Las políticas de violencia de Ernesto Zedillo contra los campesinos indígenas han suscitado una condena nacional e internacional, pero eso no es todo. Han generado un malestar cada vez más evidente al interior del propio gobierno, de los empresarios y de las fuerzas armadas, que al constatar el desastre existente concluyen que Zedillo no es confiable. El intento por alcanzar una salida militar en Chiapas se le ha revertido a éste al menos en diez aspectos.
1. Las políticas oficiales en Chiapas han incidido de manera definitiva en generar un clima de desconfianza en el país y en agravar la situación económica. La Ley para el Diálogo de 1995 creaba las condiciones para detener la guerra y alcanzar la paz, pero pasándosela por alto, Zedillo ha proseguido en una irracional escalada de violencia: negándose a cumplir los primeros acuerdos firmados y lanzando una guerra sucia, sin darse cuenta de una cuestión central: que no puede haber confianza en un país cuando el propio gobierno viola impunemente los derechos individuales consagrados en la Constitución, y las fuerzas encargadas de defender la integridad nacional roban y matan impunemente.
2. ¿Qué grupos empresariales quisieran invertir en un país donde el Ejecutivo viola de manera discrecional e impune la Constitución y no existe una Corte Suprema que se lo impida?
3. El problema del gobierno mexicano se ha tornado en una cuestión internacional por la violación masiva de los derechos fundamentales de los campesinos indígenas y la comisión de múltiples delitos de genocidio, no sólo en Acteal sino también en los municipios autónomos que ha pretendido desmantelar, con lo que está implicando al gobierno de Bill Clinton, por la dependencia que tiene el gobierno mexicano con respecto a ésta. El desprestigio internacional de Zedillo es el mayor que haya tenido gobernante mexicano alguno desde la Revolución, pero el único que no parece darse cuenta de ello es el propio Zedillo, y por eso dice sorprenderse del trato que le da el Departamento de Estado urgiéndolo y presionándolo para que cese en esas políticas criminales (16 de junio).
4. ¿Cómo podría Zedillo convencer a los partidos políticos de que quiere una reforma del Estado y un tránsito ``a la democracia'' si no deja de violentar el orden constitucional?
5. La intentona de Ernesto Zedillo de obtener el aval de la jerarquía católica a su política de violencia no ha logrado más que dividir a la Iglesia, pues el apoyo que ha obtenido de un reducido sector no es el de las comunidades católicas, comprometidas con la paz y no con la guerra. El respaldo brindado a Los Pinos por el extremista José Sandoval (obispo de Guadalajara) o por Felipe Arizmendi (Obispo de Tapachula), hombre de confianza del grupo Atlacomulco, no ha hecho más que desprestigiar a estos prelados ante los católicos, que conocen las agresiones del gobierno a la Iglesia católica y su apoyo a las sectas.
6. El gobierno actual ha logrado que el Ejército Mexicano alcance el mayor desprestigio de su historia al lanzarlo contra las comunidades indígenas, y ello parece estar conduciendo a una fractura interna de las fuerzas armadas. La decisión del gobierno de usar cada vez más a los militares para ocultar el fracaso de sus políticas sociales está teniendo enormes costos para Zedillo, pues un buen número de oficiales no esconden ya su ira: unos por estar defendiendo a un gobierno manipulado desde el extranjero y habérseles pasado la factura por la violación masiva de derechos humanos, y otros, por la indefinición oficial al hacer la guerra, por lo que sus voceros acusan de inepto a quien es su ``jefe supremo'' (El Financiero, 16 de junio).
7. ¿Puede haber algún intelectual que crea en el gobierno mexicano?
8. El intento gubernamental por confundir a la opinión de otros pueblos ha fracasado también, pues se ha sustentado en la práctica salinista de coptar a los corresponsales a fin de desinformar en el extranjero (como lo hace en México), lo que ya no sirve, pues a la gente no se le puede engañar tan fácilmente, de manera que el repudio al gobierno mexicano y el respaldo al EZLN se dan hasta en los sitios más inesperados. Al despedir Margarita Gralia una de sus emisiones sobre El Mundial con Mirada de Mujer, (15 de junio), los telespectadores escucharon a las edecanes del centro de prensa de la FIFA gritar: ``¡vivan los zapatistas!''
9. La violencia represiva es el más claro signo de la impotencia política. Si Zedillo pensó que usando la fuerza militar podría llegar a aparecer como un gobernante ``fuerte'' y a aparentar que prevalecía sobre Carlos Salinas, se equivocó radicalmente. En Dublín o en Barcelona, éste debe estarse riendo del desprestigio de su sucesor: ganado a pulso en su guerra criminal contra los más desposeídos.
10. El escenario del 2000 se está ensombreciendo, en fin, para Ernesto Zedillo, pues a medio sexenio ningún gobernante había tenido tanta oposición al interior de su gobierno ni tan poco respaldo de su partido como él. Zedillo aparece para las fuerzas oficialistas como poco confiable y muy difícilmente podrá imponerle candidato al PRI, con lo que la lucha subterránea del oficialismo va ser cada vez más sorda y va a entrañar mayores peligros para los mexicanos.