El mes de mayo ha sido positivo para el avance de la transición. El electorado, medido por los resultados tanto de los procesos selectivos internos de los partidos como por los que se obtuvieron en la península de Yucatán, está votando de manera resuelta y clara por sus elegidos. Ello alienta a la confianza por el llamado juicio colectivo que, en ocasiones, se ofusca y deja influenciar por imágenes, controles y espejismos.
Paralelamente a este fenómeno esperanzador, el experimento del priísmo los coloca en la línea frontal de las transformaciones que la sociedad viene exigiendo. De golpe y no sin esfuerzo y penas, el PRI ha tomado la ruta de la democratización de su vida orgánica que tantos titubeos y tirones le ha ocasionado.
Para bien de la República, los tres más importantes partidos tienen ya en su bagaje una serie de procesos que garantizan la participación cada vez más numerosa de la ciudadanía en sus decisiones cruciales. Los tres estados donde se llevaron elecciones para determinar los candidatos a gobernador del PRI, Sinaloa, Tamaulipas y Puebla, añadidos a lo ocurrido en Tlaxcala y Chihuahua, diseñan un derrotero que, con toda seguridad, arrojará buenos resultados para ese instituto político.
Condenado por muchos a la extinción irremediable, el PRI viene dando, a últimas fechas, muestras de su vitalidad y también de sus oportunidades como un contendiente de consideración estelar en las elecciones locales que se avecinan. La consulta abierta para los definitorios puestos de gobernador no ha causado, hasta ahora, los quiebres que se le auguraban. Tampoco se ven heridas partidistas que no puedan ser cauterizadas por un posterior trabajo de conciliación y de inclusión. La legitimidad frente al electorado, aun en aquellas entidades donde el manipuleo fue notable (Tamaulipas), les acerca, a los candidatos así electos, un margen aceptable de ventaja sobre sus oponentes. Más todavía si se considera el manoseo habido en el PRD y las aún cerradas primarias del PAN. Lo que se atisba, en este nebuloso ambiente, es una luz fija y creciente en el horizonte de la lucha partidaria que conducirá, si no hay un trauma inesperado, hacia el robustecimiento de la cultura ciudadana.
El aprendizaje va a dejar una huella imborrable para los días por venir. Para el PAN, la lección yucateca es dolorosa y lo hará repensar, a la luz de tales resultados, sus negociaciones cupulares y sus débiles compromisos sociales. Aun descontando el evidente control del campesinado peninsular ya tan característico del sustento de Cervera, el PAN retrocedió en su mismo bastión de Mérida. En cambio, en Puebla, y la selección que hizo de su candidata, le apuntan momentos mejores si puede capitalizar su contrastante figura con la del priísta triunfante, M. Morales, un político por demás tradicional. Sobre todo si se leen con detenimiento los signos de cambio que corren por ese estado anquilosado por el conservadurismo poquitero y analfabeto.
A esta altura de la pelea, por las simpatías populares, el PRD aparece como un partido que marcha en la retaguardia si se atiende a su manera de enfrentar sus procesos selectivos internos. Marcado a últimas fechas por el oportunismo, al finalizar el año tendrá que hacer un corte de caja. A pesar del avance que se prevé logre en estados donde su presencia era nula (Zacatecas, Yucatán, Durango, Tlaxcala), las alianzas no le han dejado gran cosa y conservar lo obtenido será todo un reto.
Veracruz es también emblemático para el PRI y el electorado de ese estado. Alemán encarna todo lo que la conciencia crítica del país, en su avance democrático, rechaza. Un beneficiario en extremos inconcebibles de la conocida y documentada corrupción de su padre, el ex presidente del mismo nombre. Por completo alejado de las formas y medios de vida de los votantes comunes de ese empobrecido estado, Alemán llegará al gobierno, si es electo como se anuncia por todos lados, con una enorme carga de compromisos que ha ido adquiriendo en el camino. Compromisos que no irán orientados en el sentido de los intereses de sus incautos electores que, a lo que parece, se irán con la finta del glamour, los errores dramáticos de sus contrincantes, los trafiques locales y la escasa memoria informada.