Guadalajara, Jalisco. A cinco años del asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo, su antecesor, el arzobispo Juan Sandoval Iñiguez sigue sosteniendo que se trató de un crimen intencional que las autoridades quieren condenar al olvido.
Así, Sandoval ve con buenos ojos la iniciativa de un grupo juvenil católico para beatificar al cardenal asesinado en el aeropuerto de Guadalajara, cuando acudía a recibir al nuncio Jerónimo Prigione: ``Como yo sé que lo mataron a propósito, siendo él arzobispo y cardenal, pienso que el móvil fue religioso''.
Crítico de la actuación del obispo Samuel Ruiz en Chiapas, el arzobispo de Guadalajara pide que no se ``confunda a don Samuel con la Iglesia'' y que se entienda que en aquella entidad ``las izquierdas internacionales andan queriendo prender un nuevo foco'', como hicieron en Centroamérica.
Enérgico, generalmente impaciente (acostumbra tronar los dedos a sus subordinados), Sandoval Iñiguez abre otro flanco para hablar de la televisión. Dice que la telenovela Tentaciones es ``un atentado a los sentimientos religiosos del pueblo de México'' y la compara con una producción anterior, Mirada de mujer, que ``era contra la familia''. Con este tipo de transmisiones, argumenta, se ``van desmoronando los valores''.
Reconoce, sin embargo, que quizá de cada cien sacerdotes diez anden mal: ``Donde quiera hay faltas, pero no son para publicitarse''.
Excesos
-Alguna vez dijo que los acuerdos de San Andrés eran excesivos.
-En el sentido de que se habla demasiado de autonomía, sin precisar de qué clase. Todos los que somos mexicanos de corazón, que amamos a nuestra patria, queremos ser libres dentro de México, pero sin que se rompa la unidad del país. Y me parece que los acuerdos plantean autonomía sin precisar lo que es; se habla de municipios libres, de un nuevo ejército, de cosas que llevan a la separación. Y eso va contra la unidad del pueblo mexicano.
-¿La iniciativa presidencial de derechos indígenas corrige esa situación?
-No me corresponde juzgarlo. Es papel del Congreso, que debe sacar una ley justa que no obedezca al interés de un partido o del gobierno, sino que sea objetiva, que dé libertad, garantía y reconozca derechos a los indios sin lesionar la unidad nacional.
-Cuando habló de que en este conflicto existían protagonismos de miembros de la Iglesia, ¿a que se refería?
-Ustedes ya saben lo que es protagonismo, no me quieran forzar otra vez...
-¿Samuel Ruiz es protagónico?
-Ustedes véanlo. Saquen su conclusión. Ya dije que no me toca a mí juzgarlo sino a la Santa Sede. Me parece que ante esa iniciativa de ley del Ejecutivo fue un poco parcial porque la descalificó de entrada. Si no es objetivo, si no es imparcial y está más cargado a los zapatistas, pues no puede ser mediador.
-¿Podría la Iglesia pedir que se reoriente la mediación?
-La Iglesia no pidió la mediación. No confunda a don Samuel con la Iglesia, somos 115 obispos, él es uno más, y la mediación de la Conai no la pidió la Iglesia ni la implementó, la hizo don Samuel y las partes la aceptaron. Es asunto de ellas.
-Se habla de una ofensiva gubernamental contra don Samuel...
-Bueno, es una persona pública, está en el candelero... Unos le aplauden y otros le tiran. A eso se arriesga.
-Según usted, la tarea de la Iglesia en Chiapas es crear conciencia de paz. ¿Lo hace el obispo Ruiz?
-No sé, yo estoy muy lejos. El está allá y yo estoy aquí. La prensa de Jalisco, que es la que yo leo, está muy lejos de Chiapas y repite cosas muy generales, la de Chiapas no la leo ni tampoco la del Distrito Federal, no quiero contaminarme.
-¿Tanto así?
