La Jornada 1 de junio de 1998

Tensa espera en el municipio autónomo San Pedro Chenalhó

Hermann Bellinghausen, enviado, Polhó, Chis., 31 de mayo Ť En el municipio autónomo San Pedro de Chenalhó esperan bajo amenaza. ``A ver qué sucede'', dice Domingo Pérez Paciencia, presidente del concejo municipal. ``Vemos que el gobierno sigue adelante con sus planes. Los municipios autónomos los quieren desaparecer, y a sus autoridades llevarlas a la cárcel, para que metan miedo y la gente deje de luchar''. Por lo pronto, la propuesta municipal del gobernador Albores Guillen quiere hacer invisibles a los indígenas de Polhó.

Pérez Paciencia dice que ya no tienen ellos para dónde hacerse, no van a huir, ``y vamos a esperar hasta que se cumplan nuestras demandas y los desplazados puedan regresar a sus casas''.

Peculiar manera de esperar, también, la que expresa Pérez Paciencia: ``Ya no queremos que haya más muertos, por eso esperamos aquí, hacemos la fiesta todos los días y todas las noches, cantando y bailando''.

En algún rincón de la escuela, mientras tanto, se oye el ensayo de un interminable son tzotzil: arpa, violín y guitarra, a cual más de rústicos (los instrumentos).

``Desde el 10 de mayo estamos en alerta y tenemos un cordón civil para cuidar nuestro municipio, porque la PGR y la Judicial Federal y del estado se quieren llevar las autoridades'', declara Pérez Paciencia, ``como ya le hicieron en otros municipios autónomos.

``Tenemos invitados a los observadores nacionales e internacionales, para que lleven testimonios de lo que va a suceder en cada municipio'', dice, con esa especial mezcla de fatalismo y alegría que tanto desconcertó a José Saramago cuando estuvo aquí y habló con él.

``Así como escuchamos en la noticia, el gobierno ya quiere cumplir el acuerdo que tiene firmado en San Andrés, y dice que va a hacer nuevos municipios''.

Pero la desconfianza no anda en burro en Polhó: ``No entendemos cómo quiere hacer aquí dos municipios sin nosotros, uno en la cabecera de Chenalhó, y otro en Aldama (otra comunidad de Chenalhó).

``El gobierno ya dice que quiere otra vez sentar en el diálogo, pero nosotros vemos que el gobierno no quiere la paz, porque cada día más militares están llenando los municipios autónomos y las comunidades. Cada día se juntan con los paramilitares. Sólo a ellos los protegen. Estamos viendo que no vienen en paz, sino para complicar y provocar más problemas''.

Los perseguidos que esperan

``Así fue en Xcumumal la semana que pasó. Los priístas y paramilitares quemaron las casas de los compas. Piensan que los compas están allí en los montes, pero están aquí refugiados, en Polhó, desde el 26 de diciembre''.

La destrucción de Xcumumal dio cuenta de 20 casas familiares, quemadas, lo mismo que los cafetales de los desplazados; ``no se sabe cuánto cafetal se perdió''.

El presidente del concejo autónomo, quien ya ha sido amenazado por las autoridades de Tuxtla, habla en las afueras de una nueva tiendita de artesanías. De unos lazos cuelgan blusas, morrales y otros bordados, hechos por las mujeres desplazadas que viven en los campamentos de Polhó.

``Por eso estamos esperando. Si entra la Seguridad Pública, la Judicial y el Ejército, ya no hay dónde salir para esconderse, porque estamos rodeados por el Ejército. No pensamos de huir.

``Lo que la gente piensa es regresar a sus lugares'', agrega, ``pero sabemos que los paramilitares siguen ahí, y vemos que el gobierno manda más militares, y pensamos que quiere desaparecer totalmente los municipios autónomos. Por eso la gente va a regresar sólo cuando se solucione el problema.

``Estamos para la paz'', dice, ``pero tampoco queremos más muertos. Si regresamos así a nuestras comunidades, pensamos que va a haber más muertos. Por eso esperamos aquí, y hacemos la fiesta todos los días y todas las noches, cantando y bailando''.

En Polhó resisten y esperan, enmedio de la amenaza militar (``que es lo que está dando el gobierno'', según Pérez Paciencia), la carencia de alimentación, de cosecha y trabajo, y el nuevo riesgo, ahora que se avecinan las lluvias, de que los sobrepoblados parajes de Polhó se aneguen y esto deteriore aún más las condiciones sanitarias de los desplazados.

La ``guardia civil'' de Polhó la conforman varias decenas de mujeres, todas con sus huipiles de tela multicolor, sentadas a lo largo del acceso en la carretera, bordando. Viejas, jóvenes, niñas descalzas, detrás de bordados, blusas, mantas, agujas e hilos por armas.

¿Es para ellas que ya tienen listas mujeres policía y mujeres soldado, como las que ahora participan en los patrullajes entre Polhó y Acteal? Para estas hermosas bordadoras, ¿qué ofrece el gobierno? ¿Gases lacrimógenos para no ``lastimar'' sus derechos humanos?