¡EUREKA!
Las feromonas
Si usted aún se pregunta cómo es que al conocer a otra persona, puede saber inmediatamente si ésta le gusta o no, la respuesta puede estar en las feromonas.
Esta cuestión de química en realidad se debe a sustancias que actúan a nivel del subconsciente y dictan parte de nuestra conducta sexual.
Las feromonas se reconocen como la forma de comunicación animal más antigua, aunque parece que con los años hemos perdido la capacidad para detectarlas conscientemente.
Su estudio ha causado grandes controversias, debido a su explotación en el mercado en forma de fragancias que ``alteran la conducta sexual de la mujer'', lo cual aún resulta dudoso.
Uno de los grandes misterios de estos químicos, es saber cómo influencian a los humanos si no son detectables por el sentido del olfato. Hasta la fecha se cree que las feromonas son detectadas por una estructura en la nariz llamada órgano voeronasal, que consiste en un pequeño receptor y una red de nervios a través del cerebro que termina en el hipotálamo (el centro de las emociones).
En los animales, la función de las feromonas está bien definida. Por ejemplo, las hormigas las trasmiten mediante sus antenas al frotarlas, para conocer la especie e identidad de su colonia; un perro macho puede localizar a su pareja a través de varias millas y los cachorros identifican a sus padres a través de esas sustancias.
Pero no ha sido sino hasta hace poco tiempo que, con los estudios de la biopsicóloga Martha K. McClintock, se comprobó la existencia de dos tipos de feromonas humanas que regulan el tiempo de ovulación de las mujeres.
Su estudio muestra cómo aquellas mujeres que vivían juntas en los dormitorios del colegio frecuentemente tenían periodos menstruales sincronizados. La mayoría de las mujeres expuestas a los químicos emitidos por sus compañeras aceleraban o retrasaban su ciclo menstrual.
Este descubrimiento podría significar implicaciones prácticas ante la posibilidad de encontrar una manera más natural de prevenir el embarazo y tratar la fertilidad.
Sin embargo, aunque los investigadores reconocen que la función de las feromonas juega un papel importante en nuestras vidas, no validan las respuestas sexuales inducidas por perfumes comercializados para ese propósito. (Mirna Servín)