Músicos cubanos se presentarán en el Carnegie Hall con Ry Cooder
Pablo Espinosa Ť En marzo de 1996 se reunió en La Habana una pléyade de viejos músicos cubanos con el guitarrista estadunidense Ry Cooder. Durante diez días convivieron y grabaron tres discos, el primero de los cuales, Buenavista Social Club, obtuvo el Grammy. Esos tres discos cimbraron Europa. La noticia ahora es que nuevamente se reunieron, en marzo de 1998, esos mismos músicos y volvieron a grabar nuevos materiales durante dos semanas, durante las cuales Wim Wenders filmó un mediometraje que en cuanto se estrene causará un furor planetario semejante al que despertó el cineasta alemán con el grupo portugués Madredeus.
Más noticias: esos grandes músicos cubanos y Ry Cooder ofrecerán un magno concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, el 1 de julio (tres días antes del Día de la Independencia) lo cual no sólo reconfirmará el impacto de esos discos en el mundo, sino que también significará un gesto de apertura política y cultural en un país, Estados Unidos, abiertamente hostil hacia Cuba. La ``música clásica de Cuba'', entonces, retumbará en una de las catedrales de la música en el Imperio.
Se trata, además, de producciones independientes: esos discos fueron concebidos por la pequeña disquera inglesa World Circuit la que, además, tenía planeados álbumes diversos: músicos africanos con músicos cubanos con Ry Cooder, pero debido a problemas de visado, el proyecto cambió a una serie de sesiones espontáneas, que confluyeron en discos que se han vendido en cantidades insospechadas en Europa (en Holanda, por ejemplo, la cifra rebasa ya las cien mil copias). Los nuevos discos que grabaron Cooder y los cubanos hace un par de meses saldrán a la venta probablemente en noviembre próximo.
Leyenda en Cuba
Por lo pronto, otra buena nueva: Buenavista Social Club circula en México desde el año pasado, antes de que ganara el Grammy (La Jornada, 5 y 6 de noviembre de 1997), distribuido por Discos CoraSon, fundada en México por Eduardo Llerenas y Mary Fahrquarson. Ella había fundado, a su vez, World Circuit cuando vivía en su tierra natal, Inglaterra. La buena nueva es que llegan ahora a nuestro país, con derechos exclusivos para Discos CoraSon, los otros dos materiales que conforman la trilogía: Presentando a Rubén González es uno de los títulos; el otro, A toda Cuba le gusta.
Este par de discos será presentado hoy, a partir de las 21 horas, en el Salón México (Pensador Mexicano 25, atrás de Bellas Artes) durante una larga noche cubana en la cual ``Sonorámico'', un sonidero (dícese de aquel que hace sonar discos en un bailongo) especializado en música cubana. Habrá un concurso de baile y mojitos. También, el cubanísimo Armando Garzón, quien interpreta boleros con voz de seda, presentará su nuevo disco Danzón.
El pianista Rubén González es una leyenda en Cuba. Tanto, que dada su avanzada edad y su desaparición de los escenarios, quien preguntaba por él en La Habana recibía una respuesta extraña: ``ya se murió''. En realidad, Rubén González vivía en el semirretiro, sin piano en casa, con artritis. Hoy efectúa giras por Europa y, al igual que sucede con Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Manuel Puntillita Licea y otros músicos que participan en estos discos, son verdaderos héroes, realizan giras, son buscados afanosamente por periodistas europeos para entrevistarlos, hacer amplios reportajes.
A principios de los años cuarenta, Rubén González grabó discos históricos con la también legendaria orquesta de Arsenio Rodríguez y toda su vida ha tocado al lado de los grandes de la música cubana. Es hasta ahora que logra su primer disco como solista y el efecto tiene dimensiones colosales. Desde la frase de Ry Cooder: ``Es el mejor pianista que jamás haya escuchado en mi vida. Una mezcla cubana entre Thelonious Monk y El Gato Félix'' hasta los elogios más académicos de la crítica internacional. El consenso es abrumador: el primer disco solista de este pianista que amarida el estilo concertístico con las formas clásicas de la música popular cubana es una maravilla, un disco fuera de serie dentro de la de suyo extraordinaria producción de música cubana tradicional que se cultiva en nuestros días.
Música que es sinónimo de vitalidad
El volumen A toda Cuba le gusta tiene también el sentido de espontaneidad (las famosas descargas) e incluye la participación de Rubén González, Ry Cooder, Puntillita, Ibrahim Ferrer y toda la pléyade de músicos cubanos que están poniendo de cabeza, y a bailar, al mundo. Está imbuido del espíritu que animó las grandes orquestas cubanas de los años cincuenta y la puesta en vida de estos materiales, de manera ortodoxa, característica que en la música cubana es siempre sinónimo de vitalidad, frescura, ha provocado que los ojos y los oídos del planeta se vuelquen sobre Cuba de una manera renovada: convertidos prácticamente estos músicos tradicionales en auténticos embajadores de la cultura cubana, con un mensaje límpido, directo, preñado de la enternecida ingenuidad que es uno de los muchos elementos intrínsecos de la música clásica cubana.
Además, se trata de un campanazo mundial activado desde la modestia: en los recursos tecnológicos (los tres discos, más los nuevos que vendrán, fueron grabados en los Estudios Egrem de La Habana), modestia en la actitud misma de los músicos, que no hacen sino entregarse mediante la fina artesanía de sus talentos, modestia en suma en una música grandiosa nacida, cultivada y hoy irradiada al mundo desde el mismísimo bloqueo. Una vuelta de tuerca, ciertamente: desde el bloqueo, hasta el triunfo en la academia estadunidense que otorga los premios Grammys y ahora en puerta la presentación, en la cresta de la ola, de un puñado de músicos cubanos en el mero corazón de Nueva York: el Carnegie Hall.
El imperio de los sentidos, el auge y esplendor de la música clásica cubana.