En San Juan de la Libertad, plan con pretexto y culpables listos
Hermann Bellinghausen, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 10 de junio Ť El escenario estaba puesto. Albores no pudo esperar ni a que empezara el primer partido del campeonato Mundial de Futbol. Y de inmediato se hizo cargo, como de costumbre, por el cruento ataque ocurrido hoy contra el municipio autónomo de San Juan de la Libertad. El pretexto -la emboscada de ayer en las inmediaciones de Los Plátanos- ya estaba ensayado y en cierto modo anunciado. Sin que exista ninguna prueba de que la balacera fue efectuada por zapatistas, el procurador Rodolfo Soto Monzón la dio por hecho.
No obstante que las autoridades del municipio autónomo y las bases de apoyo zapatistas desmintieron de inmediato la acusación, el gobierno y los medios oficiales sostuvieron la versión que ya tenían lista. No por falta de pruebas iban a cambiarla.
El operativo, uno de los proyectos más efusivamente acariciados por el gobernador, comenzó ayer, de inmediato, luego de la segunda ocasión en que los priístas de Los Plátanos se emboscan entre sí. Lo mismo ocurrió el 18 de abril, cuando a raíz de un incidente similar murió Andrés López Hernández. Están divididos por problemas de tierras y por la manera como se relacionan con el municipio autónomo. Los priístas de Los Plátanos, una de las pocas comunidades de El Bosque, o San Juan de La Libertad, que no está con el municipio autónomo, expulsaron entonces a las familias bases de apoyo del EZLN y establecieron un estado de sitio.
Se abrió así la cabeza de playa para la escalada de provocaciones. El 27 de abril, hubo otras dos muertes, de priístas, en Los Plátanos, cuando ya no había zapatistas en la comunidad. Por segunda ocasión, no obstante, se les culpó sin pruebas.
La tercera fue la vencida. Los pasamontañas que llevaban los agresores que asesinaron ayer a Roberto Pérez Ruiz e hirieron a cinco tripulantes de un tres toneladas de pasajeros que transitaba hacia la cabecera municipal, le bastaron a Soto Monzón para considerarlos una ``demostración de que cuando existen supuestos municipios autónomos en un mismo municipio constitucional, siempre los enconos y las rencillas se encuentran''.
Con base en esta conclusión y la decisión militar de efectuar el ``desmantelamiento'' del importante municipio autónomo, hoy se lanzó una poderosa ofensiva contra varias comunidades. Ahora hay nueve nuevos muertos y 25 detenidos, cuando menos.
Ubicado en la región tzotzil de los Altos hacia la zona norte del estado, San Juan es gobernado por un concejo municipal autónomo desde hace dos años y medio. Incluso ya hubo un cambio de autoridades.
El gobierno constitucional priísta de El Bosque ni siquiera despacha en las oficinas municipales, que son sede, como en San Andrés, del concejo autónomo. Dicho gobierno priísta es el que administra, entre las pocas comunidades y familias que lo apoyan, la totalidad del presupuesto asignado al municipio.
Otra vez hubo ayer un helicóptero de anuncio, como en el ataque a San Pedro Nixtalucum, en el mismo municipio, hace cerca de dos años. Pero esta vez el ataque a civiles incluyó morteros y otras armas de alto poder.
Sin que hayan sido presentados los cadáveres, la Procuraduría de Justicia estatal aseguró que seis pertenecen a ``guerrilleros''. La limpieza en San Juan, La Unión Progreso, y sobre todo en Chavajeval recuerda otras limpiezas del ``lugar de los hechos'' realizadas con anterioridad en la zona de conflicto.
La protección selectiva
Hoy, el movimiento de vehículos militares con tropas y armamento fue muy activo en dirección a los Altos. La carretera Panamericana estaba prácticamente ocupada por un convoy continuo del Ejército.
Los camiones de cinco toneladas de la Seguridad Pública del estado ya cumplieron su parte; quedaron los piquetes destacamentados y las mujeres policías, con sus gases lacrimógenos, en el municipio autónomo que en realidad se encuentra ocupado por un extraordinario contingente de soldados. Todos los accesos a las barrancas y laderas que componen el municipio están en poder del Ejército y la Judicial.
Las familias desplazadas de Los Plátanos llevan casi dos meses en la montaña, escondidos, perseguidos por los priístas con el respaldo de la Seguridad Pública destacada en la comunidad. Hoy se encuentra ocultas, en estado de sitio.
En ese tiempo, las casas de los zapatistas fueron saqueadas y quemadas, y sus cafetales robados o destruidos, sin que nadie lo impidiera.
El celo que pone el gobierno de Albores para proteger a las minorías priístas en presunta desgracia (remember Nicolás Ruiz), siempre brilla por su ausencia cuando las agredidas son comunidades o personas autónomas o zapatistas.
Con esa misma inacción selectiva se cocinó el éxodo de Chenalhó, que culminó en la matanza de Acteal y el fenómeno multitudinario de Polhó y sus 8 mil desplazados.
Les llegó el sufrimiento a las comunidades de San Juan de la Libertad. Niños, ancianos, mujeres y hombres experimentan en carne propia los sentidos ocultos del eslogan gubernamental que abunda en Tuxtla Gutiérrez: ``Dejemos que la paz hable''.
Obviamente no se refiere a ellos, como lo demostró Albores esta noche al hablar con el noticiario de Tv Azteca y referirse a los muertos de Los Plátanos como tzeltales, siendo que en esta región sólo hay tzotziles.