Carpetazo al caso Posadas; actitud ``honesta'' de la PGR: Episcopado
Gustavo Castillo García Ť La Procuraduría General de la República concluyó las investigaciones en torno del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en lo relativo a delitos relacionados con armas de fuego, contra la salud, contra la administración de justicia y contrabando, por tanto, nada la impide determinar el envío del expediente al archivo, indicó la dependencia.
Aunque ``tampoco la PGR estaría jurídicamente imposibilitada para dar por concluida la activa coadyuvancia que ha desarrollado en apoyo de las autoridades judiciales del estado de Jalisco'', en lo que se refiere a las investigaciones del homicidio del cardenal, menciona la PGR en un comunicado de prensa.
Asimismo, ratificó lo mencionado por los últimos cuatro procuradores que ha habido desde 1993. Reiteró que el asesinato de Posadas Ocampo fue ``producto de la confusión que generó una balacera entre dos bandas de narcotraficantes''.
En lo que constituye el último informe de la PGR respecto a los hechos ocurridos el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto internacional de Guadalajara, Jalisco, y en donde resultó muerto el representante de la Iglesia católica, la PGR asegura que ya no tiene más diligencias por desahogar y desde ``un punto de vista estrictamente jurídico, con la conclusión alcanzada, nada impide enviar el expediente al archivo''.
Sin embargo, ante las dudas manifestadas por parte de los representantes de la Iglesia católica, la sociedad jaliscience y autoridades de Jalisco, que han puesto en duda la veracidad de las conclusiones de la PGR, la dependencia exhortó a quienes tengan elementos, pruebas o evidencias del caso, a que las presenten, aun cuando contravengan las conclusiones de la dependencia, a fin de que la decisión de cerrar el caso esté acompasada ``de una amplia credibilidad''.
La PGR manifestó que ``durante estos cinco años, con independencia de quien haya sido titular del Ministerio Público Federal, ha sostenido invariablemente y sólo con diferencia de matiz, que el asesinato del Cardenal fue producto de la confusión''.
Las conclusiones de la PGR para cerrar el caso, según el comunicado, se sustentan en que no existen diligencias por desahogar en lo que se refiere a los delitos federales que son de su competencia, no así en lo que toca al homicidio del cardenal, que siempre ha estado bajo la esfera de investigación de las autoridades de Jalisco.
Sobre este particular, puntualizó la PGR, la Procuraduría de Justicia de esa entidad está en aptitud de llegar a sus propias conclusiones y actuar en consecuencia, dentro del estado de derecho.
Respecto a las investigaciones realizadas por la PGR, se informó que existen 18 procesos penales, 367 declaraciones ante el Ministerio Público de la Federación, 81 dictámenes periciales en criminalística de campo, fotografía, medicina, balística y química forense, dactiloscopía, tránsito terrestre, dibujo, arquitectura, fotografía, valuación, video y criminología.
Señala que se ejercitó acción penal en contra de 73 0personas por delitos diversos, y que de 73 órdenes de aprehensión, 35 se han ejecutado, 36 están pendientes de cumplimentarse, y otras dos quedaron sin efecto al fallecer las personas que tendrían que ser detenidas.
Asimismo, la PGR establece que más allá de las facultades legales que posee para determinar el cierre de sus investigaciones en torno a este caso, resulta válido su interés de que esta decisión esté acompañada de credibilidad social.
Gustavo Castillo García Ť A cinco años de la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, la grey católica mantiene su postura: el homicidio no fue una confusión, sino una celada. El también cardenal, Juan Sandoval Iñiguez, reiteró el sábado que la Procuraduría General de la República no ha realizado una verdadera investigación de los hechos.
Mientras la PGR mantiene su tesis de que el 24 de mayo de 1993, gatilleros de los hermanos Arellano Félix prácticamente coparon la terminal aérea de Guadalajara a fin de dar muerte a Joaquín El Chapo Guzmán, el prelado Sandoval Iñiguez ratificó su hipótesis y exigió que la autoridad responsable de investigar dé a conocer a los autores materiales y que confiesen quién les pagó por asesinar a Posadas Ocampo.
El 24 de mayo de 1993, cerca de las 16 horas, en el aeropuerto internacional de Guadalajara, Jalisco, se inició un tiroteo, presuntamente entre las bandas de narcotraficantes de los hermanos Arellano Félix y de Joaquín El Chapo Guzmán. En ese momento llegaba al lugar el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo a bordo de su automóvil -un Grand Marquis-, quien había acudido a esperar al nuncio apostólico Girolamo Prigione.
Supuestamente, los hombres de los Arellano Félix lo acribillaron de 14 impactos de bala de alto calibre, al confundirlo con otro narcotraficante.
En enero de 1994, es decir, ocho meses después de iniciadas las investigaciones de la Procuraduría General de la República, trascendió primero y luego se confirmó, que el nuncio Girolamo Prigione se había entrevistado en la nunciatura con los hermanos Arellano Félix; sin embargo, lo único que se supo de lo que ahí hablaron, fue que los narcotraficantes le habrían dicho que ``el cardenal pasó por el lugar equivocado''.