-Hacen cortinas de humo, según los intereses que mueven al periódico. Y en Chiapas hay muchas cortinas, de todos lados, de las izquierdas y las derechas. Los únicos inocentes son los pobres indígenas y campesinos que son los explotados, y los han tomado de bandera para unos y otros.
-Usted ha planteado que se debe defender a Chiapas de intereses extranjeros...
-Las izquierdas internacionales andan queriendo prender un nuevo foco; encendieron las guerrillas de Colombia, de Centroamérica, de El Salvador, Guatemala, y ahora se vinieron para México. Dígame, la señora Danielle Miterrand, ¿qué vino a hacer?
-Entonces, las expulsiones de extranjeros...
-Son correctas, como en cualquier país. Vaya usted a Italia y trate de meterse a los asuntos de ese país, a ver qué le hacen... O trate de meterse a Estados Unidos. ¿Qué pasaría? Eso debían decir ustedes, así de claro debían de decirlo.
-¿Y la imagen de México en el extranjero?
-Se trata de leyes. Vinieron a meterse en lo nuestro, si nosotros hiciéramos lo mismo nos echarían para afuera, así de claro. No hay que tenerle miedo a la imagen internacional, sino a las mentiras, que son las que nos dañan.
Asuntos íntimos
-¿Qué le parece la telenovela Tentaciones?
-Es un atentado a los sentimientos religiosos del pueblo de México. Una telenovela anterior del mismo canal, Mirada de mujer, era contra la familia; o sea, van desmoronando los valores. Ni todos los matrimonios ni todos los sacerdotes son santos, pero no se vale ir contra la institución. Donde quiera hay faltas, pero no son para publicitarse ni hacerlas como si eso fuera toda la realidad.
-Los productores de la telenovela dicen que el Episcopado les concedió el beneficio de la duda. ¿Usted se los da?
-Lo que han pasado hasta el momento fue ofensivo. Si de aquí para adelante lo corrigen, pues el daño ya lo hicieron, de todas maneras.
-¿En el fondo, cuál es el problema?
-Que presentan la imagen del sacerdote de una manera muy incorrecta, como si todos fueran así. Digamos que de cada cien sacerdotes diez anden mal. ¿Se vale presentarlos como la imagen del total? Se está generalizando.
-El tema sigue siendo tabú.
-No, no, no. No hay ningún tabú ni nada, es la imagen. Hay médicos sinvergüenzas, ¿estaría bien denigrar a toda la medicina? Hay abogados sinvergüenzas, ¿hay que denigrarlos a todos? ¿O a los comunicadores por los que son mentirosos?
-¿No será que tienen miedo de tocar el tema del celibato?
-No, sí lo tocamos, pero no en una telenovela que sale sin criterio, (hecha) por gente ajena a la religión y que sin criterio sale al aire.
Beato a la vista
-A cinco años del asesinato de su antecesor. ¿Ve alguna señal de que el crimen se vaya a resolver?
-Más bien la actitud de las autoridades ha sido la de dar largas, dejar que pase el tiempo para que de alguna manera se olvide; repetir sin investigar la tesis aquella de la confusión, que a nadie convence, y así esperar que el tiempo mande el asunto al olvido.
-¿Cómo valora la actuación de los distintos encargados de las investigaciones?
-Ha sido la misma línea. Primero la tesis del fuego cruzado, que no pegó por las declaraciones del forense. Todos los que han estado en la Procuraduría General de la República han tenido la misma tesis, de no investigar en serio y formar castillos en el aire, sin entrevistar a las personas realmente cercanas a los hechos, testigos oculares a los hechos.
-Se ha llegado a plantear la hipótesis de que se quería golpear al entonces presidente Carlos Salinas en sus principales reformas. En este caso, el artículo 130 constitucional.
-La gente hace muchas hipótesis. Yo no he señalado a ninguna persona en concreto por que no me consta. Lo único que me consta es que lo mataron a propósito, fue un crimen intencional.
