Hoy, referéndum sobre el acuerdo de paz en el Ulster
Jim Cason, enviado, Belfast, 21 mayo Ť Promotores del acuerdo de paz para el Ulster dijeron hoy que después de una semana de noticias deprimentes, su campaña finalmente muestra una tendencia positiva, y anticiparon que será abrumador el voto por el sí al histórico acuerdo alcanzado el mes pasado entre Gran Bretaña e Irlanda, en el referéndum de este viernes.
No obstante, con un gran número de votantes protestantes aún indecisos, el primer ministro británico Tony Blair decidió dedicarse a un segundo día de campaña aquí, con eventos cuidadosamente diseñados en hospitales, bases militares y distritos empresariales.
``Aquellos que usen o amenacen la violencia serán excluidos del gobierno de Irlanda del Norte'' reiteró Blair, en un mensaje dirigido a los protestantes que aún temen que el acuerdo sólo resultará en ceder el poder al odiado Ejército Republicano Irlandés (ERI).
Pero Mitchell McLaughlin, un líder de Sinn Fein, brazo político del grupo armado, advirtió que en ninguna parte del acuerdo se establece que el ERI tiene que entregar sus armas antes de que su partido ingrese al gobierno.
A unas horas de que abran las casillas, los dos grupos en esta contienda declaraban su triunfo.
El líder del Partido Unionista del Ulster, David Trimble, cuya base protestante está profundamente dividida sobre el asunto, pronosticó que el acuerdo recibiría el apoyo de 70 por ciento de la población.
Pero opositores al acuerdo dijeron que encuestas secretas del gobierno registraban que los indecisos en el sector protestante votará en gran medida por el no.
Encuestas públicas de último momento sugieren que el acuerdo será aprobado en el referéndum --al que están convocados 3.9 millones de electores en el Ulster e Irlanda-- sobre la base de que una mayoría del pueblo de Irlanda del Norte cree que ofrece, por lo menos, una oportunidad para lograr la paz.
Sin embargo, no hay consenso sobre si el acuerdo podrá marcar el fin de siglos de conflicto político en la isla.
Los promotores del no en el referéndum abuchearon hoy a Blair cuando visitó un hospital, y le gritaron ``regrésate a Inglaterra, aquí no se te quiere''.
El reverendo Ian Paisley, de la línea dura opuesta al acuerdo, calificó las promesas de Blair como ``mentiras'', y anticipó que la comunidad protestante de estas tierras rechazará el acuerdo.
La campaña por el no recibió más apoyo formal cuando la Orden de Orange, la organización protestante que dice contar con 100 mil miembros, anunció hoy su oposición al acuerdo.
La maquinaria de propaganda utilizó los cielos, y la campaña por el no contrató este jueves a una avioneta que exhibió una enorme manta que decía ``vote no'', pero horas después hubo una respuesta: otra avioneta volaba con una manta que decía ``vote sí''.
Esta noche, ambas campañas proselitistas para el decisivo referéndum distribuyeron decenas de miles de volantes a sus bases, y finalizaron preparativos a fin de que sus voluntarios estén listos para observar las urnas.
Pero como dijo un promotor del acuerdo, el margen de victoria será decidido por los votantes que aún no han expresado su preferencia.
``Esa decisión probablemente no la tomarán sino hasta que entren a las casillas electorales, y probablemente la tomarán sobre la base de sus emociones y no sobre los hechos'', agregó.
Jim Cason, enviado, Belfast, 21 mayo Ť Al llegar a West Belfast lo primero que se observa es un muro gigantesco, de siete metros de concreto coronado por tres metros más de alambre de púas, ``la división entre protestantes y católicos'', nos explica un residente.
En la parte católica de West Belfast hay edificios quemados, casitas de ladrillo y, por todas partes, soldados en camuflaje provisto con armas automáticas.
Land rovers blindados y artillados pasan por las calles, obligando a los automovilistas a subirse a las banquetas para no ser golpeados; es la ocupación de Belfast.
Des Wilson, un cura católico, ha trabajado en Ballymurphy durante los últimos 30 años y ha sido testigo de varios acuerdos de paz perdidos.
``Ha habido una nueva iniciativa cada dos años y medio --comentó el religioso de 70 años, en entrevista con La Jornada--. ``Yo creo que lo están sobreestimando, no aborda el problema real, que el gobierno británico rehúsa otorgar la democracia''.
Señala la zona alrededor del Centro Comunitario Stonehill, donde vive y trabaja, e indica que ``sólo 2.5 por ciento del dinero de desarrollo se gasta en estas áreas''.
``Tenemos una situación en la que el empleo siempre es discriminatorio. Si uno es católico, es dos y media veces más probable que uno esté desempleado que un protestante'', precisó, y resaltó que que el gobierno británico ofreció empleos en el sector público como favores políticos para los trabajadores protestantes, mientras los negaba a los trabajadores católicos.
