La Jornada 2 de junio de 1998

Llegó El Divino amparado y fue puesto en libertad por la PGR

Martha García y Gustavo Castillo Ť Con el cabello recortado y la barba rasurada llegó ayer Angel Isidoro Rodríguez Sáez, El Divino, procedente de Madrid en el vuelo comercial de Iberia 6403. El avión arribó al aeropuerto capitalino en punto de las cinco de la tarde.

Tenía buen semblante; vestía camisa azul claro y pantalón gris. Para algunas mujeres que viajaron en el mismo avión lucía ``guapísimo''; ``divino'', corregirían otras.

El Boeing de Iberia aterrizó sin problemas y tomó la posición remota número 37 en la terminal aérea, lejos de las cámaras y los reporteros que esperaban la salida de los pasajeros de ese avión en las salas convencionales, y que finalmente lo hicieron por la sala 18 transportados en un gusano.

El Divino, según versiones de los viajeros, estuvo custodiado por seis hombres con traje oscuro. Una vez ubicada la aeronave, subió un agente de la Procuraduría General de la República e intercambió unas palabras con el ex banquero, quien fue acompañado por el director de Interpol-México, Juan Miguel Ponce Edmonson, y seis agentes federales para abordar una camioneta, que de inmediato y a toda velocidad se dirigió al hangar de la PGR.

Ninguno de los medios informativos pudo entrevistarlo, pues casi escondido se le introdujo en una oficina. Por más de 30 minutos un médico de la dependencia lo auscultó, mientras los funcionarios esperaban en las inmediaciones del hangar.

Rodríguez Sáez fue subido a un automóvil de lujo con cristales polarizados; no hubo cámara que lo filmara o fotografiara pues, salió del aeropuerto de prisa y custodiado por varios vehículos de la PGR.

Por la noche, la PGR informó que el ex banquero fue dejado en libertad en cumplimiento de las suspensiones a las órdenes de arresto que le fueron otorgadas, y que se retiró en compañía de su padre, Isidoro Rodríguez Ruiz, y sus abogados hacia su domicilio.

Angel Isidoro Rodríguez fue extraditado y podrá presentarse en completa libertad en un término de 48 horas ante el juez primero de distrito, con sede en el Reclusorio Norte, para responder a las acusaciones que por fraude le formularon la PGR y la Secretaría de Hacienda.