La Jornada domingo 14 de junio de 1998

Horacio Flores de la Peña
El caos /II

El caos a que se ha llegado en este sexenio deja un panorama que no puede ser más desolador: los errores se acumulan y los éxitos son inexistentes, parece que una maldición bíblica cayó sobre los gobiernos neoliberales, especialmente en este sexenio donde todo lo que tocan lo pervierten, no hay más camino que sacarlos del poder y del gobierno, para que no sigan manejándonos como lo han hecho hasta ahora.

En este artículo y el anterior, señalo varias causas del caos que viene padeciendo México y que se agrava día a día frente a un pueblo incrédulo, empobrecido por el caos y abatido por la falta de esperanza, y donde el gobierno sigue actuando como si nada pasara, sin importarle el destino de la gente, sin metas a mediano y largo plazos; este es un gobierno que, por su ineptitud, no despierta el apoyo de nadie, ni de adentro ni de afuera, aunque se sientan halagados por los aplausos de los estadunidenses al tibio y vacío discurso del señor Zedillo en la ONU.

Quizá lo que más daño hace a México y al gobierno en estos momentos es la Secretaría de Gobernación. Ahora, entre otras barbaridades, intenta hacer lo que algunas dictaduras en el pasado intentaron sin éxito: quiere aislar al país, para que la gente de fuera no se dé cuenta de la sistemática violación a los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida.

En México el fracaso de esta política será mayor, porque va en contra de los valores prevalentes en el mundo y porque, además, quienes manejaban esta política en las dictaduras europeas era gente, aunque perversa, inteligente y con muchos recursos, no así el señor Gamboa Patrón quien, súbitamente, se ha convertido en la corneta ideológica del régimen, a pesar de su pasado, y ni qué decir del negociador que no negocia, en un diálogo inexistente para una paz que sus jefes no quieren. Al fin sacaron del juego a la Conai por medio del hostigamiento, del terror y de amenazas orquestadas por el mismo Presidente de la República.

Lo que sí están logrando estos genios de Gobernación es empujar, aún más, a su jefe en el tobogán político, donde se pueden liquidar sus ambiciones políticas, y es una lástima, porque era el mejor prospecto del equipo de Zedillo, pero da horror pensar en un gabinete donde entraría gente como la que trabaja con él.

En cuanto a la efectividad de la política exterior, sigue de mal en peor y de ridículo en ridículo, haciendo proposiciones que nadie pide y apoya. En el caso Casablanca se muestra con una prepotencia inútil, porque sabe la secretaría que con la política actual no tiene forma de cumplir sus amenazas. Mientras no cambien hacia una política exterior digna e independiente, Estados Unidos no los tratará con respeto y, para vergüenza de todos, los seguirán tratando como indocumentados.

Lo peor es que han ido renunciando, uno a uno, a los principios básicos de nuestra política exterior. En estos nueve años de salinato, el único principio alrededor del cual gira la política exterior es el servilismo hacia Estados Unidos. Total que con la política exterior no gana uno para vergüenzas.

Tal vez podría afirmarse que toda nuestra historia es un eterno conflicto por zafarnos de las garras de la inseguridad, de la injusticia y de la arbitrariedad, practicadas por el gobierno mismo a través de sus órganos de policía y justicia; quizá podría decirse, sin faltar a la verdad, que la inseguridad es grande porque la policía es corrupta, pero la justicia tampoco es igual para todos, ni rápida y expedita, y quizá hemos llegado a un punto donde la corrupción de la justicia es mayor que la policiaca, porque en México no existe un verdadero estado de derecho. El papelón que hizo el ``gran exonerador'' Madrazo, en el caso de El Divino, es de antología.

En el terreno económico el problema que enfrentamos es aún más grave, porque es más caótico, por ineptitud e inmoralidad y por la dimensión de los problemas creados. La política económica tiene muchos defectos, pero señalaremos sólo los más importantes. Sin perder de vista que el costo del ``hoyo negro'' en que nos sumieron costará cerca de un billón de pesos -en español-, es decir cerca de 130 mil millones de dólares; por eso la crítica no es superficial; es que nos han hipotecado, tal vez, para siempre. Y esto no se premia, se castiga.

A esta política económica neoliberal se le pueden señalar las siguientes limi-taciones:

1. Se basa en un modelo obsoleto rebasado desde la década de los ochenta.

2. Las élites de tecnócratas que lo manejan tienen una limitada capacidad para gobernar, porque están alejados de la realidad.

3. La globalización no justifica los errores cometidos, ni menos aplicarle la eutanasia a la industria nacional.

4. Al gobernar contra los intereses de las mayorías, ponen en peligro la estabilidad política, en una forma similar a la que ocurrió en Indonesia.

5. No tiene capacidad técnica ni política para escoger un modelo alternativo.

6. El aspecto financiero se manejó con una gran irresponsabilidad.

En el próximo artículo analizaremos estos puntos, que constituyen la base del fracaso neoliberal y de la ineptitud de los tecnócratas para gobernar de acuerdo con ciertas metas, y no sólo para conservarse en el poder a toda costa, como decía el señor Gurría cuando nos prometía 24 años de neoliberalismo.

Sería también interesante analizar los puntos de vista empresariales, pero esto es imposible. En primer lugar, nunca están escritos en español; así es difícil saber qué piensan, si es que lo hacen, especialmente el Comsejo Coordinador Em- presarial, el presidente de los banqueros y de los comerciantes, que representan hoy por hoy el lumpen intelectual de la sociedad mexicana.