Ningún problema estructural de la economía mexicana se va a resolver accediendo a convertir en deuda pública los pasivos del Fobaproa. Al contrario, aceptar la iniciativa del Ejecutivo sin hacer ningún cambio al modelo neoliberal es garantizar que en el futuro cercano se nos vuelva a presentar el mismo problema. Convertir pasivos del Fobaproa es avalar el modelo neoliberal.
Ahora sabemos que el rescate bancario de 1995 nunca se llevó a cabo. El Ejecutivo sólo ganó tiempo emitiendo pagarés sin respaldo, y ahora ese plazo se acabó. De la crisis de 1994, contrariamente a lo que afirma el presidente Zedillo, nunca hemos salido. Por eso es necesario modificar el modelo que la engendró.
El Ejecutivo violó el artículo 73 fracción VIII, cuando emitió pagarés por encima de los límites autorizados para el endeudamiento público. Los responsables son el titular de la Secretaría de Hacienda, y su jefe inmediato, el Presidente, también jefe supremo de las fuerzas armadas.
Se dice que el Ejecutivo enfrentó una ``emergencia económica'', eufemismo usado por Zedillo para referirse a la crisis de su modelo económico. Pero, ¿por qué no informó cada año con puntualidad al Congreso sobre sus acciones de emergencia? La razón por la que el Ejecutivo esperó tres años para informar es que el rescate bancario de 1995 se llevó a cabo extralimitándose en el ejercicio de sus atribuciones, emitiendo pagarés chatarra e invadiendo funciones que la Constitución reserva exclusivamente al Congreso. La ley no autoriza al Ejecutivo romper el marco constitucional para enfrentar contingencias, ni financieras ni militares.
El poder Ejecutivo que incurre en estas irregularidades conduce una guerra en Chiapas y Guerrero. Es una guerra de imposición de una política económica perversa, de marginación y desigualdad. Para eso se incrementó el gasto militar de 3 mil millones de pesos a más de 10 mil millones entre 1990 y 1997. Por eso, acceder a la petición del Ejecutivo sobre el Fobaproa, equivale a autorizar créditos para la guerra contra los pueblos indígenas. El vínculo Fobaproa-Chiapas lo dejó claro un alto funcionario de ese fondo: primero rescatar a los banqueros, que la guerra en Chiapas puede durar 15 años. El Fobaproa y la guerra son la propuesta del Ejecutivo a la nación. Dos caras de la misma política.