-¿Hubo un motivo político?
-Hasta donde sé, por pruebas y testimonios, el cardenal fue víctima de una celada que le tendieron en el aeropuerto, fue la primera víctima y luego los que estaban en torno a él.
-El Movimiento Testimonio y Esperanza propone beatificar al cardenal Posadas. ¿Le parece bien?
-La propuesta la hizo un grupo de jóvenes, tienen derecho a pedirlo. Dios dirá si se hace o no se hace. Como yo sé que lo mataron a propósito, siendo él arzobispo y cardenal, pienso que el móvil fue religioso. Habría que hacer una base, una sustentación para hacer una petición, pero no lo he pensado todavía. Me cayó bien la petición de los jóvenes porque es el sentir del pueblo, significa que lo estiman. Aquí se le recuerda bien.
El Vaticano, 20 de diciembre de 1997. Juan Sandoval Iñiguez lee en latín las conclusiones del Primer Sínodo de América. Durante tres horas y media, el jerarca mexicano atrae la atención de obispos, cardenales y miembros de la Curia Romana. Pero en especial del papa Juan Pablo II, quien lo observa complacido. La Arquidiócesis de Guadalajara, podía estar seguro Karol Wojtyla, ``siempre se ha mantenido apegada a los lineamientos del Papa''.
Con fama de ortodoxo, Sandoval es un abierto opositor de la teología de la liberación y un crítico permanente del obispo Samuel Ruiz. Algunos atribuyen esa característica a su formación y a su cercanía con el antiguo nuncio Jerónimo Prigione.
Otros, acaso más informados, refieren razones, digamos, más terrenales. Una hermana del cardenal Sandoval Iñiguez, que era monja en la diócesis de San Cristóbal de las Casas, decidió colgar los hábitos para casarse. En los corrillos del Episcopado se dice que Sandoval le echa la culpa a Samuel Ruiz y su diócesis ``liberal''.
Más. Como obispo de Ciudad Juárez, Sandoval tuvo que tratar con Comunidades Eclesiales de Base que se decían inspiradas en la obra de Samuel Ruiz. Las padeció como ninguno.
Nacido en 1933 en Yahualica, Jalisco, doctorado en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y arzobispo desde abril de 1994, en sustitución del asesinado Juan Jesús Posadas Ocampo, Sandoval se define a sí mismo: ``No soy el mejor ni el más inteligente, pero soy el que Dios quiso que fuera''.
Algunos de sus ex alumnos afirman que el cardenal es impaciente y que en ocasiones llega a ser intolerante con quienes no piensan igual que él. Aunque también, reconocen, es extremadamente amoroso con niños y ancianos.
``No tiene miedo a la muerte. A lo único que teme es al Papa'', dice Román Ramírez, ex seminarista y catedrático de la Universidad del Valle de Atemajac. ``Piensa igual que el Santo Padre pero no parece interesarle la política eclesiástica. Con todo y eso, es líder de cardenales''.
Ramírez recuerda que el cardenal ``dice que el progreso es un mito porque no hace más feliz al hombre''.
Uno de los proyectos de Sandoval es construir en Guadalajara un monumento en honor de los sacerdotes sacrificados en la Cristiada. Paradójicamente, se opone a que se instalen altares de muertos. ``Son cosas de indios cochinos'', llegó a decir a Ramírez en una ocasión.
Cuando se anunció que sustituiría a Posadas Ocampo, muchos sacerdotes protestaron. Tal vez con razón: desde las primeras semanas cambió a curas que tenían hasta 30 años en sus parroquias.
A los gobiernos de Flavio Romero de Velasco, Enrique Alvarez del Castillo y Guillermo Cosío Vidaurri los calificó como ``cleptocracias''. Pero nunca ha criticado al actual gobierno panista. Quizá porque considera que ``el PAN va avanzando donde la gente está más cultivada y piensa más'', como dijo al diario Público en septiembre de 1997. (Alberto Nájar).