Existe en el corazón del Centro Histórico una callecita que lleva el nombre de Filomeno Mata, valeroso periodista que combatió con la pluma la dictadura de Porfirio Díaz. Fundador de varios periódicos, fue en el Diario del Hogar en donde sus críticas alcanzaron mayor virulencia y le significaron la cárcel, sitio al que fue a parar en varias ocasiones.
En lo que fue la iglesia del convento de Betlemitas estuvo la pequeña imprenta en donde editaba su combativo diario; en ese entonces la vía tenía el nombre de la institución religiosa, misma que ahora lleva el nombre de don Filomeno, quien falleció en la ciudad de Veracruz, abatido y enfermo, en 1911, tras haber apoyado la candidatura de Francisco I. Madero.
Haciendo cierto el dicho de ``lo que se hereda no se hurta'', el hijo de Mata, cónsul de México en Estados Unidos e Italia y buen cantante de ópera, en 1933 al regresar al país, fundó el periódico El Nuevo Régimen apoyando la candidatura a la presidencia de la República del general Antonio I. Villarreal. Años más tarde publicó el combativo diario El Liberal, que lo llevó a la cárcel en 1960, acusado de ``disolución social''.
En esta breve vía, que consta de sólo dos tramos, entre Madero y Tacuba se encuentran diversos atractivos gastronómicos y culturales, algunos novedosos, como El Barco de México, simpático restaurante en los altos del número 13, decorado con murales de Osdo y mobiliario posmoderno. Al mediodía sirve comida corrida económica y sabrosa y por la noche se convierte en antro para jóvenes, con mesitas altas y música estruendosa. En contraste, enfrente se encuentra el tradicional Antequera, sencilla fonda que sirve auténtica comida oaxaqueña, además de vender, para que lo disfrute en casa, mole negro, clayudas, quesillo y buen chocolate.
La cosa no para allí, pues también hay la opción de un restaurante vegetariano, de unas apetitosas tortas en el Hipocampo, o si de plano está bruja, en los bajos del Bar-Roco hay un rico menú caserito por 14 pesos, acompañado de tortillas recién hechas en un gran comal que preside la entrada.
En Filomeno Mata también está uno de los museos más originales y agradables, que ya hemos mencionado en alguna ocasión: el del Ejército, en el antiguo templo de Betlemitas, con su moderna museografía, tienda, cafetería y sus vidrios de alabastro en las ventanas, óculo y linternilla que filtra una voluptuosa luz dorada.
En lo que fue el convento --construcción magnífica de tezontle y cantera, con un claustro soberbio del insigne arquitecto del siglo XVIII Lorenzo Rodríguez--, el Banco de México está llevando a cabo una impresionante restauración con el fin de dedicarlo a actividades culturales, biblioteca y museo; muy bien pensado, pues de esa manera todos podremos disfrutarlo, lo que no sucede con otras edificaciones valiosas que han restaurado en los alrededores, como el antiguo edificio de Ferrocarriles, el de la Palestina, el Condesa y uno impactante recién terminado en 5 de Mayo... vedados a los simples mortales. Y para terminar con la encantadora callecita de Filomeno Mata --sin mencionar las múltiples tiendas de ropa de caballero-- vale la pena una visita a La Torre de Papel, ese sitio acogedor en donde se encuentran los periódicos de provincia, un deleite para los fuereños nostálgicos.