La Jornada 9 de junio de 1998

La lucha antidrogas, ``por la libertad'': Clinton

Rosa Elvira Vargas, enviada, y David Brooks, corresponsal, Nueva York, 8 de junio Ť El presidente Bill Clinton, primero de los 150 oradores programados al iniciar hoy la Cumbre sobre Drogas de la Organización de Naciones Unidas, destacó la necesidad de reducir la demanda de drogas, elogió al presidente Ernesto Zedillo por promover esta cumbre y subrayó la necesidad fundamental de la cooperación internacional en la lucha antidroga.

Lo único novedoso de la ponencia, tal vez, fue que el presidente estadunidense se presentó ante un foro internacional y resaltó el problema de la demanda como asunto clave. Al mismo tiempo, enfatizó que el problema narcóticos es global, y no de algunos países exclusivamente.

Los principales puntos que abordó Clinton fueron en torno al carácter común del problema de la droga para la comunidad internacional, la necesidad de acciones en conjunto y la promoción de un marco global, bajo el liderazgo de Naciones Unidas, para lanzar un esfuerzo en común para la reducción drástica tanto de la demanda como de la oferta de aquí al año 2008.

``Hoy venimos aquí a decir que ninguna nación es tan grande o poderosa que pueda conquistar por sí sola el problema de las drogas, y ninguna es tan pequeña para no hacer una diferencia. Todas comparten una responsabilidad en la batalla. Por lo tanto, nos haremos como uno contra esta amenaza a nuestra seguridad y nuestro futuro'', declaró ante la sesión especial de la Asamblea General sobre el Problema de la Droga.

Afirmó que la apuesta es enorme, ya que, expuso, ``los imperios de la droga erosionan los fundamentos de las democracias, corrompen la integridad de las economías de mercado, amenazan las vidas, las esperanzas, los futuros de las familias en todos los continentes. No hay duda: esto es finalmente una lucha para la libertad humana''.

Clinton presentó su iniciativa para un programa de educación antinarcóticos, de 2 mil millones de dólares, de cinco años de duración, promovido por todos los medios y dirigido a los jóvenes. Señaló que México, Venezuela y Brasil también estarán impulsando esfuerzos parecidos.

Clinton inició su discurso agradeciendo al presidente Zedillo ``por su visión en hacer posible esta sesión y por su voluntad valiente contra las drogas''. Poco después destacó, entre otros ejemplos de avances contra la droga a nievl internacional, el esfuerzo de México reflejado en sus logros de erradicación sin precedente.

Afirmó que el debate entre los países productores y consumidores sobre quién tiene la mayor responsabilidad en el problema de drogas es inútil, ya que, dijo, ``ese debate no ha hecho avanzar la lucha contra las drogas''.

Dijo que las acusaciones en contra de otro país nunca han ``desmantelado a un cártel, ni ayudado a un solo adicto'' y que las líneas entre países al respecto se han borrado ya que, por ejemplo, Estados Unidos también es país productor.

Aseveró que Estados Unidos continuará como ``socio'' en la seguridad pública a nivel internacional, y destacó que su país capacitó a 82 mil 50 oficiales de otras naciones el año pasado. En este sentido, indicó que Estados Unidos dará asistencia a otros 20 países más el año entrante para llevar a cabo, como ha hecho ya con otras decenas de naciones, esfuerzos para controlar el lavado de dinero.

Además, señaló iniciativas regionales tales como las alianzas forjadas en la Cumbre de las Américas, los compromisos con el Grupo de los Ocho y con el programa antinarcóticos de la ONU.

``Salimos aquí con la determinación de actuar conjuntamente en un espíritu de confianza y respeto, en casa y en el extranjero, contra la demanda y la oferta, utilizando todos las herramientas a nuestra disposición, para ganar la lucha global contra las drogas, y construir un siglo XXI seguro y saludable para nuestros hijos'', concluyó.

Clinton llegó al edificio de la Asamblea General, cuya azotea estaba ocupada por francotiradores, y una Primera Avenida inundada de agentes de la policía y del servicio secreto (el drogadicto que estaba tirado el sábado al otro lado de la calle frente a la ONU, al parecer, había sido evacuado). Aquí, con excepción de su propuesta de una nueva iniciativa de educación antinarcóticos, su discurso careció de iniciativas novedosas o dramáticas.

El zar antidrogas, general Barry McCaffrey, quien junto con la procuradora general Janet Reno, el asesor de la Casa Blanca sobre América Latina Thomas McLarty, el secretario de Educación Richard Riley y la secretaria de Salud Donna Shalala, acompañó a Clinton aquí, dijo en conferencia de prensa poco después del discurso que esta cumbre era fundamentalmente para ``construir un consenso político''. O sea, no fue para concretar iniciativas novedosas. Ese consenso, indicó, tiene que incorporar a todos para enfrentar el problema de los aproximadamente 200 millones de adictos en la comunidad internacional.

Agregó que esta Cumbre Mundial Antidrogas no se trata de una ``guerra que se ha luchado y perdido'' sino el ``principio de un esfuerzo internacional'' en reducir demanda y oferta.

Por cierto, los estrategas de Clinton, en privado, no estaban enfocados sobre el contenido de esta Sesión Especial. Mas bien, estaban preocupados con dos asuntos particulares: la tensión bilateral con México sobre la Operación Casablanca, y segundo, por como evitar cualquier contacto con el presidente Ernesto Samper, de Colombia. De hecho, funcionarios del gobierno de Clinton expresaron su irritación, casi furia, de que a Samper se le hubiera permitido presentarse en esta sede.

Pero la administración Clinton también enfrentó un problema público al publicarse en la edición de hoy del New York Times en dos planas enteras pagadas, la carta a la ONU firmada por más de 500 figuras nacionales y del exterior declarando que ``creemos que la guerra global contra las drogas ahora está causando más daño que el propio consumo de las drogas''.

Además del ex secretario George Shultz, Oscar Arias, Milton Friedman, Javier Pérez de Cuéllar, Dario Fó, George Soros y el ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional Morton Halperin, la carta ahora cuenta con nueva firmas (desde que fue reportada ayer por La Jornada ): Jesús Silva Herzog, Gunter Grass, Carlos Heredia Zubieta, Alvaro Mutis, Xavier Gorostiaga, y Daniel Cohn-Bendit.

Reno y McCaffrey intentaron minimizar la carta al señalar que fue suscrita sólo por una minoría muy reducida de la opinión pública, y simplemente insistieron en que están contra la ``legalización'' (algo que nunca menciona la carta) y que su política balanceada entre educación, interdicción y seguridad pública es la mejor fórmula.