La Jornada jueves 28 de mayo de 1998

INESTABILIDAD Y PELIGRO ECONOMICOS

En el mundo persisten y se acentúan los signos de una nueva crisis económica y financiera de grandes dimensiones. La caída generalizada de bolsas y divisas asiáticas ocurrida ayer, así como las perceptibles bajas en las bolsas europeas, colocan a la economía globalizada ante la alarmante perspectiva de una contracción súbita de los mercados de capitales y, por consiguiente, de una recesión que no respetaría, en caso de producirse, ninguna frontera nacional.

En este contexto, el brusco descenso registrado la mañana de ayer por la Bolsa Mexicana de Valores --la cual al fin de la jornada cerró con un alza marginal-- y el repunte del dólar estadunidense ante nuestra unidad monetaria, podrían entenderse como un mero reflejo inevitable del incierto panorama financiero internacional.

Sin embargo, existen factores internos que podrían estar incidiendo en los indicadores negativos registrados en los mercados accionario y cambiario: los saldos de la operac

ión Casablanca, por una parte, y la incertidumbre en torno a la solución que se dará al problema del Fobaproa, un mecanismo que ha gravitado de manera catastrófica sobre las finanzas públicas.

Al margen de que la pesquisa estadunidense para detectar operaciones de lavado de dinero por medio de los bancos mexicanos haya violado las leyes y la soberanía nacional, independientemente de si la información respectiva fue exagerada por los departamentos de Justicia y del Tesoro, y sin considerar la posibilidad de que se haya tratado de un mecanismo concebido para presionar a México, el hecho es que significó un severo golpe a la de por sí menguada imagen pública de las instituciones bancarias y del sistema financiero nacional, y que el escándalo generado por el anuncio de Casablanca puede traducirse en nuevos quebrantos para la incipiente recuperación que experimenta el país. Otro tanto puede decirse del Fobaproa, instrumento de rescate de los banqueros que ha sido gravemente lesivo para las finanzas públicas de México y en cuya operación han sido detectadas posibles irregularidades e ilegalidades.

Ambos casos son factores de debilidad para la economía mexicana en la circunstancia presente. No son, ciertamente, los únicos: en términos generales, la gran mayoría de la población se encuentra en una situación por demás precaria para enfrentar una eventual recesión internacional. Un dato ilustrativo al respecto es que en la última década el poder adquisitivo de los salarios mínimos ha sido de más de 72 por ciento. En otros términos, no existe margen social para amortiguar los efectos que tendría sobre los mexicanos una crisis económica originada fuera de nuestras fronteras.

Las condiciones mencionadas debieran llevar a una reorientación de las prioridades y a la adopción de medidas que permitieran dar solidez a la economía nacional y al mercado interno. De otra forma, si llegara a presentarse un quebranto financiero de gran magnitud en los mercados mundiales, en México podrían derrumbarse --además de la economía-- la estabilidad política y el tejido social e institucional.