Wilson cree que el gobierno británico aseguró deliberadamente la falta de igualdad en el Ulster: ``Esa fue toda la estrategia. La gente quería integrarse, vivir juntos, efectuar matrimonios mixtos, pero los británicos lo impidieron'', una estrategia clásica de dividir para gobernar.
Teólogo de la liberación
Fue en los años 60 cuando llegó a esta parroquia para trabajar, que el cura Wilson asumió que tenía que tomar una posición.
Inspirado por los teólogos de la liberación latinoamericanos y los hermanos pacifistas Berrigan de Estados Unidos, Wilson ha trabajado para consolidar y defen- der esta comunidad.
El Centro Stonehill es un lugar de reuniones de la comunidad, y también ofrece alfabetización y capacitación a los residentes para tener mejores posibilidades de obtener empleos.
Wilson dice que la mayoría con quien ha platicado en esta zona no tiene mucha confianza en que el acuerdo de paz sobre el Ulster, alcanzado el mes pasado entre Gran Bretaña e Irlanda y que se someterá a referéndum, resultará en algún cambio.
``Mucha gente podría mantenerse fuera de las casillas mañana'', dijo.
Pero Wilson agrega que lo que más teme es la presión sobre el Ejército Republicano Irlandés para entregar sus armas.
``Mire, el hecho es que durante los últimos cien años se ha dado una insurrección anticatólica cada 12 años --afirma--. Fue, y es, un peligro real''.
Bandas protestantes, frecuentemente apoyadas por tropas británicas o de la policía del Ulster han quemado zonas de esta comunidad en más que una ocasión y al menos 60 personas han sido asesinadas en esta zona en los últimos 20 años.
``Si se produce el decomiso (de armas) nuestras casas serán quemadas otra vez... He olido, con frecuencia, casas quemadas por este lugar. No hay forma de olvidar el olor de casas ardiendo'', concluye Wilson.
Jim Cason, enviado, Belfast, 21 mayo Ť Gerard Rice está preocupado al llegar al hotel ya que un desconocido se dirige hacia él, y de inmediato pone su coche en reversa para tratar de alejarse.
Tras asegurarse que quien lo busca es un reportero, el ex miembro del Ejército Republicano Irlandés (ERI), quien pasó cuatro años en la cárcel, detiene el auto.
``Tengo que tener cuidado cuando manejo por el centro de la ciudad'', explica.
Camino a sus oficinas de la Organización de Ciudadanos Interesados de Lower Ormeau Road, Rice dice que unas 55 personas de esa comunidad, de mil 200 habitantes, fueron muertos en asesinatos políticos en los últimos 30 años.
``Eso es, 55 asesinados sólo porque eran militantes católicos. Ni uno sólo era republicano --precisa, al emplear la palabra que describe a integrantes militares del ERI--. No es que los republicanos sean tan buenos para evadir la muerte, sino que los asesinos nunca intentaron encontrar republicanos, fueron matanzas al azar''.
Poco después, frente al centro comunitario para jóvenes donde trabaja, Rice señala al otro lado de la calle y relata como vio uno de estos asesinatos.
Un hombre rubio caminaba, y ``un Toyota verde se emparejo, el hombre inclinó su cabeza como si alguien le hubiera preguntado la hora y al agacharse, un tipo en el asiento trasero del coche le puso una pistola en la cabeza y disparó... Ese tipo no vivía aquí, estaba caminando por aquí y, sólo por eso fue un objetivo''.
Lower Ormeau Road es una pequeña comunidad de católicos que vive en una zona rodeada, por tres lados, por colonias protestantes; aunque Rice creció aquí, esta parte fue mayoritariamente protestante hasta que la mayoría de sus residentes se mudó a un nuevo complejo de vivienda.
``Por alguna razón, los católicos nunca obtuvieron una parte de la nueva vivienda, todos fueron abandonados aquí, en donde algunas de las casas aún carecen de plomería interna'', precisa.
Por su proximidad, esta zona se ha convertido en terreno de cacería para los paramilitares protestantes, y en casi cada comercio o casa hay un relato de violencia.
Rice señala un negocio de apuestas, al que llegaron dos jóvenes y mataron a cinco, o el pub cercano, donde seis más fueron asesinados un año después.
El propio Rice se cuida en donde está parado, siempre vigilando la calle. Este enviado le pregunta si no es mejor entrar. ``No, no, ahora está bien'', responde.
Rice dice que su mayor preocupación ahora no son las balas, sino las drogas.
La comunidad universitaria vecina tiene muchos problemas de heroína y cocaína, y aunque su propia comunidad no tiene por el momento este tipo de problemas, Rice cree que eso cambiará en cualquier momento.
Lo que Rice aún no tiene claro es cómo los miembros de su comunidad, después de 30 años de represión policial, aprenderán a confiar en esa fuerza para asuntos como el de las drogas.
``Tenemos que buscar alguna forma para reconstruir la policía, de integrar nociones de policía comunitaria''.
El Sinn Fein, el ala política del ERI, ya está proponiendo modelos para una nueva fuerza policiaca.