Puebla, Puebla. Es uno de los siete ``damnificados'' del experimento de su partido. Como Lauro Díaz Castro en Sinaloa y Marco Antonio Bernal en Tamaulipas, el diputado José Luis Flores Hernández buscó la candidatura al gobierno de Puebla en el nuevo juego democrático del PRI... y perdió.
Hizo, como todos, una precampaña tradicional, con la manipulación y el empleo de recursos en exceso, los acarreos y la alquimia electoral... y a las consecuencias se atuvo.
Hoy, con el estigma de haber perdido a pesar de contar con el apoyo del gobernador Manuel Bartlett, Flores dice que valió la pena haberle entrado, ``no por mí, sino por el partido''.
Más de un millón de pesos gastados en publicidad, giras y regalos repartidos en dos semanas no le bastaron a José Luis Flores.
El 24 de mayo obtuvo 141 mil votos -cerca de 30% del total-. Cada uno le costó poco más de siete pesos.
Reconoce: ``Uno nunca piensa en qué va a perder, nunca lo imaginé''.
A lo largo de la entrevista, habrá de confirmar que el esquema se descompuso, pero igual jurará fidelidad al PRI y al sistema político: ``No tengo la menor intención de presentarme como candidato por ningún partido de oposición. Cambiar de partido es como cambiar de sexo. Eso nunca lo haría''.
Aún con la derrota a cuestas, Flores dice haber ganado. ``Ahora tengo un capital político real''.
-¿Qué le quedó?
-Estoy convencido de que el PRI debe continuar con su democratización, pero soy de la idea de que hay que estudiar si este tipo de ejercicios contribuyen verdaderamente al cambio.
``Creo que hay dos temas que se deben solucionar: uno, que seamos sólo priístas quienes participemos en las consultas. También creo que se deben procurar condiciones de equidad, de tiempos y recursos. Habrá que regular el tipo de movimientos que pudieran tener los candidatos y los recursos que se utilicen.
``No sólo hay que analizar si es conveniente, sino también si es factible hacer ejercicios de esta naturaleza en otros estados o en la definición de otro tipo de candidaturas''.
-Hubo agresiones verbales entre los precandidatos. ¿Le afectaron?
-La población sabía que esta lucha era entre compañeros de partido. Qué curioso, al que la gente repudió fue a quien estuvo esparciendo ataques infundados, críticas insanas, infundios no aclarados. Donde no hay propuesta ni limpieza, hubo un rechazo.
-¿Estaban dadas las condiciones para este tipo de elección?
-Es como cuando los novios se van a casar: si te esperas a tener casa, coche y muebles, acabarás sin casarte nunca. Era ahora o nunca.
-¿Qué le faltó?
-Más tiempo. Tal vez más presencia política en mi estado. Llevo 26 años como funcionario público y 18 años de trabajo partidista, pero la mayor parte del tiempo mis comisiones me han tenido alejado de Puebla. Pero ya pasó. Y el hubiera no existe, mucho menos en política.
-¿Qué le ha dicho a quienes lo apoyaron?
-Que hay que apoyar al partido, sumarse y asumir ese deber.
-¿Pero dónde quedaron sus promesas?
-Allí están. Gané en más de cien municipios, en algunos por cinco a uno.
Se formó un equipo que vamos a impulsar. Por eso, voy a cuidar que nuestra gente más valiosa se integre al equipo del candidato sin rencores, ni revanchas. Si ocurre así, regresaremos entonces a las prácticas poco democráticas.
-Al perder usted, ¿la obra de Bartlett quedará inconclusa?
-Verlo así es muy simplista. Entre Melquiades y yo tal vez sólo haya diferencias en la forma de matar las pulgas.
-¿Cómo quedaron sus finanzas?
-Si algo tengo es que sé de administración. Termino este proceso gastando lo que los amigos empresarios decidieron aportar. No tengo deudas ni pasivos.
Al final, quedó la pregunta sobre lo que significó su relación con Bartlett. Niega que el gobernador poblano haya sido su principal activista y considera absurda la idea de que con su derrota Bartlett haya perdido poder y vea peligrar su proyecto.
``No soy el heredero del capital político de Bartlett. El dejará de ser gobernador el primero de febrero de 1999. Mis encargos políticos en Puebla terminan mucho despuésÉ''
Con la sospecha de que el gobernador
Manuel Bartlett ``buscaría favorecer'' a José Luis Flores,
los otros dos precandidatos -Germán Sierra y Melquiades Morales-
hicieron un pacto para ``derrotar a la maquinaria oficial''.
Así lo confirman allegados a los dos políticos. Y dan cuenta del ``operativo'' del que se valieron para ganarle la batalla al ex secretario de Gobernación.
Con el apoyo de Rafael Cañedo Benítez, ex alcalde de Puebla capital en el sexenio de Mariano Piña Olaya, habían pactado difundir los resultados de un exit pool que daba como seguro ganador a Melquiades. Esto, no obstante que se violaría un acuerdo.
La encuesta iba a ser divulgada a las 13 horas del domingo pasado en las 12 estaciones que Grupo Acir -del que es concesionario Cañedo- tiene en Puebla. Bartlett se enteró de la maniobra y llamó al empresario para advertirle que si la información salía ``al aire'' tendría ``un gran problema''.
A esa hora, el gobernador contaba con informes que le allegaron Guillermo Heitler, su asesor en materia de comuncación, y Jaime Aguilar Alvarez, en los que José Luis Flores estaba abajo de Melquiades.
La encuesta se oyó en Acir a las 18 horas -una hora después de cerradas las casillas- y provocó un berrinche del protegido de Bartlett, que se comunicó, a sugerencia de su ex jefe, a todas las estaciones de radio para descalificar el sondeo.
Pero ya todo estaba escrito.
A la medianoche del domingo, Bartlett hizo la única declaración que ha vertido sobre el proceso interno: Melquiades Morales tendrá todo su apoyo.
También dijo sentirse satisfecho por los resultados y agregó que ahora su preocupación está en ``buscar otra candidatura'', la del 2000.