De dicha reunión entre el representante papal y los líderes del cártel de Tijuana, conocieron Carlos Salinas de Gortari, entonces Presidente de la República, y el que fuera en ese momento secretario de Gobernación, Jorge Carpizo McGregor.
El enlace entre los hermanos Arellano Félix y Girolamo Prigione fue un sacerdote de nombre Gerardo Montaño, quien desapareció prácticamente hasta hace dos meses.
Las indagatorias de la PGR acumularon las declaraciones ministeriales de más de 80 testigos, entre maleteros, turistas y taxistas del aeropuerto de Guadalajara; sin embargo, la versión siempre ha sido la misma, ``fue confundido''.
Pero la autopsia practicada a Posadas Ocampo demostró que los tiros que recibió fueron realizados a distancias de entre un metro y 80 centímetros, por lo que tanto la representación católica como otros sectores sociales aseguran que se trató de un asesinato directo.
Asimismo, Juan Sandoval Iñiguez mencionó en 1994 que la teoría de la confusión no es sostenible porque Posadas Ocampo iba vestido con alzacuellos y una gran cruz en el pecho, lo que lo identificaba como un representante religioso.
Juan Jesús Posadas Ocampo llegó a Guadalajara en 1984 y fue ordenado cardenal en 1991, era procedente del obispado de Cuernavaca, y en la fecha que lo mataron ocupaba los cargos de vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El sábado pasado Sandoval Iñiguez aseguró que el primer sacrificado de las siete personas que resultaron muertas en el tiroteo del aeropuerto de Guadalajara fue el cardenal Posadas, por ello exigió que se aclaren los hechos y se diga quiénes fueron los autores materiales e intelectuales.
José Antonio Román y Guadalupe López Espinosa, corresponsal Ť La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reconoció la ``honestidad y apertura'' de la declaración de la Procuraduría General de la República (PGR) sobre las investigaciones del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, actitudes que ``no se habían dado con anterioridad''.
Dijo también que la invitación de las autoridades es una oportunidad para que todos aquellos que tengan pruebas distintas a la tesis oficial utilicen este valioso momento para ofrecer las evidencias con que cuenten.
En un escueto comunicado de cuatro puntos, firmado por el presidente y el secretario general del Episcopado, Luis Morales Reyes y Abelardo Alvarado, así como por los cardenales Norberto Rivera y Juan Sandoval Iñiguez, la jerarquía eclesiástica expresa su ``alegría'' por constatar que hay voluntad y que se están dando pasos para lograr una ``mejor procuración de justicia'', que corresponde a uno de los grandes anhelos de todos los mexicanos.
``La concurrencia de voluntades y la convicción compartida de alcanzar la completa verdad histórica de los hechos, dentro del marco de la ley, es el camino correcto por el que los mexicanos debemos transitar para solucionar este problema, así como muchos otros que padecemos'', dice el texto episcopal.
Así, al cumplirse ayer el quinto aniversario de la muerte del arzobispo de Guadalajara y cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo -que según la investigación oficial fue confundido con un narcotraficante en un enfrentamiento entre bandas de mafiosos- la CEM pidió a Dios su ayuda para avanzar siempre en la justicia, la paz y la reconciliación.
Por otra parte, el ex presidente del Episcopado y arzobispo de Jalapa, monseñor Sergio Obeso Rivera, exigió que por el bien de la sociedad y para que ésta tenga confianza en sus autoridades y en la justicia, se aclare el asesinato del cardenal muerto durante una balacera en el aeropuerto de Guadalajara, hace cinco años.
Al preguntarle si después de todo este tiempo transcurrido la Iglesia tiene la esperanza de que se aclare, el prelado manifestó que ``se han dado explicaciones que quieren sean definitivas, pero quienes están más cerca de los acontecimientos, como el cardenal Sandoval Iñiguez, -quien sostiene que a Posadas lo mataron intencionalmente- no les satisfacen esas explicaciones.
Sandoval -apuntó Obeso- aporta algunos datos que hacen dudar seriamente de esas versiones que hasta ahora se han dado por parte de la PGR, como la del fuego cruzado y la confusión.
En respuesta a quienes pretenden que Posadas Ocampo sea beatificado, el arzobispo veracruzano consideró que ese acto ``no es tan necesario'' y señaló que oficialmente nada hay a ese respecto. Incluso, sobre la posibilidad de que el cardenal asesinado pueda ser considerado mártir de la Iglesia, dijo que esto depende la institución. Obeso Rivera explicó que depende sobre la motivación de quienes lo asesinaron, ya que es necesario que conste fehacientemente que se le quitó la vida por odio a la fe. Eso hay que demostrarlo, porque le pueden quitar a uno la vida por otras razones, puntualizó.
En tanto, el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, durante su homilía dominical en la Catedral Metropolitana, se refirió también al asesinato de Posadas. Dijo que la Iglesia seguirá pidiendo a Dios que este crimen sea esclarecido y ``que México pueda ver la aplicación de esa justicia que todos merecemos''.