El proceso de selección interna para elegir candidato a gobernador por el PRI, ha dejado una gran experiencia que se sintetiza en la necesidad de avanzar en la reglamentación de este tipo de elecciones si se quiere evitar una fractura irreversible entre sus militantes. ¿Qué hay que reglamentar? Todos los elementos que permitan una contienda en condiciones de equidad. Desde la convocatoria misma, integración de órganos electorales, fijación de topes de campaña, trans- parencia en los recursos gastados, requisitos para participar (sobre todo definir con qué antelación deben dejar sus puestos los funcionarios estatales y federales que deseen participar), duración de las campañas, participación en medios de comunicación masiva.
En general se trata de aspectos ya resueltos por las leyes electorales que rigen las contiendas a nivel federal. El PRI sólo debe retomarlas y aplicarlas en sus selecciones internas. Falta sin embargo resolver un aspecto importante de carácter ético-partidario y es evitar que la contienda se resuelva por la participación de un gran elector, en este proceso juega esta función el gobernador de la entidad. Para resolver este aspecto urge además de aplicar lo estipulado en el Cofipe, la participación de verdaderos árbitros con capacidad suficiente para nulificar este aspecto.
Pero mientras el PRI procesa las experiencias vividas y mejora las condiciones en que deben darse sus elecciones internas, los procesos en marcha continúan. En particular, en Tamaulipas se realiza en una forma totalmente inequitativa a favor de Tomás Yárrington, identificado por toda la entidad como el candidato del gobernador. En su campaña ha contado con el aparato gubernamental y con la estructura partidista. Incluso desde antes que el pro- ceso electoral interno iniciara formalmente hizo de su último puesto en el gabinete estatal, secretario de Hacienda, una plataforma de lanzamiento abierta, sin rubores, casi se puede decir en abierto desafío.
A lo largo de su campaña ha contado con toda la fuerza de la estructura partidista. Personajes identificados con la corriente del gobernador (a la cual pertenece Yárrington), controlan el máximo órgano electoral (Comisión Estatal). El secretario general de la misma, es cuñado del principal operador político del candidato del gobernador. Las irregularidades en que ha incurrido este órgano electoral son numerosas, como ejemplo se señala sólo una: las impugnaciones presentadas en esta instancia, sobre todo a cargo de los representantes del senador Marco Antonio Bernal, simplemente no se les ha dado trámite.
Todo el aparato gubernamental está haciendo política a favor de Tomás Yárrington. Las obras de gobierno se condicionan, los apoyos asistencialistas se otorgan a nombre del candidato del gobernador; a los líderes sociales se les trata de comprar con dinero y beneficios particulares. Cuando esta política de ``convencimiento'' fracasa, surge la amenaza de reaparecer viejas órdenes de aprehensión o de resucitar procesos judiciales ya olvidados.
Como si no bastara con lo anterior, el gobernador mismo se ha convertido en el principal operador político de su delfín. Las entregas de apoyo al campo, de despensas, de regularización de terrenos, se han convertido en el pretexto para apoyar a su candidato. Su estrategia es simple y burda, en donde Marco Antonio Bernal tiene éxito en su campaña, buenos actos o alianzas importantes, dos o tres días después aparece el gobernador, llama a los líderes locales y los ``invita'' a sumarse a la campaña de Yárrington. En sus discursos abiertamente critica a Bernal, como ejemplo está el que pronunció el 11 de mayo en el municipio de Villagrán. Lo que llama la atención, escandaliza y lastima a los tamaulipecos es que el gobernador realice todo el trabajo en forma abierta, sin rubores, sin precaución, se podría decir hasta en forma provocadora.
En Tamaulipas, la corriente política que encabeza el gobernador le ha dado a Marco Antonio Bernal trato de oposición. Pero en el pecado lleva la penitencia, alrededor de la candidatura de Bernal se han agrupado todas las corrientes que fueron lastimadas por el actual gobierno, también quienes desean una oportunidad de participar en política y en general todos los que apuestan por un cambio en la entidad.