Siendo aún niño, el historiador de origen vienés Friedrich Katz llegó a México, junto con sus padres, en 1940. Huyendo del horror nazi encabezado por Adolfo Hitler, nadie les quiso dar visa permanente, salvo el general Lázaro Cárdenas y los mexicanos. Aquí encontraron asilo político, por eso muchos de los temas históricos de Katz (actualmente profesor de Historia de América Latina y director del Centro de Estudios Mexicanos en la Universidad de Chicago) son sobre México. Es el reconocimiento del destacado investigador a nuestro país por su generosa acción.
Sin embargo las semillas sembradas por Friedrich Katz se multiplican. Las más recientes son dos libros excepcionales por consultar archivos soviéticos y alemanes que nadie había visto antes y por examinar de una manera nueva y original las relaciones de México con otros países: El triángulo imposible (México, Rusia Soviética y Estados Unidos en los años veinte), de Daniela Spenser, y Mexico between Hitler and Roosevelt (Mexican Foreign Relations in the Age of Lázaro Cárdenas, 1934-1940), de Friedrich E. Schuler, publicados, respectivamente, en México por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y el grupo editorial Miguel Angel Porrúa, y en Estados Unidos por la Universidad de Nuevo México (Albuquerque).
No obstante que ambos volúmenes se refieren a periodos históricos diferentes (años veinte y treinta en cada uno de los casos), tienen algo en común: los dos tratan de triángulos que involucran relaciones diplomáticas y agendas secretas: Estados Unidos, la URSS y México en el libro de Spenser, y el de Schuler trata sobre las relaciones entre México, Alemania y Estados Unidos.
Con prólogo de Friedrich Katz, Daniela Spenser analiza cómo los estadunidenses creían equivocadamente que los gobiernos de Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles eran bolcheviques; cómo el gobierno soviético también creyó equivocadamente que México estaba en vísperas de una revolución socialista, y cómo el gobierno mexicano durante mucho tiempo no creyó que la URSS fuese a impulsar un movimiento revolucionario en nuestro país, como pasó desde 1918.
Así, el libro revela un malentendido o falta de comprensión entre los países del triángulo imposible.
Por su parte, Friedrich E. Schuler dedicó una década a su investigación --tesis doctoral dirigida por Katz-- y fue uno de los pirmeros en examinar los documentos nazis de la época, para estudiar cómo el gobierno cardenista trató de utilizar las contradicciones entre los nazis y los estadunidenses para sus propios fines: al decretar la expropiación petrolera, Lázaro Cárdenas necesitaba encontrar un mercado para el petróleo y los únicos países que no participaron en el boicot hacia México eran Alemania, Italia y Japón.
A pesar de que el general era un antifascista que había apoyado a la República española y había protestado contra la anexión alemana de Austria, se vio obligado a comerciar con Alemania y con los países del Este, en una situación muy compleja, de apasionante lectura.