Antonio Gershenson
Monopolio y renovación

En Estados Unidos, el gobierno federal y los de 18 estados presentaron una demanda contra la empresa de programas de cómputo Microsoft. Se le acusa de prácticas monopólicas, y en especial de introducir su programa de acceso al Internet como obligatorio en su nuevo sistema Windows 98, próximo a salir al mercado.

Esto perjudicaría en especial al programa Netscape y a la empresa con el mismo nombre que lo produce, que tiene la absoluta mayoría del mercado de programas de acceso a Internet. En otro nivel, dañaría a muchos usuarios al privarlos de la posibilidad de elegir.

Ya antes había habido quejas de por lo menos uno de los fabricantes más conocidos de computadoras, en el sentido de que Microsoft los habría presionado con la amenaza de retirarles la licencia para el sistema Windows 95, para que instalaran en sus máquinas nuevas otros programas de esa misma empresa. Los Windows son el sistema más usado para acceder a los demás tipos de programa de cómputo.

Por esa misma razón llama la atención ahora que, ante la posibilidad de que el juicio del que hablamos al principio detenga la salida del Windows 98, los principales fabricantes de computadoras se hayan pronunciado públicamente contra esta posibilidad. Y es que se ha dado una rutina que podríamos llamar ``obsolescencia programada'' de las computadoras que a su vez permite obligar a muchos usuarios de estos equipos a volver a comprar computadoras nuevas cada dos o tres años.

Cada nueva versión de estos sistemas para operar otros programas, que abreviadamente son conocidos como sistemas operativos, tiene complicaciones adicionales que consumen más memoria y requieren de computadoras más rápidas.

En algunos casos los cambios han permitido realizar operaciones adicionales o hacerlo con ventajas para el trabajo. Sin embargo, ya en el Windows 95 la mayoría de los cambios no permiten hacer cosas adicionales a la absoluta mayoría de los usuarios, sino que son superficiales y hasta banales. Un ejemplo: la acción de borrar un archivo se hace, en este sistema, acompañado de una secuencia que muestra en la pantalla hojitas viajando a un bote de basura. Esto hace que una operación, que sistemas anteriores hacían en menos de un segundo, por ejemplo borrar 300 archivos almacenados por el programa de acceso a Internet, pueda llevar más de un minuto. La espera, claro, se puede reducir comprando nueva computadora con nuevos programas de Microsoft, aunque la anterior funcione todavía muy bien.

En este sentido, el trabajo de Microsoft ha sido útil para los principales fabricantes. Es algo que podría llamarse obsolescencia programada. El que, en especial en países como el nuestro, no se tenga para comprar computadora nueva cada dos o tres años, o requiera hacer otros gastos más imperiosos, se amuela.

Otra cosa que llama la atención es el hecho de que un acto muy similar al que ahora es impugnado por autoridades estadunidenses ya había ocurrido, y en mayor escala. Hace unos años, el programa para escritura más usado era el WordPerfect, que tenía más de la mitad del mercado de ese tipo de programas. Fue desplazado por el Word de Microsoft por este mismo medio, y no hubo impugnación, tal vez porque la empresa que lo producía, Corel, era canadiense y no de Estados Unidos.

De ahí que no debería ayudarse a este tipo de acciones monopólicas. No obstante, en México se ha hecho casi oficial el uso del programa Word: en los concursos del sector público debe usarse obligatoriamente este programa, no por su calidad, que no es tal, sino por prácticas como las mencionadas.