La Jornada 10 de junio de 1998

Hoy, Brasil y Escocia abrirán el torneo; antes, otro espectáculo ultramoderno

Ap, Dpa y Afp, París, 9 de junio Ť Brasil y Escocia dan mañana el puntapié inicial al último campeonato mundial de futbol del siglo, con un partido que los brasileños esperan les abra la ruta hacia su quinta Copa del Mundo. El encuentro se llevará a cabo en el moderno Stade de France, con una capacidad para 80 mil espectadores, y será precedido por una ceremonia inaugural de tono surrealista. Noruega y Marruecos se enfrentarán en Montpellier, en el segundo partido de esta primera jornada.

Brasil y Escocia tendrán un dudoso honor, el de sentar el primer parámetro en el mega evento, en un duelo entre dos culturas futbolísticas absolutamente diferentes. En estos casos, la estética del balón suele quedar en un segundo plano. Según quedó registrado en la historia de los mundiales, los nervios suelen jugar una mala pasada a los protagonistas del primer encuentro, y lo que debería ser un privilegio se convierte en una carga. Sobre todo los favoritos se quedan paralizados con el silbatazo inicial. Incluso el cuatro veces campeón del mundo hizo malas experiencias en ese sentido. En 1974 se estrenaron con un 0-0 ante Yugoslavia en Alemania.

La historia generalmente aburrida de las inauguraciones de los Mundiales se remonta a 1996. Antes de ese año, el campeonato empezaba con varios partidos simultáneos. La que de ninguna manera se espera aburrida, es la ceremonia de inauguración. Un balón se moverá solo por la cancha y una serie de personajes coloridos, algunos en zancos, otros caídos del cielo, tratarán de darle caza. De unas flores enormes surgirán globos gigantes que flotarán sobre el terreno, mientras que otros se descuelgan del cielo. ``El estadio se convertirá en un jardín mágico, en el que el encanto y el asombro irán de la mano'', dice el folleto de los organizadores.

Y mientras el técnico de Brasil, Mario Zagallo, confirmó hoy que el defensor Aldair saldrá mañana como titular, el país sudamericano quedará paralizado a la hora del encuentro. Horarios especiales fueron programados en los bancos, los supermercados, las administraciones y las empresas para permitir a los empleados ver el partido y hasta el Parlamento tomó vacaciones.

El Mundial comienza en medio de una huelga de Air France, el inicio de una nueva era en la FIFA y con centenares de aficionados escoceses que compraron boletos para el primer partido a vendedores no autorizados, y que resultaron inexistentes.