Jorge Zavala Hidalgo
¿Nuevas medidas contra la contaminación del aire?

Se han anunciado modificaciones al plan de contingencias ambientales y se espera que se establezcan más programas. Existe la preocupación de que se caiga en un Doble hoy no circula cada vez más frecuente, seguido de la compra de autos nuevos, con un efecto igual al que siguió después del Hoy no circula permanente.

Los niveles de contaminación dependen de: la cantidad de contaminantes emitidos a la atmósfera, y las condiciones atmosféricas que favorecen su permanencia y la formación de contaminantes secundarios. Su conocimiento preciso es el primer paso para la toma de decisiones para lo cual se debe considerar:

a) El tiempo de residencia de un contaminante en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), pues los estudios indican que más del 80 por ciento de las emisiones no permanecen en ella después de 24 horas.

b) La concentración de ozono en la ZMCM tiene una variabilidad espacial y temporal mucho mayor que la observada en otras regiones. Esto parece deberse a las condiciones de temperatura y alta radiación solar, que hacen que la velocidad de formación y decaimiento del ozono sea mucho mayor. Por eso es común que, aunque a las 14 horas, el ozono rebase los 200 puntos imeca, a las 20 horas baje a 50.

c) Existe un conocimiento limitado de la dinámica de los vientos en la ZMCM; se conocen los vientos dominantes pero sólo parcialmente la importancia relativa de la dinámica asociada al calentamiento diferencial en el valle y la zona montañosa y, en general, de la dinámica tridimensional. Este fenómeno puede ser importante porque el aire de alturas intermedias, en ocasiones con niveles de ozono más altos que en la superficie, reingresa a las capas bajas de la atmósfera al interactuar con las montañas.

d) No hay suficientes datos meteorológicos para hacer buenos pronósticos. De las 600 estaciones meteorológicas automáticas que hace pocos años compró el SMN sólo reportan datos alrededor del 5 por ciento, y los radiosondeos no tienen la cobertura deseable.

e) No se hace un pronóstico meteorológico regional tridimensional de las condiciones dinámicas y termodinámicas de la atmósfera, necesario para tener un buen pronóstico de los niveles de contaminación.

Las deficiencias en el conocimiento del origen de las emisiones son evidentes. No hay acuerdo en el peso que tienen los incendios forestales, las quemas realizadas por campesinos, los automóviles, las industrias o la calidad de los combustibles en las emisiones. Es necesario reducir estas incertidumbres para tomar las medidas correctivas adecuadas.

Con un buen pronóstico meteorológico y de los niveles de contaminación, no sería necesario esperar a que éstos rebasen las normas para establecer los programas de contigencia. Asimismo, no siempre se justifica establecer los programas de contingencia al día siguiente de que los niveles fueron altos.

No se ha informado a la población ni se ha estudiado con precisión el impacto de las medidas que se han tomado. El programa de verificación vehícular y el hoy no circula tienen un costo muy alto para la población; el doble hoy no circula provoca viajes dobles, sacar el otro auto, un mayor uso de taxis, etcétera, sin que se conozca la importancia de estos factores.

De las medidas que se han tomado en el pasado, cuatro destacan por su importancia: el cierre de la refinería, el retiro de la gasolina con plomo, el establecimiento del programa de verificación vehícular y el programa hoy no circula. ¿Cuál ha sido el impacto de cada uno de estos programas en los niveles de contaminación, salud de la población y economía? Son preguntas que sólo han recibido respuestas parciales.

Las medidas permanentes deben reducir las emisiones a mediano y largo plazo, y las de emergencia evitar que los niveles rebasen límites peligrosos para la salud. Unas y otras no pueden estar separadas porque es absurdo bajar los niveles con que se establecen las contingencias sin bajar las emisiones normales, hacerlo nos llevaría a vivir en contingencia cada vez con mayor frecuencia.

Las medidas para bajar las emisiones son de dos tipos: las que directamente reducen las emisiones normales imponiendo normas más estrictas a las fuentes emisoras, y las que lo hacen en forma indirecta, como el mejorar la vialidad y el transporte público, modificar los horarios de trabajo y escuela, etcétera. Al instrumentar las medidas se debe considerar la relación costo-beneficio y el sector social que tienen que financiarlo.

Una medida con alto potencial es mejorar la vialidad, la cual abarca dos aspectos; por un lado la construcción de pasos a desnivel, nuevas vialidades, nuevas líneas del metro, muy costosas pero en muchos casos necesarias, y por otro, medidas de relativamente bajo costo, como el mejoramiento de la semaforización resolviendo los cruces conflictivos más importantes, sustituyendo microbuses por autobuses y reestructurando sus rutas, monitoreando y atendiendo con celeridad accidentes y descomposturas, adelantándose con buenos pronósticos a contingencias meteorológicas como tormentas que provocan inundaciones. El impacto de reducir el tiempo promedio de viaje reduciría las emisiones de vehículos en un porcentaje mayor porque aumentaría la velocidad promedio y tendría otros beneficios evidentes.

La contaminación del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México es un problema grave pero debe dársele la dimensión correcta; no puede resolverse a corto plazo pero deben tomarse las decisiones que permitan controlar y reducir las emisiones. No se pueden modificar las condiciones meteorológicas, pero es necesario monitorearlas mejor y realizar pronósticos de mayor calidad que permitan aplicar medidas que disminuyan los niveles de contaminación y tengan un menor impacto en la economía y mejoren la calidad de vida de la población.