La Jornada 4 de junio de 1998

5 mil talleres y fábricas en el Centro del DF

Elia Baltazar, Raúl Llanos y Juan Antonio Zúñiga Ť A punto de darse a conocer el Programa de Recuperación del Centro Histórico, el corazón político de México continúa con las actividades que, a la vista de los capitalinos, ocultan que este espacio es también el ámbito territorial de mayor densidad industrial y comercial del país.

Al amparo de sus calles y avenidas, callejones y vecindades; detrás de las antiguas fachadas de siglos que se entreveran con las ``modernas'' de la actual centuria, en el Centro Histórico del Distrito Federal operan alrededor de 5 mil fábricas o talleres de producción industrial, 21 mil 400 comercios y labora 8 por ciento del personal ocupado en la banca y los seguros.

Sobre una extensión de mil hectáreas, habitada por 145 mil personas y a la que diariamente acuden a trabajar 160 mil habitantes de la ciudad de México, el Centro Histórico del DF es el más pequeño punto geográfico de mayor importancia económica del país.

En el ámbito de la economía formal, las actividades productivas desarrolladas en el centro del poder político de México aportan 5 por ciento del valor total generado por la economía del Distrito Federal en un año. Es decir, alrededor de 1.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, una participación equivalente a la del estado de Durango; mayor a la de Nayarit; dos veces superior a la de Tlaxcala, o similar a la de Yucatán.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y los trabajos de campo realizados por el geógrafo francés Jerome Monnet, en el Centro Histórico de la ciudad de México se han detectado 112 clases de actividad económica que a lo largo de los años han dado lugar a 101 ``especialidades'', entre las que sobresalen el dictado de la moda -no siempre apegado al copy right--y la producción de calzado, que convierte al barrio de Tepito en el segundo productor en importancia del país, después de la ciudad de León, Guanajuato.

Confección en sus entrañas

Lejos de la marginalidad en cuanto a su presencia, el Centro Histórico presenta la originalidad de introducir en el corazón mismo de la ciudad la producción manufacturera como la segunda actividad en importanacia que se desarrolla en su seno y, en ella, la rama de la confección es la más relevante con sus casi 13 mil personas ocupadas.

En su estudio Usos e imágenes del Centro Histórico de la ciudad de México, el geógrafo francés Jerome Monnet encontró que estos establecimientos se localizan en el costado sur y explica que esto se debe a que los talleres de sastres independientes, que se encontraban instalados desde hace más de un siglo en las calles aledañas al Zócalo, se toparon con la modernidad industrial y se transformaron en fábricas clandestinas de pantalones vaqueros, con decenas de máquinas de coser escondidas en garages o bodegas desocupadas por la salida del mercado mayorista de La Merced.

Uno de los polos de esta actividad industrial, señala el académico, se sitúa aun en el ``primer cuadro'', donde se concentran más de 44 empleados por hectárea ``en los talleres donde se diseñan y producen los modelos destinados a ser reproducidos industrialmente''. Más hacia el sur del Centro Histórico, agrega, los talleres se transforman en verdaderas fábricas donde laboran en esta ocupación más de 50 personas por hectárea.

Comercio a flor de piel

Sin embargo, las actividades comerciales son las de mayor preponderancia dentro del corazón de siglos de la ciudad de México, en lo que el geógrafo francés denomina el hipercentro del primer cuadro, constituido por un espacio de 66 hectáreas entre el Zócalo y el Eje Central, donde Monnet realizó una encuesta en la que localizó 6 mil 129 establecimientos de 101 especialidades distintas.

Narra: ``Ahí examinamos integralmente las actividades de 12 kilómetros de calles, donde 2 mil 254 establecimientos se distribuyen entre 112 actividades distintas'', 71 de las cuales son especialidades. Los resultados de este trabajo indican que, en promedio, a lo largo de esas calles hay un establecimiento comercial cada 5.3 metros.

Desde petaqueros hasta pignorantes

Camino al recinto de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, por la calle de Allende, de sur a norte, hay una distancia de aproximadamente 110 metros lineales hasta llegar a la calle de Donceles, con la que se intersecta la primera. En ambas aceras hay 25 establecimiento de los giros más diversos: aquí hay desde dos locales de las Petacas de Miguel, el Coco de los Petaqueros; la cantina El Submarino, que hace honor a su nombre; una cueva cibernética de maquinitas; cuatro sitios de compra-venta de oro y plata, incluido el de El Tirantes, una tienda de materiales para pintores, otra de artículos fotográficos, una zapatería, un centro de aromas afrodisiacos que compiten con un puesto de hamburguesas, tortas y hot-dogs, hasta una sucursal del Montepío Luz Saviñón y la sala de prensa de la Asamblea.

Respecto de la economía informal, no existe información oficial sistematizada que permita ponderar su relevancia, salvo aproximaciones que abarcan particularmente el comercio en vía pública; en tanto que, sobre las actividades subterráneas -narcotráfico, comercio sexual, compra-venta de productos robados-- se conoce de su existencia por sus manifestaciones más visibles, pero, por sus características, no existen cuantificaciones confiables para determinar su importancia económica.