La Jornada 30 de mayo de 1998

CONTRA EL SIDA EN EL ZOCALO

Angeles Cruz Ť Cientos de hombres, mujeres, jóvenes y niños caminaron ayer otra vez para recordar a los muertos del sida. Vestidos de blanco, con flores y veladoras, hicieron con su silencio el más grande de los reclamos al gobierno federal: medicamentos y servicios de salud para todos, porque ``¿cuántas muertes tenemos que lamentar todavía antes de que se haga algo?''

La XI Caminata Nocturna Silenciosa que año con año realizan las organizaciones, los portadores del VIH/sida, familiares, amigos y parejas de los enfermos tuvo un nuevo aliciente. Por primera vez asistió un diputado federal y una representante del gobierno del Distrito Federal. Tal vez ``sea que ahora si vamos bien'', se animaban los caminantes.

El de ayer fue un día de recuerdo por los que ya se fueron y de alegría por la vida que todavía queda por delante, y ``mientras dure no pararé de exigir y gritar que queremos justicia y atención digna'', comentó una de las tantas mujeres portadora del virus.

Ahí estaba también ``la muerte'' con su sonrisa eterna, en todo el recorrido y luego sentada en una esquina, segura de que su momento llegará.

Desde el mediodía, las agrupaciones civiles que trabajan en todo los relacionado con el sida y las personas que viven con el virus instalaron el tianguis informativo cultural en la glorieta del Angel de la Independencia. En varios stands repartieron condones, volantes y folletos con información sobre la enfermedad, y atentos, todo el tiempo, platicaron del mal con quien les hiciera la más mínima pregunta.

``Sólo así venceremos a la discriminación y estigmatización de la enfermedad, y tal vez más adelante ya no tengamos que escondernos atrás de un pasamontañas'', comentó uno de los participantes en el tianguis.

También en la Secretaría de Salud hubo actividad. Luego de la conferencia en que nuestro país asumió formalmente la vicepresidencia del Programa Mundial de Sida de Naciones Unidas (Onusida) en la persona de Roberto Tapia, subsecretario de Prevención y Control de Enfermedades, el Frente Nacional de Personas Afectadas por el VIH/sida realizaron un plantón para exigir que el Fonsida (organismo que distribuirá medicamentos en forma gratuita para controlar la enfermedad) no discrimine a nadie.

Desde una hora antes, el personal de seguridad de la dependencia esperaba a los manifestantes con las puertas cerradas hasta con candado. Pero no era necesario, el plantón era pacífico y lo único que pidieron los representantes de los seropositivos fue entregar un pliego petitorio al secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente.

Luego de un rato, una comisión de cuatro personas se entrevistó con Roberto Zozaya, secretario privado del titular de la Ssa, quien les recibió el documento afuera, mientras la prensa pedía entrar -sobre todo para tomar fotografías--, pero una mujer de seguridad, y a la que únicamente se identificó con el apellido de Rubio, dijo que ``no pueden entrar, aquí es un lugar privado''.

No obstante, previa consulta, reporteros y fotógrafos pudieron entrar a la oficina, donde los representantes expresaban su rechazo a la discriminación de los enfermos. Debido a que el Fonsida sólo atiende a niños y mujeres embarazadas, ``al resto no les deja más alternativa que embarazarse para poder tener medicamentos'', dijeron al funcionario.

Ya en la caminata, los asistentes elaboraron mantas que de alguna manera recordaban a alguna de las personas que murieron a causa del sida. En el Zócalo todas se unieron en una gran manta y ahí mismo fueron leídos 600 nombres de los que ya se fueron.

Después habló Santiago Padilla, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, quien hace apenas unos meses se comprometió a impulsar una iniciativa de ley que proteja a los portadores del VIH/sida, y que les garantice el acceso a los medicamentos. Es un asunto pendiente.

Enseguida, participó Isabel Molina, directora del DIF-DF y también expresó el compromiso del gobierno capitalino para ofrecer a los seropositivos el acceso a una atención digna, pero lo primero, indicó, es terminar con la discriminación de las personas infectadas.

Tocó el turno a un joven matrimonio que vive en carne propia el drama del VIH/sida: ``Hace un año estuvimos por primera vez aquí, y hoy otra vez porque hemos aprendido que esta lucha es de todos, de toda la sociedad''.

``El pasamontañas es y ha sido nuestra manera de enfrentar nuestro problema ante la sociedad, porque todavía tenemos miedo de que a nuestros hijos se les señale y discrimine por tener unos padres que viven con sida''.

El último reclamo: ``Invito a la sociedad a que me ayude a quitarme la capucha, para que el día de mañana pueda presentarme y dar la cara''.